miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL JUICIO FINAL

EL JUICIO FINAL
El tema del cambio fluye a lo largo del discurso de Jesús. Estos tres textos que siguen son particularmente interesantes:

“Todo el que ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado” (Q 14:11; comparar Mat. 23:12; Luc. 18:14).

“Quien intente conservar su vida la perderá; y quien la pierda al conservará”. (Q 17:33; comparar Mat. 8:35).

“Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos primeros”. (Marc. 10:31; comparar Evan. De Tomás, 4).

Rudolf Butmann afirmó que “es aquí, más que en ningún otro sitio, donde podemos encontrar lo que verdaderamente es característico del discurso de Jesús (1).

Si creemos que estos tres dichos se originaron en Jesús, de qué estaba hablando? Al contrario de Prov. 29:33 –“El propio orgullo humilla al hombre, el espíritu humilde obtiene honores”-, es dudoso que estos aforismos surgieran de una experiencia optimista. Es cierto que en los textos bíblicos, Dios se opone al arrogante y le otorga su gracia al humilde(2). La sabiduría proverbial sabe que la triste verdad es que el rico es cada vez más rico y el pobre más pobre. En contraste con este truismo, los sentimientos de Q y Marcos no son plausibles en tanto que generalizaciones acerca de la realidad. Como Luc. 6:20 y 24, que bendice a los pobres y censura a los ricos, y dice que los que están arriba no lo estarán siempre, y los que están abajo tampoco. Qué es lo que justifican estas improbables proposiciones?

El paralelo Griego más cercano a estos dichos de los tres Sinópticos parece ser Diógenes Laercio, “Vida de los Filósofos” 1:69: “Humilla al orgulloso y exalta al humilde”. El sujeto de esta frase es el dios Zeus. De la misma manera Dios exalta y humilla en el Salmo 18:27; y en Ahiqar 60 (Lindenberger: “Si deseas ser exaltado, hijo mío, humíllate ante Shamash, que humilla al arrogante y exalta al humilde”). Lo mismo ocurre en Q 14:11; 17:33; y Marc. 10:31. Si el primero se convierte en el último y el último en primero, es debido a la acción divina.

Pero cuando y cómo hará Dios esto? Estos dichos no presuponen que Dios, trabajando a través de la gente buena, haga un mundo mejor. Ni se refieren a eventos del pasado, como en 1 Sam. 2:4 y 5 (Comparar Luc. 1:52-53).

Los dichos de Jesús usan más bien el tiempo futuro “Será exaltado”, “Serán los primeros”. Lo que se prevé con esto es el juicio final, un producto de la escatología Judía en el periodo Helenístico y aún hoy día(3). Los males serán corregidos definitivamente en la consumación. Como dice el Testamento de Judas:

“Y los que murieron en tristeza
resucitarán en alegría
y los que murieron en la pobreza por causa del Señor
serán ricos;
los que murieron por cuenta del Señor
despertarán en la vida”.

Dichos adicionales en la tradición de Jesús se refieren a o presuponen la idea común de un Juicio Final. Cómo funciona el juicio en la proclamación de Jesús? Uno asume que su mensaje milenario resuena especialmente con gente cuyo estatus material, valores culturales, o estatus social, por una u otra razón, eran problemáticos, fifíciles. En otras palabras, se puede suponer que para él y sus seguidores la creencia en un juicio final era parte del intento de llegar a un nuevo arreglo con la experiencia de lo malo en un mundo que creían había sido creado y mantenido por un Dios Bueno y poderoso.

No hay que ser filósofo para entender el problema del mal. El libro de Job en su teodicea muestra que estos casos van más allá de nuestra comprensión. La tradición de Jesús nos propone otra opción. Inspira la imaginación para contemplar, más allá de las lentes operacionales en el presente mundano, el gran juicio. Enfoca los ojos de la mente en el subsiguiente veredicto de Dios, cuando la buena voluntad será premiada y el malo castigado. Anticipa el tiempo en que los perdedores de hoy serán ganadores, cuando el honor del deshonrado será restablecido, etc. Esta visión de justicia retributiva (comparar Mat. 18:23-35), favor no merecido (comparar Mat. 20:1-15), y futuro perfecto en absoluto resuelve la cuestión filosófica. Pero realiza algo no menos importante: dibuja el aguijón de la injusticia insistiendo en su carácter personal.

Algunos de estos dichos de Jesús funcionan como exhortaciones, otros como consuelos, y otros como reprimenda. Es posible que Jesús compusiese estos dichos para sus seguidores itinerantes, de quienes exigía grandes sacrificios y obediencia incondicional.

La Posibilidad que Dios invierta las circunstancias presentes es una cita para infundir ánimo. Uno se puede imaginar a Jesús animando a los campesinos Galileos con promesas de un futuro mejor.

Un punto final acerca del juicio escatológico. La Biblia Hebrea dice muy poco acerca de la vida después de la muerte, solo un texto describe el juicio postmortem que inaugura el para siempre Reino de Dios. Se trata de Daniel 7. Incluso el tercer Isaías que algunos denominan “apocalíptico” o “proto-apocalíptico, aún tenía la visión de la muerte que existía en la Edad de Oro. Pues después de crear un nuevo cielo y una nueva tierra; leemos que “alguien que muriera a la edad de cien años sería considerado joven, y alguien que no llegara a los cien años sería considerado maldito”. En la enseñanza de Jesús, el mundo después del Juicio es el mundo de la vida eterna, como la inmortalidad de los ángeles. Esto quiere decir que su escatología no es como la de los antiguos profetas Hebreos, más bien tiende a la que se da en Daniel y la literatura apocalíptica posterior.

-------------------------------------------------------------
1. Rudolf Bultmann, “History of the Synoptic Tradition”, -New York: Harper & Row, 1963, p. 105.
2. Sant. 4:6 y 1 Ped. 5:5, citando Prov. 3:34. Comparar Job 22:29; Ezeq. 21:26.
3. P. Volz, “Jüdische Eschatologie von Daniel bis Akiba” –Tübingen and Leipzig: Mohr-Siebeck, 1903, pp. 257-70, y Marius Reiser, “Jesus and Judgment” –Minneapolis: Fortress, 1997, part 1.

No hay comentarios:

Publicar un comentario