lunes, 4 de marzo de 2013

SÍMBOLO Y EXPERIENCIA


SÍMBOLO Y EXPERIENCIA
Llamar algo un símbolo significa tomarlo tanto literalmente como metafóricamente.... pues un símbolo en sentido propio participa en lo que significa. En este sentido, el símbolo "Espíritu Santo" sirve como expresión lingüística de la experiencia de poder.

La historia del Cristianismo temprano es la historia de ideas teológicas o instituciones sociales, una historia del desarrollo de teorías que han tratado de compensar la falta de evidencia. En una empresa así entendida y tan limitada, el lenguaje de la experiencia religiosa aparece como algo meramente subjetivo y evasivo en orden a apoyar la causa de la reconstrucción histórica.

Considerada demasiado molesta para el supuesto espíritu científico, la experiencia religiosa en las primeras comunidades cristianas ha sido obviada por la mayor parte de Estudiosos y Académicos. Aunque, claro está, para nada es neutral este supuesto método científico-histórico.

Si la esencia original del Cristianismo es la mera enseñanza moral de Jesús o el simple principio teológico de justificación por la gracia, qué habría que hacer con la enorme cantidad de citas en los primeros escritos que hacen referencia a la experiencia trascendente? Por citar algunos: (Luc. 24:49; Hechos 1:8; 8:18-19; 10:38; Romanos 1:4; 8:26; 15:13,19; 1 Corintios 2:4; 5:3-4;; 12:11; ; 2 Corintios 4:13; Gálatas 3:1-5; Efesios 2:2; 3:16; 6:18-20; 1 Tesalonicenses 1:5; Hebreos 2:4........etc.)(1).

Como bien reconoció la "religionsgeschichtliche Schule", el Cristianismo no es ante todo la compilación de proposiciones teológicas sino más bien la expresión de experiencias y convicciones religiosas. W. Bousset dice del culto Cristiano en Antioquia: "Aquí tenemos no una noción, una idea pensada y después propagada por unos individuos, sino algo que yace mucho más profundamente , con una convicción que surge de la inmediatez del sentimiento religioso".

Si los símbolos religiosos son tomados como epifenómeno respecto a la lucha humana por posición social y política, entonces el poder, en lugar de la realidad trascendente toma prominencia y se convierte en instrumento de control en beneficio de intereses partidistas. Las pretensiones de experiencia de un poder trascendente deben ser desmistificadas como camuflaje para tomar posición política dentro de las tradiciones religiosas.

Las lecturas específicas de la literatura del Nuevo Testamento que han sido generadas por la hermenéutica  de la sospecha no son para nada satisfactorias. Es simplista: es difícil mantener la fantasía que toda producción literaria no es sino ideológica. Además son reduccionistas: insistiendo que el lenguaje de la experiencia religiosa tiene solamente importancia mistificante que no mística, fallan en reconocer la forma específica y la función de los símbolos fallando en reconocer la dimensión específicamente religiosa del Cristianismo temprano. 

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1. Ver el tendencioso intento teológico de A. Harnack de extraer el "núcleo" de la esencia del Cristianismo utilizando el método histórico.

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