UN MOVIMIENTO APOCALÍPTICO?
Los cuatro Apocalipsis de Enoch aquí tratados muestran continuidad literaria en la
reutilización de la leyenda del ascenso de Enoch y, en el Apocalipsis de las Semanas y el Apocalipsis Animal, la alusión a los Vigilantes. Es razonable suponer que hubo también
cierta continuidad histórica y social y preguntar si esos libros son producto
de un único movimiento o grupo.
Se puede encontrar
evidencia que la literatura de Enoch articula la ideología de un movimiento en
el Apocalipsis de las Semanas y en el Apocalipsis Animal. Ya se ha visto arriba que uno de
los focos principales del Apocalipsis de las Semanas es la emergencia de “los justos elegidos de la planta eterna de justicia”(1). El Apocalipsis es introducido (93:2) como “concerniendo
a los hijos de justicia y a los elegidos del mundo y a la planta de rectitud y
justicia”. La planta de justicia aparece en la tercera generación en los
descendientes de Abraham. Los “justos elegidos de la
planta eterna de justicia”, que es elegida en la séptima generación, es
pues un brote del pueblo de Abraham. A éste grupo especial de elegidos les será
dada “sabiduría y conocimiento por septuplicado”.
El movimiento no es completamente pietista, no obstante. Justifica
evidentemente el uso de la espada contra los malos: “Arrancarán
de raíz las causas de la violencia y los pecadores serán destruidos por la
espada” y, en la octava generación “los
pecadores serán entregados en las manos de los justos”. Estas
afirmaciones pueden ser leídas como mera expectativa en el futuro, dado que el
tiempo del autor está probablemente localizado en la séptima semana climática.
La ideología que reflejan es obviamente compatible con la revuelta de los
Macabeos.
Algunos otros
detalles en el Apocalipsis de las Semanas pueden ser indicativos de identidad
de grupo. A los “justos elegidos” les será dado
“conocimiento séptuple concerniente a toda su
creación” (93:10). Éstos poseen
cierta sabiduría especial. Después, al final de la octava semana “adquirirán casas debido a su rectitud”. Estos dos
puntos relacionan el Apocalipsis con la Epístola de Enoch. Donde se nos dice
que “las escrituras serán dadas a los justos y los
sabios” (104:12). Se puede inferir
que los “justos” son una clase escribal, y ésta
inferencia puede ser corroborada por la descripción de Enoch como “escriba de justicia” en el Libro
de los Vigilantes (12:4). La Epístola
se queja más de una vez de aquellos que “construyen
sus casas con el pecado” (94:7) o “que construyen su casa con el trabajo de los demás” (99:13) y consuelan a los justos con la esperanza
de una vida angélica después de la
muerte. El Apocalipsis ofrece cierta compensación material, dentro del contexto
de transformación cósmica(2). La Epístola
comparte el tono militante del Apocalipsis (95:3;
96:1; 98:12) aunque le falta la referencia a los “elegidos” como
designación de un grupo. Los justos aún han de testificar a los hijos de la
tierra acerca de la sabiduría en ellos (105:1).
No están, pues, apartados de la sociedad(3).
Parece haber cierta progresión entre la Epístola y el Apocalipsis de las
Semanas hacia una definición más clara como grupo, aunque la evidencia es muy
pobre.
Tanto la Epístola como el Apocalipsis
de las Semanas trazan profundos contrastes entre los justos y los malos.
Los pecadores en la Epístola son acusados de idolatría y opresión. Son una
clase de ricos, aunque la extensión de su papel en la sociedad Judía no está
claro. El Apocalipsis de las Semanas, en contraste, declara el periodo
pos-exílico como “una generación apóstata”. No hay mención a la reconstrucción
del templo hasta la semana octava en el periodo escatológico.
La emergencia de los
“justos elegidos” puede ser relacionada con los
“pequeños corderos” en el Apocalipsis Animal.
Aquí hay un claro apoyo a la revuelta Macabea, aunque no se dice que Judas sea
uno de los corderos, sino una de las ovejas. Se puede inferir de esto que no
formaba parte del movimiento original. El Apocalipsis
Animal también implica que los corderos tomaron las armas y fueron
derrotados (por los “cuervos”, 90:9) antes que surgiese Judas.
En éste Apocalipsis
los gobernantes extranjeros de Israel son primariamente enemigos. También hay
un aparente rechazo del culto del Segundo Templo en 89:73,
que debe ser modificado si el sumo sacerdote Onías III es visto como “uno de los corderos” en 90:8.
Ni el Libro de los Vigilantes ni el Libro Astronómico, que parece ser el texto Enóquico más antiguo,
atestiguan la identidad de ningún grupo en particular en su terminología. En 1 Enoch 10:16
la planta de justicia y verdad es aparentemente Israel, y no se nos habla de
ningún otro brote. La historia de los Vigilantes puede haber reflejado una
división dentro del pueblo, mediante la crítica del sacerdocio, aunque los
partidos no están claramente definidos. Se ha sugerido que el castigo de `Asha´el/Azazel en 1
Enoch 10 es una adaptación del ritual del chivo expiatorio en Levítico
16 y constituye un rechazo implícito del ritual de expiación oficial(4). En los fragmentos Arameos de Qumran, sin embargo,
el nombre del Vigilante es `Ash´el, no Azazel, y es pues dudoso si hay alguna alusión a Levítico 16(5).
Incluso si la asociación con Levítico 16 fuese establecida, el culto no
quedaría necesariamente devaluado. Al ritual del chivo expiatorio se le puede
simplemente otorgar un nuevo nivel de referencia.
El Libro Astronómico hace la usual distinción Enóquica
entre justos y pecadores en el capítulo 81.
El principal indicador de identidad de grupo en este escrito, no obstante, es
la defensa del calendario de 364 días. Esto ha
sido tomado a menudo como señal de origen sectario. Este tema está nublado, no
obstante, por un número de factores.
Primero, no hay
evidencia directa en lo que concierne a qué calendario estaba oficialmente en
uso en el Judaísmo en el tercer o comienzos del siglo segundo. Se asume
generalmente que el calendario luni-solar del Judaísmo
tardío era el que ya estaba en uso(6), aunque
algunos argumentan que el calendario solar era oficial, incluso ya en los
tiempos de Antíoco Epífanes(7). Esta última posición
está sujeta a algunas objeciones: Antíoco es conocido por haber interrumpido
las fiestas Judías, pero es dudoso si, debido a sus acciones, hubo un cambio en
el calendario que regulaba las fiestas tradicionales(8).
De todas maneras el hecho es que estamos mal informados acerca del calendario
en los tiempos anteriores a los Macabeos(9).
Segundo, el Libro Astronómico no polemiza contra un calendario
lunar o soli-lunar, sino sólo contra el calendario de 360 días, que nunca fue
oficial en el Judaísmo(10). A la luz de todo
esto, el Libro Astronómico no parece haber sido
generado por un conflicto con el templo de Jerusalem. Es difícil ver cómo los
autores de este libro podían funcionar en un templo regulado por un calendario
lunar. Este problema se podría evitar si el Libro
Astronómico hubiese sido compuesto en la Diáspora oriental, donde el uso
del templo no era un tema inmediato. El calendario de 364 días es explícito
sólo en el Libro Astronómico en el corpus
Enóquico, aunque el Libro de los Vigilantes
menciona los presagios de la luna entre las
malas enseñanzas de los Vigilantes (1 Enoch 8:3). El calendario solar no es
contradicho en los demás libros tempranos de Enoch y es probablemente
presupuesto, aunque falta la evidencia.
La evidencia interna
para un movimiento apocalíptico en 1 Enoch, pues, no es completa. Si hemos de
asumir que todas esas obras vienen de una tradición en curso (que es plausible
aunque no cierta), entonces tenemos un movimiento que tiene sus raíces en el
siglo tercero. En los escritos más tempranos, la identidad de grupo no es
prominente. Los autores eran presumiblemente escribas, como Enoch, que tenían
una misión hacia sus compañeros Judíos y la humanidad. Aunque su calendario
puede haber diferido del de el Templo de Jerusalem, no estaban involucrados en
polémicas explícitas contra la línea principal del Judaísmo. El Apocalipsis de las Semanas y el Apocalipsis Animal muestran una alta identidad de
grupo, que aparentemente refleja la emergencia reciente de la formación de un
grupo más fuerte. Son también más militantes y más directamente críticos del
templo y de los líderes Judíos. Es de interés que en esos Apocalipsis, escritos
en un tiempo de conflicto, los intereses cosmológicos del género apocalíptico
se desvanecen, y los intereses históricos pasan a estar en primera línea.
El movimiento o grupo
que está claramente atestiguado en el Apocalipsis de las Semanas y el Apocalipsis
Animal ha de ser relacionado con algunos desarrollos análogos en Jubileos y el Documento de Damasco (CD)(11). En Jubileos 23, después de un periodo de
sufrimiento a manos de los Gentiles, “en esos días
los niños comenzarán a examinar las leyes y a estudiar los mandamientos,
volviendo al camino de la justicia”(23:26).
La vida será transformada entonces, de manera que sus vidas estarán muy cerca
de mil años y “no habrá ningún Satán ni mal
destructor”. En este tiempo los siervos del Señor “se alzarán y verán gran paz y expulsarán a sus adversarios”.
Jubileos no usa ninguna designación de grupo
específica como “justos elegidos”. Se ha
sugerido una relación con grupos Enóquicos, sin embargo, por la defensa del
calendario solar que hace Jubileos, que en este caso está directamente opuesta
al sistema lunar (Jub. 6:32-38). Jubileos aún insiste en el uso del templo (La Pascua
ha de ser celebrada ahí, (49:16). No está
claro cómo se relaciona esto con el culto del templo en la época en que fue
escrito Jubileos.
La primera columna
del llamado Documento de Damasco (CD) también describe el surgimiento de un movimiento
y, como 1 Enoch, usa la metáfora “planta” para
describirlo:
“Porque cuando fueron infieles al abandonarlo,
él ocultó su rostro de Israel y de su santuario y los entregó a la espada. pero
cuando recordó la alianza de los primeros, preservó un resto para Israel y no
los entregó a la destrucción. Y al tiempo de la ira, a los trescientos noventa
años de haberlos entregado a manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, los
visitó e hizo brotar de Israel y de Aarón un retoño del plantío para poseer su
tierra y para engordar con los bienes de su suelo. Y ellos comprendieron su
iniquidad y supieron que eran hombres culpables; pero eran como ciegos y como
quienes a tientas buscan el camino durante veinte años. Y Dios consideró sus
obras porque le buscaban con corazón perfecto, y suscitó para ellos un Maestro
de Justicia para guiarlos en el camino de su corazón” (CD 1:3-11) (12)
El número de 390 años
es presumiblemente derivado de Ezequiel 4:5
y no puede ser tomado como exacto cronológicamente, sino que requiere un lapso
de varios cientos de años después del exilio(13).
CD 1 distingue tres desarrollos en el periodo pos-exílico: primero, el “remanente”, que se refiere aparentemente a todos los
Judíos que sobrevivieron la destrucción de Jerusalem; segundo, la “planta raíz”, un retoño que surge varios cientos de
años después y era un movimiento penitencial; y, tercero, la llegada del Maestro de Justicia, visto generalmente como el
fundador de la comunidad de Qumran. Éste último desarrollo es normalmente
situado a mediados del siglo II a.C., pero de hecho los datos arqueológicos
(principalmente monedas) parecen señalar hacia una fecha algo más tardía, cerca
de finales del siglo II a.C.
Han surgido
objeciones contra la fiabilidad de CD 1,
dado que la fecha cronológica interrumpe el arreglo métrico y parece ser un
añadido en forma de glosas(14). Pero incluso las
glosas han de ser explicadas. Al final CD 1
nos ofrece la visión del redactor del origen de la secta, en un tiempo no más
tarde que los comienzos del siglo I a.C. La objeción a este cronología
explícita en CD 1 ha estado basada en una
teoría que localiza el origen de la secta en el exilio, poco después de la
caída de Jerusalem. El apoyo para esta teoría ha sido tomado de CD 3:12-13, donde Dios establece una alianza y
realiza revelaciones a “los que se mantuvieron firmes
en los preceptos de Dios, con los que quedaron entre ellos”. Esta
afirmación sigue directamente después de la destrucción de los miembros de la
primera alianza, y por lo tanto ha sido tomada como refiriéndose a la
generación en exilio(15). De hecho, CD 3:12-13 no ofrece indicación de la fecha de
esta alianza y revelación. A diferencia del remanente en 1:4, este grupo es especificado como “aquellos que se mantienen firmes en la ley”. El
redactor de CD 1 pensó evidentemente que el
nuevo desarrollo tuvo lugar varios cientos de años después de la destrucción y
que los datos elípticos de CD 3 no son
incompatibles con este punto de vista(16).
El fallo de CD en reconocer la restauración del siglo sexto es
paralelo en varios documentos de la época Helena, notablemente el Apocalipsis de las Semanas, y también en Jubileos 1, mientras que Daniel
9 aún espera el cumplimiento de la profecía de Jeremías, aunque reconoce
el retorno durante el periodo Persa. El Apocalipsis Animal disputa la validez
del Segundo Templo(17). Las afirmaciones de CD
sobre los desarrollos después de la destrucción del Jerusalem han de ser leídas
en este sentido(18). En efecto, una referencia a
una “generación en exilio” no ofrece información cronológica si se piensa que
el exilio durará varios cientos de años.
El enfoque de CD es
sobre “la nueva alianza en la tierra de Damasco”,
que es mencionado varias veces (6:19; 7:21; 19:34;
20:12). Tal y como dice el documento, esta alianza está asociada con el Maestro de Justicia y se asume generalmente que es la
alianza de la comunidad de Qumran. Por lo tanto, Damasco es usualmente tomado
como un nombre en clave que se refiere a Qumran, aunque algunos argumentan que
originalmente se refería a Babilonia(19).
Recientemente se ha postulado el punto de vista que la alianza de Qumran es
sólo introducida como una etapa redaccional tardía en CD, y que la original “alianza en la tierra de Damasco” fue formulada
durante el exilio en Babilonia(20). La
distinción de dos “alianzas de Damasco” se
basa en CD 20:12, que se refiere a “la alianza y el pacto que establecieron en la tierra de
Damasco que es la alianza primera”. En vista del uso de “nueva alianza” en otras partes en CD, la distinción
aquí es seguramente entre la “nueva alianza en la
tierra de Damasco” y la “antigua”
alianza pre-exílica; o sea, “la alianza en la tierra
de Damasco” y “la nueva alianza” son
idénticas. CD no ofrece garantía para
proponer una alianza de Damasco más temprana.
El significado
preciso de Damasco todavía es debatible. En adición referencias a la nueva
alianza tienen lugar en DC 6:5 y en la
midrash Amos-Números col. 7. CD 6 dice: “El pozo es la ley. Y los que la excavaron son los
convertidos de Israel que salieron de la tierra de Judá y habitaron en la
tierra de Damasco”. La palabra traducida como “convertidos”
shby,
es ambigua. Se la ha tomado como participio de shub, y también como el nombre shby,
“cautividad”(21).
El participio también ha sido traducido como “retornados”(22). Pero “los retornados
que fueron afuera” es una expresión particularmente torpe. “El cautiverio de Israel que fue afuera” tiene mejor
sentido, aunque habría que esperar un participio singular para “fue afuera”, en lugar del plural. Se ha de decir, no
obstante, que la evidencia de CD tomada como un todo favorece la traducción “convertidos” o “penitentes”(23). No sólo hay una clara analogía con “Shby psh”, “aquellos que
se arrepienten” (2:5; 20:17); sino
que también la “planta raíz” en CD 1 es claramente descrita como un movimiento
penitente. Incluso si la expresión fuese traducida como “cautividad”, no
tendría que ser necesariamente leída como referencia al exilio en Babilonia,
dado el sentido patentemente simbólico de otros términos en el pasaje,
incluyendo Damasco. Igualmente, a Judá no se le puede dar una connotación
estrictamente geográfica. Damasco aquí significa un lugar (o incluso un
estado?) de exilio. Es también la localización de la nueva alianza, y
presumiblemente se refiere a la residencia (o residencias) de la secta(24). CD no ofrece
razón para una residencia en “Damasco”
anterior a la época del Maestro de Justicia. La
hipótesis de un origen Babilonio de la comunidad no es completamente imposible,
aunque falta la evidencia positiva para apoyarla.
CD está escrito desde la perspectiva del Maestro de la comunidad. Su relevancia respecto a la
literatura de Enoch está en la información de que la “planta
raíz” precedió la llegada del Maestro
unos veinte años y en esta época no estaba tan claramente organizada como la
posterior comunidad de Qumran. La relevancia respecto a la literatura de Enoch
es reforzada por el hecho de que las revelaciones asociadas con la nueva
alianza en 3:14 conciernen a “sus sábados santos y sus gloriosas festividades” – o
sea, el calendario.
Martin Hengel ha
sugerido que el Apocalipsis de las Semanas, el Apocalipsis Animal, y el Documento de Damasco se refieren a
la formación de un grupo que es mencionado en 1
Macabeos 2 como la “asamblea de los piadosos”
o Hasidim (synagoge
asidaion)(25). Hengel también atribuye el
libro de Daniel a este grupo. Toma, pues, a los Hasidim
como los precursores de la comunidad de Qumran. Esta hipótesis es atractiva
dado que junta diversas piezas de evidencia de comienzos del siglo segundo,
aunque también presenta algunos problemas(26).
Los Hasidim son mencionados tres veces en los libros
de los Macabeos(27). En 1
Macabeos 2:42 son “Israelitas valientes y
entregados de corazón a la Ley” que se unen a los Macabeos después de la
matanza de un grupo de piadosos Judíos durante el Sabbath. En 1 Mac. 7:12-13 parecen ser identificados con un
grupo de escribas que buscaban la paz con el sumo sacerdote Alcimo pero fueron
tomados por sorpresa, de manera que sesenta de ellos fueron asesinados. En 2 Mac. 14:6 Alcimo informa al rey de Siria
Demetrio que “Los Judíos llamados asideos,
encabezados por Judas Macabeo, fomentan guerras y rebeliones, para no dejar que
el reino viva en paz”. Aunque la relación de Judas Macabeo con los Hasidim pueda ser exagerada en el pasaje, está
claro que éstos le apoyaron, al menos durante un tiempo, y que participaron
activamente en la campaña militar. Estas tres referencias son la única
evidencia para un partido organizado de Hasidim en tiempos de los Macabeos. Las
referencias a la “asamblea de los piadosos”
o Hasidim en Salmo
149, el Rollo de los Salmos de Qumran (11QPsª 154, 155), y en los Salmos de Salomón (4:1; 17:16)
no puede ser tomada como evidencia para un partido tal.
Nuestra evidencia
respecto a los Hasidim es extremadamente
escasa. Una de las pocas cosas que se pueden decir de ellos con confianza es
que participaron en la revuelta en apoyo a Judas Macabeo. No eran quietistas o
pacifistas. Este punto hace posible corregir al menos un elemento en la
reconstrucción de Hengel. El libro de Daniel refleja una ideología quietista y
no puede ser atribuido a los militantes Hasidim.
Victor Tcherikover ha argumentado que los Hasidim
fueron los iniciadores de la revuelta(28). De
acuerdo con esta reconstrucción, se habían rebelado contra Jason, el sumo
sacerdote Helenizante, y lo expulsaron de Jerusalem. Este disturbio llevó a la
intervención de Antíoco Epífanes y después a la persecución. Los mártires en el
desierto en 1 Macabeos 2, que se dejaron masacrar en lugar de violar el
Sabbath, no eran pacifistas, sino militantes que observaban estrictamente la
Ley. Tcherikover identifica a los Hasidim
como “los líderes de los escribas”(29). 1 Mac. 7:12-13
apoya el punto de vista de que eran escribas, aunque no hay evidencia de su
estatus entre el pueblo.
El Apocalipsis de las Semanas, el Apocalipsis Animal, y los Jubileos son todos compatibles con
lo que sabemos de los Hasidim, aunque las
alusiones en 1 y 2 Macabeos no ofrece pistas
del rango de incumbencia en esos libros. El Apocalipsis
Animal es especialmente intrigante a la luz de la reconstrucción de
Tcherikover, dado que implica que los “corderos”
tomaron las armas antes que surgiera Judas. El Apocalipsis
de las Semanas y Jubileos no están tan claramente relacionados con
la revuelta Macabea aunque aún son congruentes en este contexto. La relación
del Documento de Damasco con los otros textos
es menos clara. No contiene referencia a acciones militantes y se refiere más
bien al movimiento penitencial. Aunque la metáfora de plantar
forma un enlace con la literatura de Enoch. Además, el calendario solar de
364-días de 1 Enoch y Jubileos también era observado en Qumran. CD tiene
mucho en común con Jubileos en su adherencia a las tradiciones
sacerdotales. Los libros de Enoch y Jubileos fueron conservados en Qumran. Aunque sería muy simplista suponer que todos
esos libros atestiguan a un solo movimiento que posteriormente se estableció en
Qumran(30). Hay
diferencias significativas entre la escatología de los Rollos,
que muestran poca evidencia de una creencia en la resurrección y que enfatizan
la expectativa mesiánica, y la literatura de Enoch.
Es posible, por supuesto, que el término “Hasidim”
sea usado ampliamente en los libros Macabeos
para referirse a una clase de gente (como nosotros podemos usar el término
“liberal”) en lugar de a una organización. En este sentido, “Hasidim” puede servir como término para diferentes
desarrollos atestiguados en esos libros, que aún estaban relacionados muy de
cerca mutuamente. La etiqueta “Esenismo temprano”
es difícilmente justificable. Incluso en el caso de la “planta raíz” de CD antes de la
llegada del Maestro deberíamos probablemente
hablar de pre-Esenios.
La reconstrucción de
la matriz social de la tradición de Enoch es
muy tentativa. Temas fundamentales, como el estatus del calendario de 364-días
en el siglo III, permanecen inciertos. Se puede decir con cierta confianza que
esta literatura fue producida por escribas que estaban angustiados por la
invasión del Helenismo y la consiguiente erosión de las costumbres
tradicionales y agravación de las divisiones de clases. Se puede también decir
que la tradición involucraba tendencias separatistas desde el comienzo,
mediante su apelación a la más alta revelación de Enoch, sobre y por encima de
la Torah de Moisés. No parece que los portadores de la tradición de Enoch antes
de la revuelta Macabea estuviesen separados del resto del Judaísmo en la manera
que lo estuvo la posterior comunidad de Qumran. Podían, al menos, hacer causa
común con otras tendencias del Judaísmo en el tiempo de la revuelta.
------------------------
1. Para un estudio de la terminología, con
atención especial a los paralelos de Qumran, ver Dexinger, Henochs Zehnwochenapokalypse,
164-77.
2. Este punto es enfatizado por S.B. Reid, Enoch and
Daniel: A form-Critical and Sociological Study of the Historical Apocalypses
(Berkeley: Bibal, 1989).
3. G.W.E. Nickelsburg, “The Epistle of Enoch and the Qumran
Literature”, JJS 33 (1982) 333-48.
4. Hanson, “Rebellion in Heaven”, 226
5. La identificación con Azazel es realizada
en un texto fragmentario en Hebreo de Qumran que habla de Azazel y los ángeles
(Milik, Books
of Enoch, 251).
6. Por ejemplo, M.D. Herr, The Calendar,
en S. Sagrai and M. Stern, eds., The Jewish People in the First Century (CRINT
1/2; Philadelphia: Fortress, 1976) 834-64.
7. J.C. VanderKam, The Origin, Character, and Early History of
the 364-Day Calendar: A reassessment of Jaubert´s Hypotheses, CBQ
41 (1979) 390-411; idem, 2 Maccabees 6, 7a and Calendrical Change in Jerusalem,
JSJ
12 (1981) 1-23. A. Jaubert mantenía que el calendario solar era oficial en el
periodo pos-exílico pero que modificaciones lunares habían sido introducidas en
tiempos de Ben Sira (The Date of the Last Supper [Saten Island, NY:
Alba Hourse, 1965]).
8. P.R. Davies argumenta que los decretos de
Antíoco suprimieron las fiestas Judías e introdujeron fiestas paganas, que no
formaban parte del calendario cultual Judío (2 Mac. 6:6) (Calendrical Change and Qumran Origins: An
Assessment of VanderKam´s Theory, CBQ 45 [1983] 80-89).
9. El argumento de Jaubert a favor del uso
oficial del calendario solar depende de las implicaciones en los escritos
sacerdotales del Antiguo Testamento, pero esta evidencia no lleva
necesariamente al calendario oficial de los siglos III o II. Esto ha sido
discutido por J. Baumgarten, The Calendar in the Book of Jubilees and the Bible,
en Studies in
Qumran Law (Leiden: Brill, 1977) 101-14. Por otro lado, la aparente
evidencia de un calendario lunar en el texto Hebreo de Sir. 43:6-7 no es
tampoco decisiva. Las antiguas versiones dicen sólo que la indicación para un
festival se deriva de la luna –posiblemente la luna nueva. Ver VanderKam, The Origin,
Character, and Early History of the 364-Day Calendar, 409.
10. VanderKam, The 364-Day Calendar en the Enochic
Literature, 157-65.
11. Hengel, Judaism and Hellenism, 1:175-80; D. Dimant, “Qumran Sectarian Literature”, en M.E. Stone, ed., Jewish Writings of the Second Temple Period (CRINT
2/2; Assen: Van Gorcum; Philadelphia: Fortress, 1984) 542-47; F. García
Martínez, “Qumran
Origins and Early History: A Groningen Hypothesis”, Folia Orientalia
25 (1989) 119; P.R. Davies, Behind the Essenes (Atlante: Scholars Press,
1987) 107-34.
12. Trad. G. Vermes, The Dead Sea Scrolls in English
(4ª ed.; London: Penguin, 1995) 97.
13. Ver Collins, “The Origini of the Qumran Community”,
en M.P. Horgan y P.J. Kobelski, eds., To Touch the Text: Biblical and Related Studies in Honor
of Joseph A. Fitzmyer, S.J. (New York: Crossroad, 1989) 167-70 (=Seers, Sibyls, and Sages, 239-60).
14. P.R. Davies, The Damascus Covenant: An Interpretation of
the Damascus Document (JSOTSup 25; Sheffield: JSOT, 1983) 61-63.
15. Ibid., 83. A pesar de su afirmación de que
“el pleno significado del texto” se refiere
a una generación exílica y no a otra generación más reciente, Davies admite
posteriormente que una fecha en el siglo VI no es necesaria (p. 202),
recortando así su intento de adosar a CD 3:12-13 un valor cronológico.
16. M.A. Knibb, “Exile in the Damascus Document”,
JSOT
25 (1983) 109-10.
17. Comparar también el Testamento de Moisés 4:8, aunque
la interpretación no es unánime.
18. Ver M.A. Knibb, “The Exile in the Literature of the
Intertestamental Period”, Heythrop Journal 17 (1976) 253-72.
19. Especialmente J. Murphy-O´Connor, The Essenes and
Their History, RB 81 (1974) 215-44.
20. Davies, Damascus Covenant.
21. Igualmente Davies.
22. Igualmente Murphy-O´Connor
23. Ver la discusión de Knibb, que responde a
la objeción contra el uso absoluto de shub para indicar arrepentimiento (Exile in the
Damascus Document, 105-7).
24. En CD 7:19, La estrella es el Intérprete de la Ley que
vendrá a Damasco, la referencia es de nuevo a la localización de la
comunidad. Incluso Murphy-O´Connor reconoce que Damasco se refiere a Qumran en
este caso (The
Essenes and Their History, 221-22. No está claro, sin embargo, por
qué la expresión “la tierra del norte” (CD 7:14)
ha de ser usada, dado que no es muy apropiado sea para Babilonia o Qumran.
Presumiblemente es un sinónimo para Damasco, como lugar de exilio.
25. Hengel, Judaism and Hellenism, 1:97.
26. J.J. Collins, The Apocalyptic Vision of the Book of
Daniel (HSM 16; Missoula, MT: Scholars Press, 1977) 201-5; G.W.E.
Nickelsburg, Social
Aspects of Palestinian Jewish Apocalypticism, en D. Hellholm, ed., Apocalypticism,
639-52; P.R. Davies, Hasidim in the Maccabean Period, JJS
28 (1977) 127-40.
27. La más rigurosa discusión es la de J.
Kampen, The
Hasideans and the Origin of Pharisaism (Atrlanta: Scholars Press,
1988).
28. V. Tcherikover, Hellenistic Civilization and the Jews
(New York: Atheneum, 1970) 197-203.
29. Ibid., 197; J. Sievers, The Hasmoneans
and Their Supporters (Atlante: Scholars Press, 1990) 39-40.
30. J.P. Thorndike (The Apocalypse of Weeks and The Qumran
Sect, RevQ 3 [1961] 163-84) argumenta que el Apocalipsis de las
Semanas es una historia velada de la secta de Qumran. Dimant, Qumran Sectarian
Literature, 544, hace una afirmación similar respecto al Apocalipsis
Animal.
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