sábado, 25 de abril de 2009

LOS ORÍGENES DE LA PASCUA

LOS ORÍGENES “BÍBLICOS” DE LA PASCUA
Los estudiosos han conjeturado durante bastante tiempo que hay aspectos de la Pascua Judía que derivan últimamente de un rito o festival pastoril de primavera. Todavía son representativos los comentarios de Roland de Vaux:

“La Pascua era el sacrificio de primavera de un animal joven en orden a asegurar la fecundidad y la prosperidad del rebaño.. Puede haber sido una fiesta celebrada cuando las tribus dejaban el campamento antes de partir hacia los pastos primaverales…. Era, de manera más general, una ofrenda en beneficio del rebaño, igual que la antigua fiesta Árabe que caía en el mes de Rajab, el primer mes de primavera.”

Las comparaciones más comunes con la Pascua Israelita son, como indican los comentarios de “de Vaux” indican, prácticas antiguas Árabes o Beduinas, como la “fidya”, con su sacrificio ritual y ritos de sangre apotropaicos (W.H.C. Propp 1998). Estas comparaciones son importantes para situar las prácticas Israelitas dentro de su amplio contexto cultural y antropológico (D. Bergant 1994). Aunque no dan cuenta de otros elementos centrales a la Pascua, como el despojo de los deudores o la liberación de esclavos. Así que, en lugar de buscar fuera del antiguo Israel estas fiestas pastoriles propuestas como hipótesis por los escolares, sugiero que ya están en el texto Bíblico. El número de elementos comunes entre la Pascua, por un lado, y el esquileo de las ovejas Israelita, por otro, hace de este el mejor candidato para el festival de los pastores contribuyendo a las prácticas pascuales.

LOS RITOS DEL ESQUILEO Y PASTOREO EN LA ANTIGÜEDAD
Cuando uno considera la importancia de los rebaños para las sociedades antiguas (y modernas), no hay por qué sorprenderse cuando uno encuentra rituales relacionados con una producción y re-producción exitosa. Junto con la producción de leche y carne, los rebaños también producen “lana” para ser usada como vestidos y en los intercambios comerciales. Como resultado de esto, no sólo las ovejas en general, sino el esquileo en particular ocupan un lugar prominente en las vidas y literaturas de los antiguos pueblos. En Ugarit, por ejemplo, los esquiladores son mencionados varias veces in listas de provisiones, y una comparación de sus sueldos indica que eran bastante importantes en la corte real. Igualmente, en Babilonia, los esquiladores son incluidos en la paga real y se hace incluso referencia a un esquileo patrocinado por la casa real. Hesiodo (siglos VIII-VII a.C.), en su “Los Trabajos y los Días” discute los días en los que son más favorables para esquilar el rebaño de uno (Hesiodo, Los Trabajos y los Días”), y Varro (116-27 a.C.) en su “Rerum Rusticarum” señala que dado que las ovejas no sólo son esquiladas sino que nacen también en primavera, ofrendas de leche y carne son presentadas a Rumina, diosa de las madres que crían hijos, durante esta estación. Cuando uno añade a todas estas referencias las numerosas cuentas de lana en los registros económicos a lo largo del Cercano Oriente y todo el Mediterráneo, se hace aparente la importancia del esquileo para todas las culturas de esta área. Incluso en Mesopotamia los catálogos de lana eran recopilados durante el festival primaveral de Akitu, y las tablillas de Knossos también contienen registros de esquileo en primavera. Aunque algunas sociedades han añadido un esquileo en otoño, usualmente por razones económicas, los principales esquileos en las principales comunidades pastoriles en Kuwait, Arabia Saudita, Turquía, Irak, e Israel tiene lugar en primavera.

Otra consecuencia de la centralidad de los rebaños para las antiguas sociedades es que muchas culturas celebraban los festivales pastoriles en primavera. Esos festivales, aunque diferían en detalle, comúnmente incluían rituales para obtener el favor divino en orden a asegurar la fertilidad y el bienestar del rebaño. Estas prácticas involucraban la muerte ritual de un miembro del rebaño, la aplicación de su sangre a animales (individuos o domicilios), y oraciones para obtener la protección divina. Otros aspectos de la celebración incluían una fiesta, embriaguez, dramas rituales enfatizando los modos de reproducción, y danzas extáticas a cargo de los participantes cubiertos de pieles de cabra. Esos ritos eran precedidos por las Antestería, donde Dionisos y la esposa del rey contraían matrimonio ceremonialmente, se intercambiaban regalos, se entretenía a los esclavos, y se liberaba a los prisioneros. La Lupercalia Romana incluía de manera similar ofrendas de animales y pasteles sagrados, fiesta, embriaguez, y una carrera ritual entre dos jóvenes que llevaban puesta la piel de las cabras sacrificadas manchando a la gente con su sangre, y golpeando con tiras de piel de cabra a los espectadores en orden a promover la fertilidad. Aspectos de estos rituales sobreviven hasta hoy. El festival Búlgaro de Koukeri, por ejemplo, que la mayoría de los estudiosos relacionan con los rituales de Dionisos originados en Tracia, está caracterizada por una fiesta, bebida en exceso, inversión social, casamientos fingidos, y danzas rituales a cargo de participantes enmascarados adornados con pieles de animales o disfraces (S. Severniak 1976). También es una costumbre primaveral el dar “martenitzas” (borlas de lana con forma de pastor) a los amigos y vecinos.

Muy cerca de Israel, Segal nos ofrece un sumario de datos comparativos modernos:

“Algunas de las prácticas durante el equinoccio y el solsticio que son observadas en la Palestina moderna y paises vecinos pueden bien ser sobrevivientes de practicas muy antiguas…. Entre estas está la ceremonia Palestina de sacrificar un animal el 1 de Marzo y señalar con su sangre los portales de las casas, esparcirla sobre los niños, y los caballos. La misma ceremonia es realizada en otoño en el Líbano. En el Norte de Africa y en Siria se suele ir a los campos durante el equinoccio de primavera. Durante el festival de primavera en Nebi Musa en Palestina el peregrinaje al santuario es acompañado por sacrificios, procesiones, danzas, y música, se visten nuevas ropas, y se intercambian regalos; el festival dura siete días. (Segal 1963).

EL ESQUILEO EN LA BIBLIA
El esquileo tiene lugar cuatro veces en la narrativa Bíblica: dos en Génesis y otras dos en Samuel. Dado que el material de Samuel ofrece la información más detallada referente a esta práctica en el antiguo Israel, por ahí comenzaremos.

El esquileo en Samuel
David y Nabal, 1 Samuel 25
La mayoría de los estudiosos están de acuerdo que 1 Samuel 25 forma parte de una apologética más amplia concernida con la explicación de muchos eventos fortuitos que ocurren durante la subida al poder de David (B. Halpern: Los demonios secretos de David: Mesías, Criminal, Traidor, Rey (Eerdmans, 2001). Esta narrativa está en particular interesada en explicar como David pasó de suplicante a suplantador de la considerable riqueza y propiedad de Nabal. J. Levenson también ha sugerido que Nabal era el “ros bêt ´ab” o “nasi” del clan Calebita y que David adquirió esta posición a la muerte de Nabal y su casamiento con Abigail (J.D. Levenson, 1978). Todo el contexto de este relato tiene como fondo el esquileo, lo que nos ofrece un vistazo único de lo que era este evento.

Como observación inicial que corresponde al material comparativo, Nabal había contratado esquiladores para su esquileo. Como bien le dice David cuando le pide víveres: “He oído que has contratado esquiladores” (v.7). También perteneciente a los datos comparativos, el esquileo de Nabal incluye una comida y fiesta. De hecho, la mera presencia de los esquiladores hace que David deduzca que después del esquileo seguirá una fiesta. Como bien dice vía sus mensajeros, “Que hallen, pues, gracia a tus ojos estos mozos, ya que han llegado en día venturoso. Da, pues, a tus siervos ya tu hijo lo que tengas a mano” (v.8). Lo que Nabal tiene “a mano” es un considerable banquete.

Por ejemplo, cuando Abigail oye que sus esposo ha negado la petición de comida de David se procura una buena cantidad de comida del menú para la fiesta que incluía “doscientos panes, dos odres de vino, cinco carneros ya compuestos, cinco medidas de trigo tostado, cien atados de uvas pasas y doscientas masas de higos secos” (v18). Que toda esta comida era para la fiesta de Nabal queda indicado por su naturaleza perecedera, incluyendo, hay que señalar, “cinco carneros ya compuestos”. A su regreso, después de haber aplacado la ira de David, encuentra a su marido en plena fiesta “como la fiesta de un rey” (v36). Aunque la mayoría de los traductores presentan esta frase figurativamente (i.e., “como la fiesta de un rey”, es muy probable que el autor la entendía literalmente. De hecho la casa real celebraba una fiesta del esquileo que más adelante veremos. Incluso, si fuera figurativa, los excesos de Nabal en su esquileo son subrayados mediante su condición durante la fiesta. Como bien dice el narrador, “y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio” (v36b). Aunque uno pueda ser tentado en atribuir la condición de Nabal a la beajeza de su carácter, la embriaguez era una parte asumida de estos eventos.

Una indicación final sobre el significado del esquileo en el antiguo Israel es la descripción que David hace de la fiesta de Nabal como “día festivo” o (literalmente, “día bueno”). Aunque las connotaciones exactas de esta frase son inciertas para este periodo del lenguaje Hebreo, denotaban eventualmente una fiesta o festival oficial. Ester 9:19 afirma que “el catorce del mes de Adar es día de alegría y de banquete, un día de regocijo” dándole la razón de ser al festival de los Purim. Consecuentemente, Rashi interpretó la “fiesta” del esquileo de Nabal como el festival del Año Nuevo en primavera, presentando la petición de comida a cargo de David como parte de su propia preparación para este evento: “Es Año Nuevo y necesitamos la comida para celebrarlo”. A. Caquot y P. De Robert, comentan el saludo de David a Nabal (la paz sea contigo, con tu casa, y con todo lo que posees, lo que ha sido entendido como reflejando las realidades del Año Nuevo). G.R.H. Wright parece correcto en su evaluación del significado del esquileo para las sociedades antiguas:

“Como es más o menos universal en una economía rural el esquileo de las ovejas era la ocasión de rigor para pasárselo bien, toda una fiesta con mucha hilaridad. Además, tenía lugar aproximadamente en Marzo/Abril más o menos cuando tenía lugar el equinoccio de primavera, generalmente la coyuntura para calcular el Año Nuevo. Por consiguiente, a pesar del hecho que los antiguos registros dan poca información, los historiadores siempre enfatizan la importancia religiosa de este festival”.

David y Absalón, 2 Samuel 13:23-29
Similar a 1 Samuel 25, 2 Samuel 13 contribuye al drama global que rodea la subida al trono de Israel y su mantenimiento –sólo que en esta particular escena los hijos de David toman el centro del escenario. El capítulo comienza con el secuestro a cargo de Amnón de su hermanastra Tamar y termina con Absalón asesinando a su hermanastro, Amnón como pago. Dado que este evento tienen lugar durante el esquileo, habría que echar un vistazo a la venganza de Absalón.

Hay que observar en primer lugar que la fiesta de Absalón, como la de Nabal, hacía necesario contratar a esquiladores profesionales. Como bien informa Absalón cuando pide la asistencia de su padre, “tu siervo tiene ahora esquiladores” (v.24). La invitación de Absalón señala otro paralelo con el esquileo de Nabal: ambos son asuntos reales. La fiesta de Nabal es “como la fiesta de un rey” y el esquileo de Absalón justifica la presencia del rey. Aunque David termina rechazando la invitación de Abaslón, esto no se debe a la insignificancia del esquileo. Al contrario, como David dice a Absalón, “No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos” (v.25). En realidad, la negativa de David parece estar motivada por su sospecha de Absalón al quererlo hacer participar en esta festiva y, por ello, vulnerable ocasión. Como bien observa MacCarter, “No podemos estar seguros que la cortés y negativa respuesta sea preventiva, pero es muy probable que David ya sospechara de las ambiciones de Absalón y le temiese por ello.

Las observaciones de McCarter ponen de relieve otro paralelo entre el esquileo de Absalón y el de Nabal: ambos son asuntos estridentes, caracterizados por el festejo, la celebración y el liberal consumo de alcohol. Además, el plan de venganza de Absalón contra su hermano depende de la completa participación de Amnón en este último aspecto de las festividades. Como bien dice Absalón a sus asociados cuando planeaba el asesinato de su hermano: “Os ruego que miréis cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino; y al decir yo: Herid a Amnón, entonces matadle” (v.28).

El plan de Absalón y la eventual desaparición de Amnón señalan a una conexión final entre las fiestas de Absalón y Nabal: ambas terminan en la muerte de uno de los participantes borrachos cuya caída allana el camino para el ascenso de otro al poder. En el caso de Nabal, David adquiere una significativa propiedad y riqueza cerca de su eventual y primera capital, Habrón. En el caso de la muerte de Amnón, Absalón viene a ser el siguiente en línea para heredar el trono de su padre.

El esquileo en Génesis
Jacob y Labán, Génesis 31
Génesis 31 relata la historia de la huída de Jacob de Padán Aram después de servir a su suegro durante 20 años. Aunque la narrativa ofrece poca descripción del esquileo, sí lo hace si se realiza un examen más riguroso ofreciendo información importante acerca de las actividades implicadas en este evento.

Primero, la decisión de escapar de Jacob durante el esquileo tiene sentido en vista a las observaciones hechas arriba acerca de las distracciones que tenían lugar durante esta celebración. Como mínimo, se puede comprender que Laban y sus hijos estaban muy atareados supervisando el esquileo como para darse cuenta del escape de Jacob. Además, uno se puede imaginar que en adición del negocio entre manos, estos estaban festejando.

Segundo, el momento del escape de Jacob está escogido a propósito si, como indican los datos comparativos, si esta estación hubiera conocido asociaciones con la liberación o escape de esclavos. Ciertamente, la propia liberación de Israel esta conectada con esta estación y la liberación de esclavos o, en su forma más suave, el nivelado social eran comunes prácticas durante ciertos festivales, particularmente en primavera (Segal, “La Pascua”, 119-20). Otra sugerencia de que esta asociación puede haber existido en el antiguo Israel es que la huida de Jacob de Laban está descrita de manera que refleja la huida de Israel de Egipto, incluyendo: ambas emancipaciones son efectuadas por Dios debido que ha visto las aflicciones de su pueblo (Gen. 31:42; Exodo 3:7); ambos, Laban y el Faraón son informados de la huida, reúnen refuerzos y los persiguen, y los alcanzan cerca de un río o lugar montañoso (Gen. 31:22-23, Exod. 14:5-9); tanto Jacob como Israle realizan su huida durante el comienzo de la primavera (Gen. 31:19; Exod. 13:4); y ambos abandonan su experiencia de servidumbre con considerable riqueza (Gen. 31:42; Exod. 3:21b), (D. Daube, “El patrón del Éxodo en la Biblia”, 1963). Además, esta última observación resalta otro paralelo entre estas: tanto Jacob como Israel, ambos saquearon a sus deudores. Este motivo es evidente por sí mismo en el relato del Éxodo, donde se informa de las muchas pertenencias que adquirieron los Israelitas de los Egipcios en su huída. En el caso de Jacob, sin embargo, este motivo es más sutil aunque no menos central en la narrativa. Siguiendo inmediatamente la información que “Laban fue a esquilar sus ovejas”, se nos informa “y Raquel robó los terafines de su padre y Jacob robó el corazón de Laban el Arameo al no decirle que se marchaba” (vv. 19b-20). De particular interés es la noticia del “robo” de Jacob, que lo deja a uno perplejo dado que está bien elaborada en su dicción y es inexacta en sus descripción (Jacob es presentado como plenamente justificado a la hora de abandonar con su familia y ganado después de 20 años de servicio). Se podría sugerir, aunque como mera conjetura, que la repetida referencia a Jacob “robando el corazón de Labán”, más allá del posible juego de palabras, se funda en una conocida conexión entre esta estación y el ajuste de antiguas cuentas, particularmente saqueando al deudor. Después de todo, estas prácticas están bien atestiguadas en los festivales primaverales a lo largo del antiguo y nuevo mundo. Es más, las cuatro narrativas bíblicas referentes al esquileo contienen el motivo del ajuste de cuentas respecto a ofensas pasadas através de saqueo. En vista de esta evidencia, Propp señala el saqueo en el contexto del relato del éxodo:

“el tema del saqueo de Egipto puede haber surgido de acuerdo a una práctica estacional. El Éxodo relata acerca de niños preguntantdo, “por qué sacrificamos un cordero/comemos pan sin levadura y consagramos los primogénitos entre los animales? (Ex. 12:26;13:14;). Quizás el saqueo de Egipto, también, es etiológico. Cerca de los equinoccios, muchas culturas observan las fiestas de carnaval con especial atracción para los jóvenes. Ejemplos en el Judaísmo serían los Purim en primavera y “Simhat tôrá” en otoño. En adición, entre las costumbres populares en la Pascua una es el “robo” a cargo de los niños de una pieza de “massâ”, el “Afikoman (del Griego “epikomen o epikomion”), para el rescate. Posiblemente, la ceremonia pascual Israelita ya poseía un aspecto de carnaval”.

Como observación final, la experiencia de Jacob con Laban, más allá de sus tonos pascuales, comparte varios paralelos con la experiencia de David con Nabal. Por ejemplo, tanto Laban como Nabal son descritos como prósperos aunque parsimoniosos poseedores de ganado. (El hecho que los nombres de Laban y Nabal son lo inverso uno del otro lo consideraban muy significativo los rabinos --Yalkut Shimoni, Samuel I, 134--. En adición, tanto Jacob como David sienten que les ha sido negado la paga debida por guardar el ganado de otro. Ambos, Jacob y David buscan recompensa por sus servicios durante el tiempo del esquileo. Finalmente, y quizás lo más interesante en lo que se refiere a los ritos de primavera, ambas narrativas hacen referencia a sirvientes escapando de sus amos. El escape de Jacob de Labán durante el esquileo es suficientemente aparente. En el caso de David, sin embargo, la referencia al escape de esclavos no deriva de la acción en narrativa sino de su diálogo. Como justificación para rechazar la petición de comida de David, Nabal dice, “Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores” (1 Sam. 25:10). Mientras que es posible que las palabras de Nabal solo sean una valoración general de los tiempos o, quizás, un sutil rechazo de la conducta de David hacia Saúl, la aparente ampliamente extendida naturaleza de esta ruptura (“cada siervo de la presencia de su amo”), cuando es combinada con las acciones de Jacob durante esta estación, deja abierta la posibilidad que el esquileo tenía asociaciones con la liberación de esclavos o su escape en el antiguo Israel. Vamos a considerar el potencial significado de estas observaciones en el siguiente apartado.

Judá y Tamar, Génesis 38
La historia de Judá y Tamar ha generado considerable discusión entre los escolares, no sólo porque es un elemento provocativo sino también porque su poco elegante situación en el ciclo de José, el curso del cual parece interrumpir. R. E. Friedman ha hecho una contribución importante a este respecto, señalando que Génesis 38 juega un papel integral en el desarrollo del tema del “engaño por el engaño” que corre a lo largo de las narrativas Patriarcales y encuentra su desenlace en José, que cierra el ciclo eligiendo perdonar los errores contra él cometidos. Génesis 38 también juega un papel importante en el desarrollo de la narrativa del esquileo, especialmente cuando se relaciona con el surgimiento de la dinastía de David.

Después de llorar la muerte de su esposa, Batsúa, Judá se marcha a Timnat, donde, de acuerdo con la costumbre señalada, contrata esquiladores profesionales (v.12). De camino al esquileo, Judá emplea los servicios de otra profesional cuando encuentra y tiene relaciones con una prostituta (vv.15-16). Cuando Judá envía el importe de dichos servicios a través de su amigo, Hira el aduladita, éste es incapaz de encontrar a la prostituta y Judá se siente contento al poder dejar el tema como estaba, a pesar de la pérdida de su depósito (sello, cordón, y báculo). Meses más tarde Judá es informado que su nuera había “fornicado” y está embarazada. Dado que estaba prometida en casamiento a su hijo Sela, Judá la condena a muerte. En su camino a ser ejecutada, Tamar envía un mensaje a Judá pidiéndole identifique los objetos pertenecientes a la persona de quién está en cinta: El sello de Judá, el cordón, y el báculo. Dándose cuenta de su propia culpa en el asunto, especialmente, al retener a su hijo más joven, Judá dice, ”Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo” (v.26).

La inesperada estratagema de Tamar para asegurarse su legítima progenie y, quizás más perplejamente, la desinhibida propuesta de Judá a una prostituta ha ocasionado considerable discusión. Después de todo, qué fue lo que llevó a Tamar a creer que su suegro requeriría los servicios de una prostituta, y por qué no dudaría Judá en hacerlo? Se podría sugerir que la respuesta a estas cuestiones puede ser encontrada en la noticia que Judá iba de camino al “esquileo de sus ovejas” (v.13). Como ya se ha señalado, los rituales previstos para procurar o celebrar la fertilidad del ganado y los campos, incluyendo la promiscuidad o, en algunos casos, actos procreativos ritualizados, son comunes a muchos festivales de primavera. Aunque la evidencia de una amplia prostitución cultual en conexión con los antiguos ritos de fertilidad ha sido exagerada, que Tamar, en cuanto supo que su suegro iba a esquilar sus ovejas, se puso inmediatamente el atuendo de una prostituta y se posicionó en el camino por el que pasaría su suegro, es, al menos, sugestivo (van der Toorn, 1989). O sea, el plan promiscuo de Tamar y la disponibilidad de Judá para participar en este podría muy bien reflejar prácticas de las que se conocía su existencia durante esta estación –si no en la actualidad, al menos por reputación o en la memoria colectiva. (Oseas 4:13-14; M.M. Homan -–el fondo astronómico y agrícola de los matrimonios sagrados Sumerios y Génesis 38).

Como observación final, Friedman y otros ha señalado muchos paralelos que existen entre Judá, por un lado, y David, por el otro. Por ejemplo, así como Judá se desplaza hacia la región de Adulam (Gen. 38:1), se hace amigo de un Cananeo llamado Hiram (Gen. 38:1), y se casa con una mujer llamada Batsua (Gen. 38:2), así David reside entre los fuera de la ley de Adulam (1 Sam. 22:1), establece una alianza con el rey Cananeo, Hiram de Tiro (2 Sam. 5:11) y se casa con una mujer llamada Betsabé, llamada Betsua en (1 Cro. 3:5). Correspondiente a esto hay varios paralelos entre la nuera de Judá , Tamar, y la hija del rey de Judá, Tamar. Por ejemplo, el pago por las injusticias cometidas contra ambas se lleva a cabo durante el esquileo: Tamar seduce a Judá para obtener el derecho de su progenie, y Absalón invita a Amnón a sus esquileo para reparar la desgracia de su hermana (Gen. 38:12; 2 Sam. 13:23). Relacionado con este punto, ambas Tamar se ven involucradas en relaciones sexuales atípicas. : la primera con su suegro, la segunda con su hermanastro (El casamiento de David con Abigail también puede haber sido una unión sexual atípica, si, como algunos argumentan, ella era hermana de David (1 Cro. 2:16). Ver J.D. Levenson y B. Halpern, “La Importancia Política de los Matrimonios de David” (1980). Finalmente, y quizás lo más importante, el primogénito de la unión, durante el esquileo, entre Judá y Tamar es Perez, el antepasado epónimo del linaje de David. Además, la misma raíz verbal (paras) usada para describir la acción de Perez durante el nacimiento para obtener el derecho de señorear el clan real es usada también por David y Absalón durante su esquileo. David es acusado por Nabal de estar entre aquellos “paras” -–que huyen-- de sus dueños durante el esquileo (1 Sam. 25:10), y Absalón, dos veces “paras”, trata que David y Amnón asistan a su esquileo (2 Sam. 13:25,27).

La conexión entre el esquileo y la dinastía de David surge de eventos relacionados con la subida de David al trono y su mantenimiento (Geoghegan, “El esquileo Israelita” 61-62). Como consecuencia del jolgorio y vulnerabilidad que rodeaba el esquileo, David obtuvo posesión de grandes cantidades de terreno y ganado cerca de lo que vendría a ser su primera capital. (David puede haber llegado a ser el “nasi”
(príncipe) del clan Calebita durante este tiempo). Absalón, también, hizo un avance importante hacia el trono durante el esquileo usando su atmósfera festiva para eliminar al sucesor de su padre al trono y, si David hubiera estado presente, seguramente habría tomado el trono de un solo golpe. Estos eventos, igual que otros eventos de la vida de David, encontraron expresión en las vidas de los antepasados, como bien ha argumentado Friedman, como parte del mismo proyecto literario ---(por ejemplo, el rapto de la hija de Jacob, Dina (Gen. 34) comparte un número de paralelos lingüísticos y temáticos con el rapto de la hija de David, Tamar (2 Sam. 13). De manera similar, el cuarto hijo tanto de Jacob como de David, Judá (Gen. 49) y Salomón (1 Reyes 2), respectivamente heredan el derecho de gobernar sobre sus hermanos, que van siendo eliminados sea por hazañas sexuales mal aconsejadas (Rubén, por un lado, Amnón y Adonías, por el otro) o violencia (Simeón y Leví, por un lado, Absalón, por el otro). El primero, el de David y Nabal, influenciaron la re-formulación de la historia de Jacob y Labán, ambas recuentan el saqueo con la ayuda divina de los ricos pero rácanos poseedores de ganado cuyas deudas han de ser pagadas en el esquileo. Le evento posterior, el de Amnón y Tamar, encuentra expresión en la narrativa de Judá y Tamar, ambos involucran la vindicación de crímenes cometidos contra una mujer llamada Tamar y explican o ilustran la naturaleza “paras”-ea del clan Perezita en sus luchas para gobernar sobre sus hermanos.

El Esquileo y la Pascua
A la luz de la evidencia bíblica, el esquileo en el antiguo Israel era un tiempo de juerga (Nabal y Amnón, ambos se embriagan durante el esquileo), de engaño (Jacob “roba el corazón” de Labán huyendo durante el esquileo; Absalón engaña a Amnón para que asista a su esquileo) de promiscuidad (Judá tiene relaciones con una prostituta durante el esquileo), y de ajuste de cuentas, a menudo mediante el despojo (Jacob, Tamar, David, y Absalón todos obtienen el pago de antiguas deudas durante el esquileo). Todo lo dicho le da al esquileo Israelita una afinidad con muchos otros ritos y celebraciones de primavera antiguos y modernos. En vista de toda esta evidencia, cómo vamos a entender la relación entre la celebración del esquileo, por un lado, y la celebración de la Pascua, por el otro, siendo ambos ritos de primavera que comparten los mismos elementos, incluyendo el sacrificio y consumo de ovejas, el motivo de despojar al deudor, y quizás, una asociación de esclavos escapándose de sus amos? Hemos de imaginarnos que estos ritos primaverales coexistían, en cuyo caso su relación podría estar relacionada a la observación dentro de una cultura de, por así decirlo, festivales indígenas y festividades religiosas? Si así es, qué ocurrió entonces con los elementos más escandalosos del esquileo cuando adquirió dominio la Pascua en tanto que práctica nacional (quizás durante los reinados de Hezekias y Josías, o antes)? ---anterior a los esfuerzos de centralización de Hezekias y Josías, la Pascua era, como indica la evidencia bíblica, una práctica familiar o local. Dasaparecieron simplemente estos elementos y las características comunes tanto al esquileo como la Pascua? O es que los aspectos más licenciosos del esquileo se mantuvieron, encontrando expresión de otra manera?

Sobre esto, Segal sugiere que dado que varios rasgos comunes de la fiesta del Año Nuevo en el antiguo Oriente Medio están presentes en los festivales de la Pascua y Purim, estos pueden haberse originado en un festival de primavera Cananeo más antiguo. La descripción de Segal de las contribuciones de esta hipotética celebración a los orígenes de la Pascua (sacrificio de ovejas, despojar a otros, etc.) encaja bien con las observaciones aquí realizadas respecto al esquileo Israelita. En vista de la admisión de la Biblia de la negligencia en la celebración de la Pascua durante un largo periodo de tiempo durante la monarquía (2 Reyes 23:21-23; 2 Cro. 30:1-18), así como la evidencia bíblica que el esquileo era una celebración primaveral importante observada por la realeza y líderes de los clanes durante este mismo periodo, podría ser que el esquileo Israelita es la celebración pastoral puesta como hipótesis por los estudiosos lo que contribuyó a la práctica de la Pascua Israelita?

Dada la naturaleza de las fuentes, quizás nunca sepamos la respuesta a todo esto. Lo que sí es evidente de acuerdo con el texto bíblico es que el esquileo era un evento muy importante en el antiguo Israel, donde se sacrificaban ovejas y se bebía en exceso. Además, el esquileo era un tiempo para resolver antiguas cuentas. Por lo tanto, si no tenías cuidado podías verte engañado, desvalijado, o incluso muerto. Esta última observación pone de relieve lo que debería haber sido común conocimiento durante esta estación en Israel: aunque el esquileo era un tiempo en el que uno se dejaba crecer los cabellos, no era un tiempo para bajar la guardia.

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