ENOC
CUÁN CARACTERÍSTICO ERA EL JUDAÍSMO
ENÓQUICO?
El concepto de “Judaísmo Enóquico”,
como tendencia distinta dentro del Judaísmo del periodo del Segundo Templo, ha
sido recientemente popularizado en los recientemente por Gabriele Boccaccini(1). Boccaccini se basa en la obra de su maestro Paolo
Sacchi, quien argumentaba que la idea generadora de la “Apocalíptica Judía” era el origen sobrenatural del pecado, tal
como está formulado en el mito de los Vigilantes en 1
Enoch 6-11(2). Boccaccini reconoció correctamente
que el libro apocalíptico clásico de Daniel no está orientado hacia este tema,
y que por lo tanto no era satisfactorio caracterizar la “Apocalíptica Judía” de esta manera. Aunque,
argumentó, los libros de Enoch dan testimonio de una tradición que se expande a
lo largo de siglos, comenzando posiblemente tan pronto como el siglo cuarto
a.C. y extendiéndose hasta el siglo primero d.C.(3).
Reconoció que era esta “una tendencia compleja y
dinámica de pensamiento… y por consiguiente no puede encajar completamente en
un esquema unitario de o definición universal”. Aún “su idea generativa…. puede ser identificada en una
concepción particular del mal, entendida como realidad autónoma antecedente a
la capacidad de elección de la humanidad, el resultado de ·una contaminación
que ha echado a perder la naturaleza [humana]·, un mal que ·fue producido antes
del comienzo de la historia”(4). Asocia
esta tradición con un movimiento de disidencia dentro del sacerdocio, reflejado
en el fuerte interés en el calendario y la referencia negativa al Templo en el
Apocalipsis Animal(5). Según Boccaccini, los
escritos conservados en 1 Enoch fueron los
documentos constitutivos de esta tradición, aunque no los únicos. Encuentra las
mismas concepciones del mal en algunos libros en los cuales la figura de Enoch
no era central (Jubileos, Testamentos de los Doce
Patriarcas) o incluso faltaba(4 Esdras).
También argumenta que la tradición de Enoch era de hecho el primer movimiento
Esenio(6).
Esta propuesta de gran alcance tiene muchas facetas, y
algunas son más acertadas que otras. Los libros que componen 1 Enoch están muy de cerca ligados juntos por
motivos recurrentes y alusiones(7). Además,
varias de las escrituras Enóquicas imaginan un grupo de justos distintos dentro
de Israel. El Libro de los Vigilantes se refiere a “la
planta de justicia y verdad”(10:16).
En el Apocalipsis de las Semanas, los elegidos son “los
justos elegidos de la planta elegida de justicia”(93: 10). El Apocalipsis Animal habla de “corderos” cuyos ojos están abiertos(90:6). Incluso las Similitudes de Enoch, que son
posteriores a ninguna otra parte en 1 Enoch
en al menos un siglo, parece imaginar a los justos como una comunidad. No es
irrazonable, pues, suponer que esos libros de Enoch fueron compuestos dentro de
un movimiento de algún tipo, aunque la continuidad se hace problemática en el
caso de las Similitudes. Cuanto más el “Judaísmo
Enóquico” es expandido más allá del libro de
1 Enoch, más problemático se hace. Hay seguramente influencia Enóquica
en Jubileos, y también en los Rollos del Mar Muerto, aunque en ambos casos
también existen fuertes diferencias que hay que tener en cuenta. En contraste, 4 Esdras comparte con la literatura de Enoch una
amplia visión del mundo apocalíptica, por lo que no hay ninguna justificación
para llamarlo Enóquico. La cuestión es si estos escritos son lo suficientemente
distintivos en el contexto del Judaísmo del Segundo Templo como par poder
hablar de un “Judaísmo Enóquico” como
fenómeno distinto. Es posible que un grupo pueda tener una comprensión distinta
del Judaísmo sin separarse del resto del pueblo de manera radical.
LA CARACTERIZACIÓN DE LA LITERATURA
DE ENOCH
La noción de Sacchi que la historia de los Vigilantes,
entendida como un paradigma del origen del mal, fue generativa de todo el
corpus, ha sido aceptada virtualmente sin ser cuestionada por los estudiosos
Italianos. Pero aunque esta historia es sin duda importante, y reverbera en
posteriores libros Enóquicos, es sólo un motivo entre muchos en la literatura
de Enoch(8). Una definición mucho más
equilibrada de la visión del mundo en 1 Enoch ha sido dada por George
Nickelsburg, argumentado correctamente que el punto central en todos los libros
Enóquicos es el “juicio venidero”(9). El libro Enóquico comparte “una construcción apocalíptica de la realidad” que
se hizo común en el Judaísmo del periodo Helenístico, que tiene dimensiones
temporales y espaciales. La revelación viene de arriba, mediada por ángeles y
transmitida a la tierra por Enoch. Las fuerzas angélicas y demoníacas
influencian los asuntos humanos. El desarrollo de la historia puede ser
predicho por el visionario. El juicio es no sólo un juicio cósmico sobre la
tierra, sino de los individuos, que alcanzan recompensa o condena eterna. El
interés en el futuro temporal es equilibrado por un interés correspondiente en
lugares más allá de la experiencia humana ordinaria, incluyendo el trono de
Dios y el lugar de reposo de los elegidos. Aunque los diferentes libros
Enóquicos varían en sus énfasis y matices, el punto de vista de Nickelsburg
está bien fundado. Esta visión apocalíptica del mundo es compartida, con
variaciones, por otros escritos apocalípticos de la época, incluido Daniel(10). También hay unos rasgos distintivos en los
escritos Enóquicos que los distinguen como corpus dentro de los escritos
apocalípticos. Estos incluyen la historia específica de los Vigilantes, y el
grado de interés en otros mundos y su geografía, nada de esto aparece en
Daniel. Además, la referencia negativa respecto al Templo en el Apocalipsis
animal(1 Enoch 89:73)implica una ruptura con
lo que era el símbolo más central en el Judaísmo de la época. El rasgo
distintivo más obvio y básico de esta literatura es el hecho que Enoch es el
mediador de la revelación, en lugar de Moisés o cualquier otra figura
perteneciente a la tradición Israelita. Esto a su vez suscita la cuestión del
estatus de la revelación Mosaica en el Sinaí en esos libros. Era este grupo
Enóquico, porque veía al legendario patriarca como el principal mediador de la
revelación? O era la invocación del héroe antediluviano meramente un artificio
literario en libros que estaban sólidamente fundamentados en la alianza
Mosaica?
Los estudiosos están dividos sobre este tema(11). Por un lado, G. Nickelsburg argumenta que la
sabiduría Enóquica era una alternativa a la Torah Mosaica(12). Por el otro E.P. Sanders(13)
y Mark Elliot(14) lo ven como ejemplo de “nomismo” de la alianza.
La división de opiniones se hace más evidente en el caso de
la obra fundacional Enóquica, el libro de los Vigilantes. El libro Astronómico
es probablemente un documento más antiguo(del siglo tercero o cuarto a.C.),
aunque la mayor parte de este se ocupa de una descripción de las luminarias
celestes. En parte, esta descripción es una celebración del orden del universo,
aunque también tiene un propósito polémico: refutar el calendario de 360 días
conocido por texto astronómico Babilonio MUL.APIN
y abogar por el calendario solar de 364 días(15).
El estatus del calendario de 364 días
en la Judá pre-Macabea es incierto. Se asume de manera general que el
calendario Luni-solar del Judaísmo tardío ya estaba funcionando, aunque algunos
argumentan que el calendario solar fue observado en el Templo de Jerusalem
hasta la época de Antíoco Epífanes(16). El libro
Enóquico, en cualquier caso, no polemiza contra el luni-solar o cualquier otro
calendario Judío, y no menciona las fiestas religiosas, incluso ni el Sabbath o
la Pascua(17). Además, describe tanto los años
solares como lunares uno al lado del otro. La astronomía de este libro está
anticuada, de acuerdo tanto con el estándar Babilonio como el Griego. Quizá
fuese esto una especie de desafío frente a nuevos desarrollos culturales.
Aunque no parece estar involucrado en ninguna polémica contra el culto Judío o
el Templo de Jerusalem.
EL LIBRO DE LOS VIGILANTES
El libro Astronómico no se parece a nada en la Biblia Hebrea
o en la tradición más temprana Judía. Pero si se echa un vistazo al libro de
los Vigilantes encontraremos mucha resonancia bíblica(18).
El centro de este libro lo forma la historia de los ángeles
caídos, en 1 Enoch 6-11. Esto es
normalmente visto como una Midrash sobre la historia de los hijos de Dios en Génesis 6, aunque J.T. Milik ha argumentado que el
relato Enóquico era más antiguo que la variante en Génesis(19). El relato de la ascensión de Enoch al cielo tiene
varios puntos de contacto con la tradición profética(20).
En su viaje con un ángel como guía se le muestra una montaña sagrada en el
centro de la tierra, evidentemente se trata del Monte
Sión, y al lado hay un valle maldito, presumiblemente Ge Hinnom o Gehenna(21).
También ve el jardín de justicia, y el árbol de la sabiduría, del que “tu padre y tu madre, que existieron antes que tú, comieron
y aprendieron sabiduría. Y sus ojos se abrieron, y se dieron cuenta que estaban
desnudos, y fueron expulsados del jardín”(1
Enoch 32:6). Además, los capítulos de apertura del Libro de los
Vigilantes son un tejido virtual de alusiones bíblicas. Lars Hartman ha
argumentado que encontraron su fondo referencial en las ceremonias de
renovación de la alianza y que todo el pasaje ha de ser entendido en un
contexto de alianza(22).
A pesar de ocasionales argumentos de que el Libro de los
Vigilantes conserva antiguas tradiciones independientes de la Biblia, parece
más razonable dudar de esto, en todas las etapas de su composición, refleja
conocimiento de al menos partes de la tradición Bíblica. Con esto no se quiere
decir que tiene intención exegética o que presupone la autoridad de la Torah
Mosaica. James Kugel, más que ningún otro estudioso está a favor del carácter
exegético de los Seudoepígrafes, acepta que 1 Enoch
puede bien haber transmitido tradiciones originalmente no relacionadas con el
texto Bíblico(23). Hay seguramente un elemento
exegético en la historia. En el Libro de los Vigilantes, el diluvio es
claramente la consecuencia de los pecados iniciados por los Hijos de Dios,
aunque esta conexión no es explícita en Génesis.
A pesar que no hay base bíblica alguna para las historias de Asael y
Shemihazah, los líderes de los ángeles caídos. La ascensión de Enoch y su viaje
a los confines de la tierra está sacada de la afirmación Bíblica que “anduvo con Dios”(Gén.
5:22) aunque muchos de los detalles de estos capítulos(ej. La geografía
de los capítulos 17-19(24), o la discusión sobre
las cámaras de los muertos en capítulo 22(25))
tienen poco fundamento en la tradición bíblica.
Tres clases de argumentos han sido adelantados en apoyo del
punto de vista que el Libro de los Vigilantes presupone el contexto de la Torah
Mosaica. Primero, hay argumentos generales partiendo de la lógica de pecado y
castigo. Segundo, los pecados sexuales de los Vigilantes se piensa reflejan la
legislación sacerdotal de la Torah. Tercero, está el argumento ampliamente
aceptado de Lars Hartman que al menos los capítulos 1-5 presuponen la alianza
como “fondo
referencial”.
1.
LA LÓGICA DE PECADO Y
CASTIGO
En su estudio clásico, “Paul and Palestinian Judaism”, E.P. Sanders buscó
entender los pecados de los Vigilantes partiendo de la lista de términos en 1 Enoch 10:20: Aunque no
hay ninguna razón para suponer que el autor siguió una estricta definición de
los términos, parece que la “impureza” se refiere tanto a la transgresión de
las leyes sobre la pureza como de la corrupción moral que viene de algunas otras
transgresiones y que la “opresión”(adikia) se refiere a las injusticias contra
el prójimo, mientras que el “pecado” y la “santidad” son probablemente
traducciones de “pecado” y “maldad” en Hebreo o Arameo y se refieren
generalmente a transgresiones de los mandamientos bíblicos. Mientras que lo que
está mal hacer es persistentemente tratado muy vagamente, parece que el autor……
no tenía una única definición(26).
Pero los pecados de los
Vigilantes no son tan vagos. En primer lugar involucran promiscuidad entre
seres celestiales y terrenales. Lo impropio de tales uniones se puede inferir
de Génesis, aunque no se preocupe de ello la legislación Mosaica. Segundo, los
Vigilantes pecan impartiendo conocimiento prohibido a los seres humanos. El
conocimiento impartido por Asael conducía a la violencia: enseñÓ a los humanos
a fabricar espadas, dagas, y armaduras. El centrarse en instrucciones ilícitas
no es especialmente bíblico, ni Mosaico(Nikelsburg argumenta persuasivamente
que el material referente a Asael refleja el mito Griego de Prometeo(27). Devora Dimant está más acertada cuando correlata
los pecados de los Vigilantes con las prohibiciones Noaquicas contra la
fornicación, blasfemia, brujería, robo, asesinato, y violación de animales(28). Estas prohibiciones fueron puestas por escrito
por los rabinos, y pertenecen a la alianza dado que están insertas en la
alianza con Noe. Aunque no son Mosaicas, ni son mandamientos particularmente
Israelitas. No se “refieren generalmente a
transgresiones de los mandamientos bíblicos”, aunque pueden en ocasiones
coincidir con ellos. El marco de referencia aquí es explícitamente pre-Mosaico,
y está relacionado con temas que conciernen a la humanidad en general, no sólo
a Israel.
También se han reconocido
alusiones a la alianza Noaquica en las bendiciones pos-diluvianas de 1 Enoch 10:17-19(cf. Gén.
8:22-9:11), por parte de Paul Hanson(29):
“Hay
una segunda manifestación de la extensión mítica del drama primordial que
incluye toda la historia, en lo que 1 Enoch 11:1 se refiere a las bendiciones
de la alianza en Deut. 28:12 y anuncia que las bendiciones que la construcción
del segundo Templo bajo el sumo sacerdote Joshua y el rey Davídico Zorobabel no
pudo inaugurar(Ag. 2:6-9) se derramarán desde los cielos en el capítulo final
del drama divino”(30).
Siam Bhayro infiere que la
comprensión del escatón aquí deriva de la alianza Mosaica, y que hay una
crítica implícita del Segundo Templo(31). Es
posible que pueda haber una expresión de insatisfacción con las realizaciones
del Segundo Templo, aunque el contexto ya no es el de la alianza entre Dios e
Israel. Más bien, como observa Hanson, “se trata de
echar por tierra todos los esquemas anteriores a favor de una re-mitologización
de la percepción de Israel de la actividad divina”(32). Hay aún lugar dentro de este marco para un pueblo
especial(cf. “la planta de justicia y verdad”
en 10:16), aunque mientras el marco está
dentro de la alianza, es más bien cósmico en lugar de nacional, y por lo tanto
difiere significativamente en énfasis del que encontramos en Deuteronomio.
Mark Elliott, un estudio temático
que tiene en cuenta indiscriminadamente un amplio rango de fuentes del Segundo
Templo, ve el castigo de las estrellas en 1 Enoch
18 como perteneciente a la alianza, dado que se dice transgrede el
mandamiento del Señor(1 Enoch 18:15;
comparar 21:4-6)(33).
Aunque los mandamientos que regulan los movimientos de los cuerpos celestes no
son los dados a Moisés en el Monte Sinaí. Aquí de nuevo, mientras el libro de
los Vigilantes asume una relación dentro de la alianza entre Dios y la
creación, esta no se puede identificar automáticamente con la alianza Mosaica
entre Dios e Israel, como precipitadamente afirma Elliott.
Violaciones de las leyes sacerdotales?
2.
La Violación de la ley
sacerdotal?
La autoridad de la ley Mosaica es
también tema de discusión en la relación de la literatura temprana de Enoch con
el sacerdocio en Jerusalem. En una influyente artículo, “Fallen Angel, Fallen Priest”, publicado en 1979, David
Suter argumenta que al menos algunas partes de 1
Enoch 6-16 constituyen una polémica contra el sacerdocio en Jerusalem(34). Se centra en rasgos, en 1
Enoch 6-16, de un halakhoth
relacionado con las reglas del matrimonio de los sacerdotes en Levítico 21:13-15. Según él, el asunto que los
ángeles se corrompieron con mujeres y sangre refleja un interés en los
haláquico y legal. Dice:
“La
sospecha de que hay un interés haláquico detrás de la narrativa es reforzada
cuando la versión Griega de 1 En. 10:9 deja claro que los gigantes son entendidos como “mamzerim”, descendientes
de un matrimonio contraído más allá de los grados legítimos de las leyes
matrimoniales. Parece que un código sociológico –las leyes del matrimonio
haláquico- está siendo usado para expresar el caos que resulta cuando el orden
cósmico es violado con matrimonios de ángeles con mujeres”(35)
A la luz de la crítica del
sacerdocio de Jerusalem en otra literatura perteneciente al periodo, sobretodo
el Testamento de Levi y los Rollos del Mar Muerto,
Suter argumenta que la polémica del Libro de los Vigilantes estaba dirigida
contra los sacerdotes que mancharon su semilla contrayendo matrimonio más allá
del circulo del sacerdocio y algunas familias laicas(36).
Recientemente, Martha Himmelfarb ha especificado este argumento argumentando que
la polémica está dirigida contra los sacerdotes que contrajeron matrimonio con
mujeres que no pertenecían a familias sacerdotales(37).
El argumento que el Libro de los Vigilantes esta dirigido a los sacerdotes
adquiere cierta fuerza de la observación que el cielo en el Libro de los Vigilantes es establecido como un
Templo(38). Además, Enoch asciende al cielo para
interceder por los Vigilantes. Le es dicho que les diga “debéis interceder por los hombres, no los hombres por
ustedes”(1 Enoch 15:2). La intercesión
es una función sacerdotal.
Hay, no obstante, cierta
dificultad en el punto de vista que el pasaje Enóquico es una crítica al
sacerdocio en Jerusalem. El pecado de los Vigilantes no consistía en realizar
matrimonios inapropiados, con mujeres que no eran vírgenes o de familia
sacerdotal, sino en contraer matrimonio con mujeres de carne y sangre. Si este
pasaje era de hecho una crítica del sacerdocio en Jerusalem, la crítica parece
estar dirigida, no contra los matrimonios impropios, sino contra el matrimonio
mismo, a favor del celibato. Los contrastes primarios en el Libro de los
Vigilantes se dan entre Enoch y los Vigilantes, entre el cielo y la tierra,
entre la vida angelical en el cielo, a donde asciende Enoch, y la vida de carne
y sangre, y la impureza, a la que descienden los Vigilantes(39). La preocupación por la pureza es sin duda una
cuestión aquí, aunque no es tan obvio que el autor esté preocupado con las
reglas Levíticas para el matrimonio sacerdotal. Hay que señalar que Enoch no es
llamado sacerdote, sino escriba, incluso aunque toma la tarea sacerdotal de
intercesión(40). Los escribas eran a menudo
sacerdotes(41), aunque no necesariamente
siempre, la elección de la designación es sin duda significativa. El texto
parece mantener un ideal de santidad, análogo al de la vida angelical, que es
alcanzable por los seres humanos, no solo por los sacerdotes. Esto puede muy
bien ser un precursor del ideal de los “hombres
como ángeles” que encontramos en los Rollos
del Mar Muerto(42). Los sacerdotes, en
Jerusalem o cualquier otro lugar, podían ser criticados por no ser capaces de
vivir de acuerdo con este ideal, aunque no está tan claro que el texto se esté
refiriendo a las leyes de matrimonio de los sacerdotes en Levítico.
Las leyes Levíticas han sido
invocadas como las que proporcionan el fondo de otra sección de 1 Enoch por David Bryan(43).
Bryan dice que en el Apocalipsis Animal “el profeta, al construir sobre la imagen tradicional del
Antiguo Testamento de Israel siendo atacado por animales y pájaros salvajes,
incorpora otras criaturas, que no eran usadas en el Antiguo Testamento para
representar a figuras históricas”(44).
Varios de estos animales son vistos como impuros en Levítico
11 y Deuteronomio 14: El oso salvaje,
el avestruz, el águila, el cuervo, el milano. Estas criaturas impuras son
usadas para simbolizar a los descendientes de los Vigilantes y las naciones
Gentiles. Bryan dice que “esas observaciones son
mejor explicadas viendo al profeta como alguien cuya mentalidad estaba modelada
y gobernada por la visión del mundo y el inherente simbolismo de las reglas
kosher”(45). A la vista del escenario de
este Apocalipsis cerca de la época de la revuelta Macabea, esta inferencia no
es descartable. Aunque aquí de nuevo las correspondencias con la Torah Mosaica son alusivas más bien que
prescriptivas. La impureza es de hecho un asunto en el Apocalipsis Animal,
donde el autor se queja que las ofrendas en el Templo de después del Exilio
eran impuras(1 Enoch 89:73). Pero aunque se queja en términos generales de la
ceguera de Israel y la violencia de los Gentiles, no se queja de la violación
de los mandamientos Levíticos en los hábitos dietarios. Hay ciertamente un
compromiso con la historia de Israel en el Apocalipsis Animal(también con el
Apocalipsis de las Semanas) que falta en el Libro de los Vigilantes. 1 Enoch 89:29-35 resume la narrativa del Sinaí en
Éxodo. Pero, como observa Nickelsburg, “al tratar con
el silencio acerca de la Torah en 1 Enoch, la promulgación de la Ley no es
mencionada”(46). El autor seguramente
conocía la promulgación de la Ley, y no hay polémica contra esta (Moisés, como
Noé, es un animal que se convierte en hombre[89:36],
lo que probablemente significa que es exaltado a un estado angélico). Pero aún aquí la Torah no es el criterio
explícito mediante el cual se juzga la conducta correcta.
3.
El “fondo referencial”
de 1 Enoch 1-5
Lo mismo es verdad de 1 Enoch 1-5, a pesar de la amplia aceptación de la
interpretación de acuerdo con la alianza de Hartman de esos capítulos. 1 Enoch 2-5 considera las obras del cielo y la
tierra, como “todas sus criaturas le obedecen, y no
cambian, sino como Dios ha ordenado, así es con todo”. Esto es
contrastado con el comportamiento de los seres humanos, a los que se les dice:
“Pero vosotros cambiáis sus tareas y no cumplís Su
palabra, y habéis transgredido y habéis ultrajado su grandeza con palabras
altaneras e hirientes de vuestra boca impura contra su majestad”.
Consiguientemente, el nombre de los malos será una maldición, mientras que “para los elegidos habrá luz y alegría y paz, y heredarán la
tierra”(1 Enoch 5:1-7). Hartman
comenta que “no hay duda que 1 Enoch 5:4-9 trata con
la idea de la bendición de los elegidos y su opuesto, la maldición de los
malos. Además, esta idea es elaborada de manera que traiga a la mente las
paráfrasis de la bendición Aarónica en Números
6 en el ritual de la alianza de Qumran así
como las exposiciones rabínicas”(47).
Encuentra otro indicador del fondo referencial del texto, en la localización de
la teofanía para el juicio en el Monte Sinaí,
el lugar de la realización de alianza Mosaica(48).
Reconoce la objeción potencial “que el lenguaje usado
puede tener un fondo cultual o un origen cultual, pero que este fondo puede no
ser uno directamente referencial que, como tal, dé color a la comprensión del
texto”. Responde a esta objeción afirmando que “son
precisamente esos textos los que muestran la más grande similitud con 1 Enoch 1-5 en términos
de terminología y motivo”, ej., Los ejemplos de Jubileos y Qumran, que
son también los que representan a gente para las que la celebración de la
alianza ha demostrado tener un papel decisivo(49).
Parece ser, sin embargo, que Hartman se equivoca al tomar la referencia del
texto como su sentido, e interpreta el texto sobre la base de otros usos de su
lenguaje en lugar de sobre la base de su propia sintaxis y lógica. El lenguaje
de la bendición de los elegidos puede reflejar el de la bendición sacerdotal en
Números, pero es traspuesto aquí. El fondo referencia de 1 Enoch 2-5 es bastante explícito: es el orden de
la naturaleza el que ofrece el papel. Este fondo tiene mucha resonancia bíblica
(comparar con Isaías 1:3, “el buey conoce a su señor….” o Jeremías 8:7, “Hasta la
cigüeña reconoce en el cielo su estación”) aunque no es especialmente Mosaico.
De nuevo, una mera referencia al Sinaí no establece por sí misma una referencia
a la creación de la ley de la alianza. El Sinaí era la montaña de la teofanía
mucho antes de que fuese asociada con la promulgación de la Ley. En Deuteronomio 33:2, “Ha venido
Yahvé del Sinaí. Para ellos desde Seír se ha levantado”. 1 Enoch 1:3-4 modifica este escenario: “El único Gran Santo vendrá desde su morada. El Dios eterno
andará sobre la tierra, sobre el monte Sinaí aparecerá con su gran ejército y
surgirá en la fuerza de su poder desde los alto de los cielos”. La
modificación es significativa. El Sinaí no es la fuente última de la
revelación. Nada se dice aquí de la promulgación de la Ley. Andreas Bedenbender
argumenta que “wo aber der Sinai ist, wird das
mosaische Gesetz, die Tora, nicht wei sein”(50),
y ve los capítulo 1-5 como una
“Mosaisierung” del Libro de los Vigilantes(51).
En 1 Enoch 5:4 hay una referencia a “la ley del Señor” sin calificación. El contexto
sugiere que se trata de la ley de la creación, o de la naturaleza, en lugar de
los mandamientos específicos dados a Moisés en el Monte Sinaí. Por supuesto las
dos pueden ser vistas como compatibles; la ley que surge del Sinaí puede ser
vista como formulación de la ley de la naturaleza, como parece ser el caso en Ben Sira 24 y en Filón(52). Pero a diferencia de Ben Sira o Filón, los
escritos Enóquicos no mencionan la Torah Mosaica explícitamente y no enfatiza
claramente la leyes Mosaicas designadas para Israel.
UNA FORMA DISTINTA DE JUDAISMO?
El hecho sigue siendo que “los justos elegidos de la planta de justicia”, o el
grupo elegido previsto en 1 Enoch,
constituían una secta Judía. Se veían a ellos mismos como descendientes de
Abraham, la planta de justicia elegida. En el Apocalipsis Animal, y en el Apocalipsis de las Semanas, está bastante claro
que son una ramificación del Israel histórico. Pero como George Nickelsburg ha
señalado, la única explícita referencia a la alianza del Sinaí aparece en el Apocalipsis de las Semanas en 1 Enoch 93:6, que dice que “Luego, al terminar la cuarta semana, …… será preparada una
ley para generaciones de generaciones y un Tabernáculo”. El Apocalipsis Animal, en contraste, que conoce la
historia del Éxodo, se refiere a la ascensión de Moisés al Mt. Sinaí(“la oveja subió a la cima de una roca elevada”)
aunque falla en mencionar sea la realización de una alianza o la promulgación
de la ley. No hay polémica alguna contra la Torah de Moisés, aunque no sea
nunca el marco explícito de referencia. A este respecto, la literatura Enóquica
está en sorprendente contraste con Jubileos, donde se vuelve a contar las
historias del Génesis desde una perspectiva claramente Mosaica, con intereses
explícitamente haláquicos(53). La revelación a
Enoch es anterior a la de Moisés y de ninguna manera subordinada a éste. Como
Nickelsburg argumenta, “la categoría general de la
alianza no era importante para estos autores”(54):
“En
resumen, le corazón de la religión de 1 Enoch yuxtapone elección, sabiduría
revelada, la manera justa y equivocad de responder a esta sabiduría, y la
recompensa y castigo de Dios por esta conducta. Aunque todos los componentes de
la “ley de la alianza” están presentes en este esquema, la palabra “alianza”
raramente aparece y Enoch ocupa el lugar de Moisés como mediador de la revelación.
Además, la presentación de esta religión está dominada por la noción de
revelación –la afirmación que los libros de Enoch son la substancialización de
la sabiduría de Dios, que fue recibida en los tiempos primordiales y está
siendo revelada en el escatón a los elegidos de Dios”(55).
La comprensión de la relación
entre los elegidos y dios puede ser entendida dentro de la alianza, en el
sentido que está basada en leyes que entrañan premio o castigo como
consecuencias, pero no está basada en la alianza Mosaica, que era tan
ampliamente aceptada como fundamento de la religión en el periodo Heleno.
Se ha argumentado que la razón
que 1 Enoch no sea específicamente Mosaico es simplemente un reflejo de su
contexto pseudográfico en el periodo pre-diluviano. Pero la elección de
pseudónimos y contexto no es fortuita. Al elegir atribuir una revelación vital
a una figura que vivió mucho antes que Moisés, mucho antes del surgimiento de
Israel como pueblo, los autores de la literatura de Enoch eligieron identificar
la revelación central, y el criterio de juicio, con la creación, o el orden de
la naturaleza como ellos la entendían, en lugar de cómo algo particularmente
Israelita.
La idea de un movimiento dentro
del Judaísmo no centrado en la Torah de Moisés puede parecer anómala en el
contexto de la época Helena, aunque no estaba sin precedente. La literatura
sapiencial bíblica se distingue precisamente por su falta de explícita
referencia sea a la Torah Mosaica o a la historia de Israel, y mantiene su
carácter hasta el libro de Qoheleth, que
puede ser más o menos contemporáneo con la temprana literatura de Enoch. El
Libro de Ben Sira sigue siendo un libro
sapiencial en lugar de una exposición de la Torah. No presta atención a las
leyes sobre la pureza de Levítico, y algunas veces adapta narrativas bíblicas
de manera sorprendente, sobretodo en sus referencias a las historias sobre la
creación(56). Las Instrucciones4Q,
un libro sapiencial relativamente temprano encontrado en Qumran, que tiene
muchos puntos de contacto con la literatura de Enoch, refleja claramente
conocimiento de la Torah en varios puntos. No obstante, la Torah no es
tematizada aquí, como lo es en Ben Sira, las guías primarias hacia la sabiduría
parecen ser la misteriosa “visión de Ageo” y
la enseñanza acerca del “misterio por venir”
que es transmitida por los padres a sus hijos(57).
El Judaísmo a comienzos del siglo dos a.C. no estaba uniformemente centrado en
la Torah, incluso entre aquellos que estaban familiarizados con la Torah y la
respetaban como fuente de sabiduría entre otras.
Como bien dice Boccaccini y
otros, la literatura de Enoch refleja una forma distinta de Judaísmo a finales
del siglo tercero y comienzos del segundo a.C. Las señales que distinguen esta
forma de Judaísmo no eran sólo la explicación del origen del mal mediante el
mito de los Vigilantes, sino la invocación del pre-diluviano Enoch en lugar de
Moisés como el revelador de la sabiduría esencial, y el punto de vista que la vida angélica era el ideal último de la humanidad.
Si los autores de esta literatura eran o no sacerdotes disidentes no está
claro. Su interés en el calendario congenia con esta hipótesis, el Libro de los Vigilantes está ciertamente
interesado en el Templo Celestial, y el Apocalipsis Animal es explícitamente crítico con
el Segundo Templo. Sin embargo, el fallo de
caracterizar a Enoch como sacerdote es remarcable si el movimiento era de hecho
sacerdotal.
La relación de los autores de la
literatura Enóquica con el movimiento sectario que produjo los Rollos del Mar Muerto es más complicada. No hay
duda de que los escritos Enóquicos ayudaron a dar forma a la visión del mundo
de esta secta(58). Pero tampoco hay duda sea lo
que sea de la centralidad de la Torah Mosaica en los Rollos sectarios.
Boccaccini supone que el “Judaísmo Enóquico”
era el movimiento padre a partir del cual “la
comunidad de Qumran” se dividió en dos. Otros suponen que este
movimiento padre está reflejado en los más antiguos estratos del documento de
Damasco(59). Esta hipótesis tiene sus problemas,
aunque por el momento incluso el hipotético temprano estrato de CD es
rigurosamente haláquico y Mosaico. Enoch nunca es invocado como figura de
autoridad en los rollos sectarios, y aunque el mito de los Vigilantes es citado
en CD 2:18, no sirve como historia-paradigma
del origen del mal para la secta(60). La secta
conocida por los Rollos es Mosaica, no Enóquica, en cualquier fase de su
existencia que pueda ser reconstruida partiendo de los Rollos. A la luz de
esto, parece demasiado simple identificar los intercambios de la literatura de
Enoch con el grupo parental de la secta, y no hay base sea como sea para
identificarlos como Esenios(61). Pero la gente
que produjo la literatura Enóquica sí representaban una forma distinta de
Judaísmo, y sus escritos estaban entre varias fuentes que ayudaron a dar forma
a la visión del mundo de los sectarios conocidos por los Rollos del Mar
Muerto.
------------------------
1.
G. Boccaccini, “Beyond
the Essene Hypothesis: The Parting of the Ways between Qumran and Enochic
Judaism”. Grand Rapids 1998; “Introduction: The Rediscovery of Enochic
Judaism and The Enoch Seminar”, idem(ed.), “The
Origins of Enochic Judaism, Henoch 24”(2002), pp.9-13; “Introduction: From the Enoch Literature to Enochic
Judaism”, en idem(ed.), “Enoch and Quran
Origins: New Light on a Forgotten Connection”, Gran Rapids 2005, pp.
1-14.
2.
P. Sacchi, “Jewish Apocalyptic
and its History”, JSPSup 20, Sheffield 1997, pp. 32-108.
3.
Boccaccini, “Beyond
the Essene Hypothesis”, p. 12.
4.
Ibid.
5.
Boccaccini, “Roots
of Rabbinic Judaism: An Intellectual History from Ezekiel to Daniel”,
Grand Rapids 2002, pp. 89, 99-103.
6.
Una formulación independiente del “Judaísmo Enóquico” en tanto que paradigma de
regularidad y desviación se puede encontrar en D.R. Jackson, “Enochic Judaism”(Library of Second Temple Studies
49”; London y New York 2004). Jackson distingue tres “paradigmas
ejemplares”, el “ejemplar Shemihazah”,
centrado en la unión de los ángeles con las mujeres humanas, el “ejemplar Aza´el”, centrado en la revelación
impropia, y el “ejemplar cósmico”, centrado en
la rebelión de los ángeles que estuvieron a cargo de los fenómenos cósmicos
relacionados con el calendario.
7.
Ver “Pseudepigraphy
and Group Formation in Second Temple Judaism”, en E. Chazon & M.E.
Stone(eds.) “Peseudepigraph Perspectives: The
Apocrypha and Pseudepigrapha in Light of the Dead Sea Scrolls”, STDJ 31,
Leiden 1999, pp. 44-48.
8.
Comparar la crítica de A. Y. Reed, “Interrogating Enochic Judaism: 1 Enoch, as a source for
Intellectual History, Social Realities, and Literary Tradition” en
Boccaccini(ed.), Enoch and Qumran Origins,
p. 340.
9.
G.W.E. Nickelsburg, “1
Enoch 1”, Hermeneia, Minneapolis 2001, pp. 37-56; idem, “The Apocalyptic Construction of Reality en 1 Enoch”,
en J.J. Collins & J.H. Charlesworth(eds.), “Mysteries
and Revelations: Apocalyptic Studies since the Uppsala Conference”,
JSPSup 9, Sheffield 1991, pp. 51-64.
10.
Ver “Genre, Ideology
and Social Movements in Jewish Apocalypticism”, Collins &
Charlesworth(eds.), “Mysteries and Revelations”,
pp. 11-32, y, de forma más general, “The
Apocalyptic Imagination”, Grand Rapids 1998, passim.
11.
Ver K.C. Bautch, “A
Study of the Geography of 1 Enoch 17-19: No One Has Seen what I Have Seen”,
JSJSup 81, Leiden 2003, pp. 289-299.
12.
G.W.E. Nickelsburg, “Enochic
Wisdom: An Alternative to the Mosaic Torah?, en J. Magness & S.
Gitin(eds.), Hesed Ve-Emet: Studies in Honor of Ernest S. Frerichs, BJS 320,
Atlanta 1998, pp. 123-132; 1 Enoch 1, pp. 50-56.
13.
E.P. Sanders, “Paul
and Palestinian Judaism”, Philadelphia 1977, pp. 346-362.
14.
M. Elliott, “The
Survivors of Israel: A Reconsideration of the Theology of Prechristian Judaism”,
Grand Rapids 2000, pp. 330-332, 529-533; idem, “Convenant
and Cosmology in the Book of the Watchers and the Astronomical Book”, en
Boccaccini(ed.), “The Origins of Enochic Judaism”, pp. 23-28.
15.
Ver M. Albani, “Astronomie
und Schöpfungsglaube: Unterseuchungen zum astronomischen Henochbuch”,
Neukirchen-Vluyn 1994.
16.
Ver J.C. VanderKam, “Calendars
in the Dead Sea Scrolls: Measuring Time”, London 1998, pp. 114-115;
idem, “2 Maccabees 6,7a and Calendrical Change in
Jerusalem”, JSJ 12(1981), pp. 52-74. Ver también la crítica a esta
posición en A. Bedenbender, “Der Gott der Welt
triíto auf dem Sinai: Entstehung, Entwicklung und Funktionsweise der
frühjüdische Apokalyptik”, ANTZ 8, Berlin 2000, pp. 169-173.
17.
VanderKam, “Calendars”,
p. 26.
18.
Ver J.C. VanderKam, “The
interpretation of Genesis en 1 Enoch”, en P.W. Flint(ed.), “The bible at Qumran: Text, Shape, and Interpretation”,
Grand Rapids 2001, pp. 129-148; idem, “Biblical
Interpretation in 1 Enoch and Jubilees”, en J.H. Charlesworth & C.A.
Evans (eds.), The Pseudepigrapha and Early Biblical Interpretation, JSPSup 14,
Sheffield 1993, pp. 96-125.
19.
J.T. Milik, “The
Books of Enoch: Aramaic Fragments from Qumran Cave Four”, Oxford 1976,
p. 31. Nickelsburg, “1 Enoch 1”, pp.
176-177, muestra que el texto enóquico sigue a Génesis 6 muy de cerca.
20.
Nickelsburg, “1
Enoch 1”, pp. 30.
21.
1 Enoch, pp. 26-27;
Nickelsburg, “1 Enoch 1”, pp. 317-319.
22.
L. Hartman, “Asking
for a Meaning: A Study of 1 Enoch 1-5”, CB NT series 12, Lund 1979.
23.
J.L. Kugel, “Traditions
of the Bible”, Cambridge, MA 1998; comparar Bedenbender, “Der Gott der Welt”, pp. 157-163.
24.
Bautch, “A Study of
the Geography”, p. 297, concluye que preocupaciones compartidas acerca
de la desobediencia y relaciones ilícitas no demuestran puntos de contacto
entre esos capítulos y la Torah Mosaica.
25.
Ver M.T. Wacker, “Weltordnung
und Gericht: Studien zu 1 Henoch 22”, Würzburg 1982.
26.
Sander, “Paul and
Palestinian Judaism, p. 349.
27.
Nikelsburg, 1 Enoch
1, pp. 192-193.
28.
D. Dimant, “1 Enoch
6-11: A Methodological Perspective”, en P.J. Achtemeier(ed.), Seminar of
the Society of Biblical Literature, 2 vols., Missoula, MT 1978, vol. 1, p. 328.
29.
P.D. Hanson, “Rebellion
in Heaven, Azazel, and the Euhemeristic Heroes en 1 Enoch 6-11”, JBL
96(1977), p. 202.
30.
Ibid.
31.
S. Bhayro, “The
Shemihazah and Asael Narrative of 1 Enoch 6-11”, AOAT 322, Münster 2005,
pp. 36-37.
32.
Hanson, “Rebellion in Heaven”, p. 202.
33.
Elliott, “The
Survivors of Israel”, p. 432.
34.
D. Suter, “Fallen
Angel, Fallen Priest: The Problem of Family Purity in 1 Enoch 6-16”,
HUCA 50(1979), pp. 115-135; idem, Revisiting Fallen Angel, Fallen Priest”, en
Boccaccini (ed.), The Origins of Enochic Judaism, Henoch 24(2002), pp. 137-142.
35.
“Fallen Angel,
Fallen Priest”, p. 119.
36.
Ibid., pp. 122-123.
37.
M. Himmelfarb, “Levi,
Phinehas, and the Problem of Intermarriage at the Time of the Maccabean REvolt”,
JSQ 6(1999), pp. 1-24(129. Su argumento depende en parte de su interpretación
de 4QMMT B 80-82 como prohibición del
matrimonio entre familias de sacerdotes y familias no pertenecientes al
sacerdocio.
38.
Ver M. Himmelfarb, “Ascente
to Heaven in Jewish and Christian Apocalypses”, Oxford 1993, pp. 14-16.
39.
Ver “Theology and
Identity in the Early Enoch Literature”, en Boccacini(ed.), “The Origins of Enochic Judaism”, pp. 57-62; y “Ethos and Identity in Jewish Apocalyptic Literature”,
en M. Konradt & U. Steiner(eds.), “Ethos und
Identitat. Einheit und Vielfalt des Judentums in hellenistisch-römischer Zeit”,
Paderborn 2002, pp. 51-65.
40.
L. Carsson, “Round
Trips to Heaven: Otherworldly Travelers in Early Judaism and Christianity”,
Lund Studies in History of Religions 19, Lund 2004, p. 43, llega tan lejos como
para decir que Enoch adopta el papel de Sumo Sacerdote porque entra en el Santo
de los Santos.
41.
Como enfatizó Himmelfarb, “Ascent to Heaven”, pp. 24-25.
42.
D. Dimant, “Men as
Angels: The Self-Image of the Qumran Community”, en A. Berlin (ed.), “Religion and Politics in the Ancient Near East”,
Bethesda, MD 1996, pp. 93-103.
43.
D. Bryan, “Cosmos,
Chaos and the Kosher Mentality”, JSPSup 12, Sheffield 1995.
44.
Ibid., p. 129.
45.
Ibid., p. 169.
46.
Nickelsburg, “1
Enoch 1”, p. 380; cf. VanderKam, “The
Interpretation of Genesis in 1 Enoch”, pp. 142, 145-146.
47.
Hartman, “Asking for
a Meaning”, p. 71.
48.
Ibid., P.123.
49.
Ibid., p.124.
50.
Bedenbender, “Der
Gott der Welt”, p. 228.
51.
Ibid., p.215.
52.
Comparar el estudio de Filón a cargo de H. Najman,
“Secondign Sinai: The Development of Mosaic
Discurse in Second Temple Judaism”, JSJSup 77, Leiden 2003, pp. 129-130:
“La no-escritas Leyes de la Naturaleza aparecen encarnadas por la Ley Mosaica
escrita”.
53.
Comparar VanderKam, “The
Interpretation of Genesis in 1 Enoch”, pp. 142-143.
54.
Nickelsburg, “Enochic
Wisdom”, p. 125.
55.
Ibid., p. 129.
56.
Ver. J.J. Collins, “Jewish
Wisdom in the Hellenistic Age”, OTL, Louisville 1997, pp. 42-61.
57.
Ver J.J. Collins, G.E. Sterling & R.A.
Clements(eds.), “Sapiential Perspectives: Wisdom
Literature in Light of the Dead Sea Scroll”, STDJ 51, Leiden 2004. Sobre
el limitado uso del material legal. Ver M.J. Goff, “The
Worldly and Heavenly Wisdom of 4QInstruction”, STDJ 50, Leiden 2003, p.
225, con referencia a 4Qinstrution: “Usa la Torah
sin invocarla como fuente de autoridad”.
58.
Ver J.J. Collins, “Apocalypticism
in the Dead Sea Scrolls”, London 1997, pp. 12-19.
No hay comentarios:
Publicar un comentario