viernes, 23 de junio de 2017

LAS COMADRONAS Y EL FARAÓN
El discurso del rey de Egipto en el v. 15 introduce un nuevo episodios; en el v. 14 tiene fin el campo semántico de la esclavitud y la opresión. El estilo también cambia: ahora el gran rey de Egipto se encuentra ante dos matronas que tienen nombres. Es una especie de relato burlesco el que aquí tenemos, muy diferente del que precede. En 2:1 comienza una nueva historia, la del nacimiento de Moisés, aunque los dos relatos están unidos por la raíz y-l-d, “nacer”, “dar a luz”, muy frecuente en los dos pasajes, en plural en 1:15 sqq. y en singular en 2:1 sqq. Se puede detectar fácilmente en la historia de de las comadronas en Éxod. 1:15-22, una estructura concéntrica:

En el v. 15-16. Orden del Faraón a las comadronas:  “Si es niño, matadlo; si es niña, que viva”.

B. v. 17a. Temor de Dios: “Pero las comadronas temían a Dios, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto.”

C. v. 17b-18. Vida para los Hebreos —-Pregunta del Faraón: “Dejaban con vida a los niños” —-“Por qué habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?”

v 19. Vida para los Hebreos —-Respuesta al Faraón: “Son más robustas” (están llenas de vida)”.

v. 21. Temor de Dios: “Y a las comadronas, porque temían a Dios, les concedió descendencia”.

v. 22. Orden del Faraón dirigida a su pueblo: “Arrojaran al Río a todo niño recién nacido, pero que dejasen con vida a las niñas”.

Este arreglo, que no se da por casualidad, pone en el centro de la vida otorgada a los recién-nacidos de los Hebreos gracias a una artimaña de las comadronas. Alrededor de este centro se encuentra la motivación del actuar de las comadronas: el temor de Dios. El cuadro exterior está marcado por dos ordenes mortíferas del Faraón. Se constatan no obstante diferencias: mientras que el v. 16 habla de yeled, “recién-nacido” (nuevo nacido), el v. 22 utiliza ben, “hijo”. Además, el v. 22 es el único del pasaje que introduce un discurso mediante lemor, el término Hebreo equivalente a los “dos puntos”. Se puede concluir que el v. 22 existía ya como introducción a la historia del nacimiento de Moisés y que un autor construyó partiendo de este versículo el relato de las comadronas. Se observa aún que el v. 20 no se integra bien en la estructura y que forma un doblete con el v. 21. Estos versículos parecen querer explicar la expresión “conceder descendencia” -constuir casas- del v. 21, interpretándolo como un favor de Dios al pueblo Israelita. Por lo tanto, la constatación del v. 20 “El pueblo se multiplicaba y se iba consolidando” se apoya en el versículo sacerdotal 1:7 “se multiplicaban y hacían muy fuertes”. El redactor que insertó el v. 20, utiliza para designar a Dios ´elohim, contrariamente a los v. 17 y 21 donde se trata de ha- ´elohim (“el dios”). Se puede pues reconstituir la formación del texto: en los primeros tiempos, 1:22 seguía directamente a 1:9-12. Al haber fracasado el intento del Faraón de disminuir el pueblo mediante trabajos forzados, éste se dirige, en 1:22 como en 1:9, a su pueblo y ordena sean ahogados los varones hebreos recién nacidos; este orden es seguido, en 2:1 sqq., por el nacimiento y la salvación de Moisés. Después fueron integrados los v. 15-19 y 21 y, antes o después, fue insertado el texto sacerdotal (v. 12b-14), el v. 20 fue el último añadido.

LA NACIONALIDAD DE LAS COMADRONAS
El tema de saber si las comadronas salieron del pueblo hebreo o si son egipcias tiene importantes consecuencias para la investigación histórica. Los Masoretas vocalizaron el texto de manera que se identifica a las parteras como mujeres hebreas, y la mayoría de los comentaristas judíos y cristianos siguen esta visión. El texto hebreo no vocalizado permite, al contrario, considerarlas como Egipcias. La versión Griega traduce mediante un genitivo : “taîs maíais tôn Ebraiôn” (“las comadronas de los Hebreos”) dejando abierta la cuestión de la nacionalidad. Esta interpretar está más en línea con la lógica del relato, como bien lo señala Flavio Josefo: “El rey prescribió […] que todo recién nacido varón de los Israelitas fuese echado al río y que las mujeres de los Hebreos al dar a luz fuesen observadas por comadronas “egipcias”; según sus órdenes este oficio debía ser cumplido por mujeres que, siendo sus compatriotas, no transgredieran la voluntad del rey”. (1).

En efecto, el argumento con el cual se justificaban las comadronas ante el Faraón no es plausible -incluso en el plano de la ironía- sino en el caso en que estas parteras atendieran normalmente a las Egipcias. Si, en el espíritu del autor, estas comadronas eran Egipcias, el tema del temor de Dios tienen un sentido particular. 

El hecho que las comadronas tengan nombres semíticos no cambia gran cosa, porque el autor utiliza estos nombres sin duda también en sentido simbólico. 

El nombre Shiwrah está atestiguado una vez en un documento egipcio, el papiro Brooklyn 35.1446 de la XIII dinastía (del siglo XIX antes de nuestra era), que enumera una lista de una cuarentena de sirvientas asiáticas de un funcionario de Tebas, entre las cuales una shpr (Shiwrah?). El nombre puede traducirse como “belleza”, y su mención en un documento egipcio muestra que este nombre existió. Aunque esto no prueba en nada la historicidad del relato.

El Segundo nombre, Pu `ah, del que no se tiene noticia extra-bíblica clara puede ser interpretado en un sentido similar, “brillo, resplandor” o, con el ugarítico, “niña/hija”.

La belleza de Moisés y la presencia de muchachas son un tema importante en el relato siguiente, lo que hace de estos dos nombres una especie de preparación para lo que sigue. Hay que señalar también que las dos mujeres pierden el anonimato, al contrario del Faraón. 


EL TEMOR DE DIOS
El “Temor de Dios” permite a las comadronas afrontar al Faraón, mediante una estratagema. Es la primera vez que se trata con Dios en el libro del Éxodo. Es aún aparentemente un dios misterioso, como lo muestra la utilización del artículo. El concepto del temor de Dios tiene connotaciones sapienciales; se encuentra a menudo esta expresión en el libro de los Proverbios Pr. 14:27: “El temor de Yahvé es fuente de vida que libra de los lazos de la muerte”. En cierta manera, Éxod. 1:15-22 puede ser leído como una puesta en narración de este principio.

Si las parteras son Egipcias, su temor de Dios es el de los “paganos justos”, que vivían conforme al orden de la creación y se oponían a todo tipo de atentado contra este orden. Aquí, este temor de Dios simboliza la verdadera sabiduría de cara a las supuestas “sabias medidas” que el Faraón pretendía tomar en el v. 10.

Esto confirma que tenemos aquí un ajuste tardío que refleja preocupaciones comparables a las de Gén. 20 y de Jon. 1. En Gén. 20, Abraham que se encuentra con su esposa donde Abimelek se defiende de haberla presentado como su hermana: “Es que pensé que seguramente no habría temor de Dios en este lugar y que me asesinarían por mi mujer” (Gén. 20:11). El comportamiento del rey y sus sirvientes demuestra sin embargo lo contrario. Aquí, el temor de Dios es igualmente asociado a los temas de la vida y la muerte. En Jon. 1:10, 17, son los marinos paganos los que actúan con temor de Yahvé frente a Jonás. Se trata, en Gén. 20 y en Jon. 1, de textos recientes que provienen sin duda de un medio de la diáspora y que insisten en el hecho que el temor de Dios existe también en otros pueblos. Éxod. 1:15-22 tienen una preocupación similar. Insertando la historia de las comadronas al comienzo de la epopeya del Éxodo, el autor de esta historia quiere oponerse a una lectura demasiado egocéntrica de esta tradición, demostrando que son los Egipcios los que impidieron el primer proyecto mortal del Faraón. 

LA RESPUESTA DE LAS COMADRONAS
Muy astutas y haciendo prueba de una verdadera sabiduría, a las comadronas caracterizan a las mujeres hebreas como “bestias”. El Faraón puede, en efecto, pensar que las comadronas están de su lado, pero el oyente reconoce la raíz h-y-h “vida” y comprende que su mentira ha permitido salvar la vida de los recién nacidos Hebreos al igual que la propia.

Hay que señalar aún que la puesta en el mundo de un niño es para la mujer, en la Antigüedad, muy dolorosa y peligrosa. Aquí, la imagen de un parto rápido y sin dolor implica casi una esperanza escatológica como la expresada en el v. 7 del capítulo 66 de Isaías para expresar la restauración de Jerusalem: “Antes de tener dolores, ya (Jerusalem) había dado a luz; antes de llegarle el parto, había parido un varón”.

LA RECOMPENSAN DE LAS COMADRONAS
El hecho que Dios les dio casas, o sea una descendencia es algo normalmente asociado con los hombres. El único otro ejemplo, donde esta idea es puesta en relación con mujeres, se encuentra en el libro de Rut, en 4:11, aplicado a Raquel y Lía: “Somos testigos. Haga Yahvé que la mujer que entra en tu casa sea como Raquel y como Lía, las dos que edificaron la casa de Israel”. Se podría calificar estos dos textos como “feministas”, en la medida en que subrayan la importancia de las mujeres en la construcción de una tribu o de un pueblo. 

EL NUEVO ORDEN DEL FARAÓN INTRODUCE LA HISTORIA DE MOISÉS
El rey de Egipto ordena ahora, en su enfado, tirar a todo hijo varón al Nilo, sin excluir explícitamente a los niños varones Egipcios. De nuevo, una imagen irónica del Faraón que, en lugar de comportarse como un sabio, se comporta como un loco. Al mismo tiempo esta formulación puede también hacer alusión a lo que sigue: la muerte de los recién nacidos egipcios o al ahogamiento del ejército egipcio en las aguas. 

Es pues una historia irónica que prepara la historia del nacimiento de Moisés, donde intervienen igualmente una serie de “muchachas” para salvar al futuro salvador de los Hebreos. 

Este enlace entre las dos historias se encuentra muy claramente ilustrado en una escena pintada en la sinagoga de Dura-Europos. 



SINAGOGA DE DURA-EUROPOS


La ciudad de Dura-Europos, que se encuentra en el borde del Eufrates, fue fortificada por los Macedonios hacia el 300 a.C.; en poder de los Partos hacia el 100 a.C., después romana a comienzos del siglo II, fue conquistada en el 256 d.C. por los Sasánidas. En esta ciudad se ha descubierto, una sinagoga con muros pintados de frescos que representan relatos o personajes bíblicos. Una rareza en el contexto del Judaísmo, generalmente hostil a las representaciones figurativas.

El cuadro que representa Éxod. 1:15-2:10 está compuesto de cuatro escenas que se leen de derecha a izquierda: A)El Faraón acompañado de dos consejeros; delante de ellos se encuentran la dos comadronas. B)La puesta en el agua de Moisés. Combinada con la primera escena, lo que resalta el enlace entre los dos relatos. C)La hija del Faraón en el Nilo con sus sirvientas; la desnudez refleja una influencia Griega. Contrariamente al texto bíblico, es la princesa la que parece ir a buscar la caja y la abre. D)el niño es confiado a la madre y a la hermana: se observa que las dos están representadas con los mismos vestidos que los que llevan las dos matronas, subrayando así un lazo profundo entre los dos relatos y siguiendo la tradición según la cual las comadronas son hebreas.

Hay aún otra historia donde una mujer extranjera interviene: en el capítulo 4, cuando Yahvé trata de matar a Moisés, este último es salvado por su esposa Madianita. Este enlace ha sido resaltado por la versión Griega porque el nombre de Séfora que transcribe el de Shifra es igualmente el nombre utilizado para la mujer de Moisés, Çippora en Hebreo.               
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  1. Antigüedades Judías II, 206-207.

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