lunes, 29 de agosto de 2022

MAYA, EL VELO: LAS TRES ENVOLTURAS


LAS TRES ENVOLTURAS

En el Vedanta, Atma se reviste de tres grandes velos (o "envolturas" = koshas), que corresponden analógicamente, prefigurándolos causativamente, a los estados de vigilia, de sueño y de sueño profundo: estos velos o estados son Vaishvanara, Taijasa, Prajna;  lo que velan es la Realidad incondicionada e inefable, Turiya, que en el microcosmo humano será la Presencia divina en el fondo del corazón. Esta realidad, o este cuarto "estado" en sentido ascendente, es el Supra-Ser, o Atma en síde él se dice que es "ni manifestado (vyakta) ni no manifestado (avyakta), y esto exige una precisión importante, que es la siguiente: La idea de lo no manifestado tiene dos sentidos diferentes: existe lo no manifestado absoluto, Parabrahma Brahma nirguna ("no calificado", y lo no manifestado relativo, Ishvara Brahma saguna ("calificado"); este no manifestado relativo, el Ser como principio existenciador o matriz de los arquetipos, puede ser llamado lo "manifestado potencial" en relación con lo "manifestado efectivo", el mundo; pues en el propio orden divino el Ser es la "manifestación" del Supra-Ser, sin la cual la manifestación propiamente dicha, o Existencia, no sería ni posible ni concebible. Decir que lo no manifestado absoluto es el principio a la vez de lo manifestado --el mundo-- y de lo no manifestado relativo --el Ser-- sería una tautología: al ser el principio del Ser, el Supra-Ser es implícitamente el principio de la Existencia. Frente a lo no manifestado absoluto, la distinción entre lo manifestado potencial --que es lo no manifestado relativo y creador-- y lo manifestado efectivo o lo creado, o sea, entre el Ser y la Existencia, no tiene ninguna realidad; no es, respecto al Supra-Ser, ni una complementariedad ni una alternativa. 
En el orden principial o divino, hay que considerar en primer lugar el Absoluto en sí mismo y, en segundo lugar, el Absoluto en cuanto se despliega en Maya, o en el modo de Maya; en este segundo aspecto, "toda cosa es Atma". De una manera análoga, pero en el mismo marco de Maya, se puede considerar las cosas, en primer lugar en sí mismas, o sea, en el aspecto de la existencia separada que las determina como fenómenos, y en segundo lugar en el Ser, o sea, como arquetipos. Todo aspecto de la relatividad --incluso principal-- o de manifestación es vyakta, y todo aspecto de absolutidad --incluso relativa-- o de no manifestación es avyakta.
Para realizar el Supra-Ser, que es el absoluto Sí, es preciso, según la Kata Upanishad, pasar "más allá de la oscuridad"; ahora bien, este "más allá de la oscuridad" es con toda evidencia la luminosidad intrínseca del Sí, la cual se revela después de la oscuridad que presenta lo no manifestado en relación la ilusoria luminosidad de lo manifestado. Como "los extremos se tocan", el máximo de conocimiento "interior" tendrá por complemento el máximo de conocimiento "exterior", no ciertamente en el sentido de un saber científico, sino en el sentido de que el hombre que ve a Dios perfectamente en el interior o más allá de los fenómenos, lo verá perfectamente en el exterior o en los fenómenos; de modo que la "elevación"del espíritu hacia Dios entraña subjetivamente un "descendimiento" de Dios en las cosas. Esta "visión divina" del mundo suele traer aparejado un "mandato celestial" o una misión espiritual, sea cual sea su grado, pero tanto más elevada cuanto más profundo y total sea el conocimiento interior; inversamente, se podría decir que tal mandato predestinado coincide providencialmente con el conocimiento supremo; pero no se puede afirmar, en todo caso, que un grado de conocimiento o de realización implique ipso facto una misión profética legisladora, pues si no todo sabio perfecto debería ser un fundador de religión. 
En cualquier caso, lo que se trataba de señalar aquí es que el levantamiento del velo en la dimensión interior e intelectiva se acompaña de una iluminación o de una transparencia de los velos en los cuales y por los cuales vivimos; y de los cuales somos, por el hecho mismo de nuestra existencia. 
PAG 68-.70

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