EL CULTO A BAAL EN EL ANTIGUO ISRAEL
Cuando
leemos el Antiguo Testamento queda claro que era el culto a Baal la mayor y
duradera amenaza al desarrollo del culto exclusivo a Yahvé en el antiguo
Israel. El hecho que los Israelitas vivieran entre los Cananeos, para quienes
el culto a Baal era tan importante, y que Palestina fuese una tierra muy
dependiente de la lluvia para su fertilidad, la cual estaba bajo el ámbito de
influencia de Baal, da fe de la tentadora naturaleza de este culto así como de
la fuerte polémica contra éste en el Antiguo Testamento.
En
tiempos de la entrada en la tierra prometida ya aparece la tentación de
participar en el culto a Baal-Peor en el Monte Peor en la tierra de Moab (Núm. 25:1-9; Deut. 4:3; Sal. 106:28; Os. 9:10).
Consiguientemente, durante el periodo de los jueces, Israel adoró a los Baales
(Jue. 2:11,13; 3:7; 10:6; 1 Sam. 7:4; 12:10).
El texto relata que Gideón derrumbó un altar de Baal y destrozó una Ashera (Jue. 6:25-32). Durante los reinos divididos Ahab
se casó con Jezebel, hija de Itobaal (Ethbaal), rey de los Sidonios, y adoró a
Baal. Erigió un altar a Baal en la casa de Baal que construyó en Samaria, e
hizo una Asherah (1 Rey. 16:31-33). La
promulgación del culto a Baal por parte de Ahab ofrece el fondo de la famosa
confrontación entre Elías y los profetas de Baal en el Monte Carmelo en 1 Rey. 18. Al contrario de Elías, Ahab no veía su
promulgación del culto a Baal incompatible con el culto a Yahvé; de hecho, los
hijos de Ahab, Ahazias y Jehoram tenían nombres Yahvistas. Se dice que Ahazias
adoraba a Baal (1 Rey. 22:53) –es más,
consultó a Baal-zebub, el dios de Ekrón, cuando estuvo enfermo (2 Rey. 1:2-16), un nombre (literalmente, “Señor de las moscas”) que parece ser es una
distorsión de Baal-zebul (Baal Príncipe, cf. Ugarítico “zbl b´l” y Nuevo Testamento Beelzebul). Del otro hijo de Ahab, Jehoram, se
dice “destruyó la estela de Baal que había erigido
su padre”(2 Rey. 3:2), aunque es
visto por el Deuteronomista como un mal rey(2 Rey.
3:2-3). Está claro, no obstante, que el culto a Baal continuó, pues Jehú
posteriormente masacró cruelmente a los sacerdotes de Baal, profetas y devotos
en el templo de Baal e igualmente destruyó el templo y la estela dentro de
este(2 Rey. 10:18-27). Esta acción fue
posteriormente condenada por el profeta Oseas(Os.
1:4). Además del Reino del Norte(2 Rey.
17:16), Manasés también adoró a Baal(2 Rey.
21:3), pero Josías, en su gran reforma, puso fin a este culto(2 Rey. 23:4-5). Entre los profetas canónicos
parece que fueron Oseas y Jeremías los más preocupados por el culto a Baal (ej.
Os. 2:19; 13:1; Jer. 2:8, 23:13). Es
sorprendente que los demás profetas canónicos no mencionen el nombre de Baal,
incluso cuando condenan el sincretismo, por ejemplo, Ezequiel. Quizá algunos
profetas se negaban a mencionar el nombre de deidades detestadas (el único
explícitamente mencionado por Ezequiel es Tamuz, Ezeq.
8:14).
En
el periodo pos-exílico no se oye hablar de Baal, aparte de una referencia en Zac. 12:11 al culto Arameo de Hadad-Rimmón en la llanura de Meggido. También,
hay que recordar que Antíoco IV Epífanes re-dedicó el templo en Jerusalem en el
168 a.C. a Zeus Olimpios, forma Helenista del dios Baal-Shemen.
“La abominación de desolación”(“siqqus shomen o siqqus mesomem”) en Dan. 9:27, 11:31 y 12:11 es un juego de palabras
sobre el nombre Baal-Shamen.
En
el periodo temprano del Antiguo Testamento se mencionan un número de Israelitas
cuyos nombres personales incluyen el elemento teofórico “ba´al”. Entre ellos están Jerubaal, un nombre
alternativo del juez Gedeón (Jue. 6:32, 7:1 etc.)(1). Aunque el Antiguo Testamento interpreta el nombre
como “que sea Baal quien contienda contra él”
(Jue. 6:32), se está de acuerdo en que este
no es el significado original, dado que sería extraordinariamente raro que
alguien llevase un nombre que tuviese un significado en contra de sí mismo.
Sugerencias más probables indican hacia un significado como “Que Baal muestre su grandeza” o “Que Baal otorgue prosperidad”(2). Otros nombres con “ba`al”
incluyen al hijo de Saúl Esbaal(1 Cro. 8:33, 9:39;
distorsionado en Ishboset en 2 Sam. 2:10, etc.), y el hijo de Saúl Jonathán,
Meribal o Meribaal (1 Cro. 8:34, 9:40,
distorsionado en Mefiboset en 2 Sam. 4:4, 9:6,
19:25, etc.; hay otro Mefiboset en 2 Sam.
21:8). Además, David tuvo un hijo llamado Beeliada, o sea, Baaliada (1 Cro. 14:6; llamado Eliada en 2 Sam. 5:16; 1 Cro.
3:8). Otros nombres de Baal se encuentran fuera del Antiguo Testamento,
por ejemplo, en el siglo noveno en una ostraca de Samaria, donde cinco
individuos tienen Baal como nombres, en contraste con nueve que tienen nombres
Yahvistas(3). En lo que concierne a los nombres
arriba mencionados, no hay certeza si simplemente aluden al dios Cananeo Baal,
o se refieren a Yahvé como ser igualado con Baal, o son simplemente el epíteto
“Señor” para Yahvé sin identificación alguna
con Baal el dios. Sea como sea, tenemos evidencia cierta que Yahvé podía ser
referido como Baal en los nombres personales Bealía, uno de los guerreros de
David, y Yeobaal, y “Yahvé es Baal”. Que Yahvé
podía ser igualado con Baal está claramente indicado en Oseas 2.
En
el v.18 Oseas dice, “Y en aquel día, oráculo de Yahvé, ella me llamará “Marido mío”.; ya no
me llamará “Baal mío”. El siguiente versículo continúa, “Retiraré de su boca los nombres de los Baales, que nunca
más volverá a invocar”. Los Baales son mencionados en este mismo
capítulo en el v.15, haciendo clara
referencia al dios de la fertilidad, Baal, a quien el pueblo consideraba
responsable del grano, vino, aceite etc. en v.10,
y también los amantes v.7. Según todo esto
es difícil dudar que Oseas estaba solamente protestando debido al epíteto “Señor” (ba`al)
aplicado a Yahvé, más bien estaba rechazando la tendencia del pueblo a
identificar Yahvé con Baal hasta tal extremo que la identidad esencial y
singularidad del primero estaba siendo comprometida.
Más
evidencia en apoyo del punto de vista que había algunos que igualaban a Yahvé
con Baal deriva del hecho que esta hipótesis tiene poder explicativo a la hora
de dar cuenta del surgimiento de la imaginería del Hijo
del Hombre en Daniel 7(4).
----------------------
1. J.A. Emerton, “Gideon and
Jerubbaal”, JTS NS 27(1976), pp. 289-312.
2. Así lo entiende Noth, “Die
israelitischen Personennamen”, pp. 206-207, y Albright, “Archaeology and the
Religion of Israel”, pp. 109,205 n. 57, respectivamente. Ver también, J.J.
Stamm, “Beiträge zur hebräischen und altorientalischen Namenskunde” (Ed. E.
Jenni y M.A. Klopfenstein; OBO, 30; Freiburg/Göttingen:
Universitäts-verlag/Vandenhoeck & Ruprecht, 1980), pp. 145-46.
3. Los cinco nombres Baal y
literatura en la ostraca de Samaria son citados por Mark S. Smith, “The Early
History of God”, p. 65 n.3.
4. Emerton, “The Origin of the
Son of Man Imagery”, pp. 225-42; J. Day, “God´s Conflict with the Dragon and
the Sea”, pp. 151-77.
No hay comentarios:
Publicar un comentario