EL ZOROASTRISMO EN EL IMPERIO
AQUEMÉNIDA
La consolidación y elevación del Zoroastrismo en el imperio
Aqueménida se le atribuye mayormente a los Magos, la tribu o casta sacerdotal
Media, que parece análoga a los Brahamanes de la India o a los Levitas del
antiguo Israel que habían formado una clase sacerdotal en el reino de los
Medos(1). Si los Magos se unieron a los
sacerdotes Zoroastrianos del este para formar un cuerpo eclesiástico bajo los
Aqueménidas es algo que se desconoce; los primeros contactos con el
Zoroastrismo del este de Irán no nos son conocidos. Aunque no todos los Magos
se asociaron con el Zoroastrismo, aquellos que adoptaron sus creencias y
prácticas sirvieron de vehículos para expandir el Zoroastrismo en los dominios
occidentales de los Aqueménidas, incluida Asia Menor. Para los Griegos, las
enseñanzas de los Magos eran las mismas que las de Zoroastro y el profeta de
Ahura Mazda vino a ser llamado “Mago”. Los Magos habían estado expuestos a la
influencia religiosa de Mesopotamia pero desde la era Aqueménida su destino
estuvo unido inextricablemente al Zoroastrismo, aunque algunos de ellos
continuaron participando en ritos no Zoroastrianos. El eclecticismo religioso
de los Magos hizo posible la asimilación de tradiciones del Medio Oriente
dentro del Zoroastrismo en una época cuando la política religiosa Aqueménida
permitía la coexistencia y el intercambio entre las varias religiones y cultos.
Entre los desarrollos religiosos importantes de la época Aqueménida estuvo la
rehabilitación Zoroastriana del Señor del Contrato, Mithra “de los amplios
pastizales”, como supremo entre los divinos “yazatas”(dignos
de culto), que vino a ser reverenciado como maestro omnisciente del mundo y su
vigilante guardián contra los poderes del mal y las tinieblas: Otro
significativo fenómeno religioso del periodo fue la expansión del culto a la
Diosa Anahita, “la Inmaculada”, Señora de las “aguas purificadas” que surgió
bajo una fuerte influencia Asirio-Babilonia.
Las transformaciones religiosas
de la época Aqueménida también afectaron al esquema dualista original de
Zoroastro, en el cual se habían puesto en absoluta oposición los principios de
Verdad y Mentira y los modos opuestos de ser en la relación de los dos
Espíritus gemelos por debajo de Ahura Mazda, los Espíritus Santo y Destructivo.
Mientras que en los Gathas de Zoroastro Ahura Mazda
está claramente sobre estos dos Espíritus, en el Zoroastrismo Aqueménida
comenzó un proceso de fusión de Ahura Mazda (Ohrmazd) con Spenta Mainyu, el
Espíritu Santo. De la posición de dios Supremo, Ahura Mazda vino a ser
gradualmente igualado con el santo de los dos Espíritus gemelos y vino a
enfrentarse con el que ahora aparece como su opuesto simétrico, el anti-Dios
virtual, Angra Mainyu (Ahriman). La nueva fórmula dualista Zoroastriana,
en la cual Ohrmazd y Ahriman son posicionados como los dos principios
primordiales e independientes, adquirió poco a poco autoridad, incluso fuera
del mundo Iraní. Aristóteles informa en su obra “Sobre la Filosofía” que los
Magos creían en la existencia de dos principios, el espíritu bueno, Zeus o
“Oromasdes”, y el espíritu del mal, Hades o “Arimanius”. Los Magos, de hecho,
están acreditados con haber endurecido el dualismo temprano Zoroastriano en la
doctrina de Ohrmazd vs. Ahriman e influencias Babilonias también jugaron un
papel en la revisión que los Magos realizaron en la enseñanza de los Espíritus
gemelos(2).
En los relatos clásicos Zoroastrianos del nuevo y estricto
sistema dualista, Ohrmazd y Ahriman aparecen como dos primeras causas separadas
que existen desde el principio (éste es el dualismo
radical, mientras que el anterior es llamado “dualismo monárquico).
Ohrmazd es el Creador que es “todo bien y luz” y habita en la Infinita Luz
arriba, mientras que Ahriman es el Destructor que es “todo maldad y muerte” y
habita en el abismo de Infinita Tiniebla abajo. En el comienzo Ohrmazd y
Ahriman, Luz y Tinieblas, están separados por el Vacío; Ohrmazd, que siempre
está en la luz es infinito en el tiempo pero limitado en el espacio por
Ahriman, que es parco en conocimiento, poseído por la voluntad de golpear y
limitado en el tiempo, dado que será vencido en los últimos días (Gran Bundahishn 1:1-12). El conflicto entre el
Creador y el Destructor es relatado en la sección de apertura del Gran
Bundahishn. Ohrmazd era consciente que Ahriman atacaría y trataría de
fusionarse con él. Como defensa construyó en el
Vacío una creación ideal que permaneció quieta, sin
pensamiento e intangible durante tres mil años. Al mismo tiempo, Ahriman
percibió la luz de Ohrmazd, obsesionado por la envidia y deseo de destrucción,
construyó de su propia obscuridad su creación destructiva “oscura y
polvorienta” y la esencia de los demonios, “un movimiento desordenado y malo”,
diseñado para la destrucción de las criaturas de Ohrmazd.
Ohrmazd tuvo éxito y consiguió un pacto para que el
conflicto durase un periodo finito de nueve mil años. Mithra es el encargado de
hacer que el pacto se cumpla. Ahriman es, pues, expulsado de la creación ideal
de Ohrmazd y puesto en el abismo de tinieblas, donde permanece impotente
durante tres mil años. Ohrmazd da forma a su creación material para rechazar el
futuro ataque del Espíritu Destructivo, la fuente del “movimiento desordenado”.
A continuación de la creación del cielo, el agua, la tierra y las plantas,
Ohrmazd da forma al “Toro Primordial Creado-solo” y al radiante “Gayomart”, el
Hombre Justo Primordial. Ohrmazd presentó a las almas
pre-existentes de los hombres, los “fravashis”, con la libre elección:
la de encarnarse en forma material, luchar contra la mentira y finalmente ser
inmortalizadas con sus cuerpos, o de estar protegidas en el mundo ideal de la
acometida y enemistad del Destructor, Ahriman. Las almas eligen descender y
llevar a cabo la lucha de Ohrmazd contra Ahriman.
Después de los tres milenios, sin embargo, Ahriman fue
finalmente restaurado a la acción por la “Prostituta Maldita”. Vista algunas veces
como la primera mujer, creada por Ohrmazd pero desertó a favor del Espíritu
Destructivo, por el que fue hecha impura y elevada a “reina Prostituta de los demonios
impuros de su descendencia”(3). Animado por su
frenético deseo de demoler la dignidad del “Hombre Justo” y del Toro, Ahriman
reunió sus demonios y armas y, alzándose en forma de serpiente, irrumpió en el
mundo visible durante el equinoccio vernal. El comienzo del asalto de Ahriman
parecía justificar su siniestro apelativo como “destructor del mundo” –toda la
creación fue invadida y hecha impotente y el mediodía fue invadido por la
oscuridad.
Ahriman ataca
al Toro primordial, que muere, sedado por un narcótico que le da graciosamente
Ohrmazd. Ahriman deja libre al “Demonio de la Muerte”, Atvihad, junto con sus
miles de seguidores, que atacan al “Hombre Justo”, el cual, aunque muy
debilitado, sobrevive al asalto del Destructor y vive durante otros treinta
años.
La ofensiva de Ahriman también sitúa a los planetas contra
las constelaciones en una guerra en la que los planetas, descritos como
impregnados de oscuridad, luchan al lado de Ahriman. En el desarrollo de esta
guerra, el líder de las constelaciones, la Estrella Polar, enfrenta a los
planetas Jupiter, Marte, Venus y Mercurio. Escorpio y la Osa Mayor, aparecen
como “Jefes del Norte” y una gran fuerza benefactora que derrota a sus
adversarios planetarios aunque los planetas de Ahriman también obtienen sus
victorias: Marte y Saturno prevalecen en su lucha contra la Estrella Polar y
Vega, Mercurio y Sirio también les igualan. Temido como planeta de la muerte,
en la tradición Zoroastriana Saturno adquirió el título de “aquel cuya agresión
llega lejos”, mientras que Júpiter, al haber sucumbido ante la Osa Mayor, vino
a ser el planeta de la vida. En el esquema astrológico Zoroastriano la muerte
del Hombre Justo es causada por el predominio de Saturno, el que trae la
muerte, situado en Libra, y victorioso sobre el que otorga la vida, Júpiter,
débilmente situado en Capricornio.
Ahriman puede haber destruido la buena Creación pero su
fortaleza en el mundo material vino a ser su prisión, lo mismo que el cielo
vino a ser la fortaleza que no pudo vencer para hacerla regresar al ámbito de
la oscuridad. Después de las batallas con las fuerzas espirituales de Ohrmazd,
Ahriman es expulsado al centro de la tierra y atrapado en el mundo, el cual ha
sufrido una transformación en “oposición, dualidad, combate y mezcla de alto y
bajo” (Gran Bundahishn 4:28). Con la muerte del “Toro Primordial” brota de sus
miembros la vida de las plantas, de su esperma la vida animal, y de su sangre
el fruto de la vid, mientras que de la semilla del “Hombre Justo” surge la
primera pareja humana, Mashye y Mashyane, las contrapartes Zoroastrianas de
Adán y Eva. El “padre y la madre del mundo” fueron introducidos en el mundo
justo de Ohrmazd, pero fueron desviados por Ahriman para proclamarlo creador de
las aguas, de la tierra y las plantas, y así cometieron el “pecado raíz contra
el dualismo”(4), tomando equivocadamente al
Destructor como Creador. Cometiendo después más crímenes, Mashye y Mashyane
fueron puestos en el infierno hasta que llegara el tiempo de la transfiguración
final y salvación.
A pesar de las trasgresiones de la primera pareja humana, la
raza humana al estar dotada de libre voluntad, continuó siendo el frente en la
batalla que Ohrmazd libra contra Ahriman. Con la pérdida de gran parte del
poder del Destructor Ahriman, descrita algunas veces como su decapitación, el
Creador Ohrmazd finalmente deviene infinito no sólo en el tiempo, sino en el
espacio, para reinar sobre el mundo transfigurado eternamente.
El relato Zoroastriano de la creación del mundo y su
relación con el desarrollo del conflicto entre Ohrmazd y Ahriman deja
translucir su deuda con el arcaico escenario cosmogónico Indo-Iranio.
Inevitablemente, algunos elementos de este legado Indo-Iranio son revalorizados
y posteriormente integrados en la cosmogonía Zoroastriana, un proceso que no
puede ser reconstruido completamente, que posee numerosas incógnitas. Por
ejemplo, hay indudables correspondencias entre el relato Zoroastriano de la
creación y el muy importante ritual sacrificial Zoroastriano, del “Yasna”(5), incluido un evidente paralelismo entre el
sacrificio del Toro primordial y el “Yasna” sacerdotal del sacrificio
sangriento, de proveniencia antigua Indo-Irania. Sin embargo, en el esquema
Zoroastriano el sacrificio del Toro es uno de los actos más malvados de
Ahriman, que da lugar en el mundo a una especie de caída del anterior estado de
perfección, mientras que en el “Yasna” ritual el sacrificio es visto como
natural, como una acto completamente bueno. Una solución que se ha postulado a
esta discrepancia ofrece fuertes argumentos a favor de que en la versión
arcaica Indo-Irania de esta cosmogonía la transición entre la primera etapa de
la creación, cuando el mundo permanecía estático, sin movimiento, al segundo,
estado dinámico se vio afectada por un sacrificio del toro-primordial(6). Este sacrificio es considerado benigno y necesario
y, según algunas indicaciones, fue atribuido a Mithra en su función como
demiurgo.
Mientras Aristóteles aludió a los dos principios
primordiales de los Magos “Oromasdes” y “Arimanius”, Eudemo de Rodas registró
otra forma de dualismo Mago. Según Eudemo los Magos y “toda la raza Aria”
llamaban al “todo inteligible y unitario universo” Espacio-Tiempo, de donde
fueron extraídos un dios bueno y una demonio malo, luz y tinieblas, lo primero
gobernado por Ohrmazad y lo segundo por Ahriman.
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1.
Hay considerable literatura y divergencia de
opiniones sobre los Magos –desde G. Messina, “Die
Ursprung der Magier und die zarathustriche Religion”(Bologna, 1930), y
Molé, “Culte”, desde que los Magos eran
discípulos de Zoroastro y sus herederos, hasta que según la opinión de R. Pettazzoni, “La
religiones di Zarathustra” (Roma, 1920), p. 84 que los Magos eran
sacerdotes de los “devas”.
2.
Los Magos han sido identificados como autores de
la fórmual Ohrmazd-versus-Ahriman según Gershevitch, “Zoroaster
Own Contribution”, pp. 29, donde es identificada como una “herejía original y elegante”; y en Gnoli, “Zoroaster´s Time and Homeland”, pp. 210, con
argumentos a favor de influencias Mesopotamias en la creación de la nueva
oposición dualista. Sobre la asociación entre Spenta Mainyu y Ahura Mazda, por
ejemplo, Boyce, “History of Zoroastrianism”,
vol. 1, pp. 193; P. Kreyenbrock, “On Spenta
Mainyu´s Role in Zoroastrian Cosmogony”, en Bromberg ed., Bulletin of
the Asia Institute, 7, pp. 97-103.
3.
La figura de la “Maldita Prostituta”, su maldad
y asociación con Ahriman es discutida en Zaehner, “The
Dawn and Twilight”, pp. 231-4; Zurvan,
pp. 74-5, 183.
4.
Zaehner, “The Dawn
and Twilight”, p. 267.
5.
(120)Ver Boyce, “A
History of Zoroastrianism”, vol. I, p. 149, “Zoroaster
the Priest”, BSOAS, 33, 1970, pp. 22-38; P. Kreyenbroek, “Mithra and Ahreman, Binyamin and Malak Tawas: Traces o
fan Ancient Myth in the Cosmogonies of two Modern Sects”, Recurrent Patterns in Iranian Religons: From Mazdasim to
sufism”, ed. P. Cignoux (Paris, 1992), pp. 57-79.
6.
Ver Kreyenbrock, “Mithra and Ahreman, Binyamin
and Malak Tawus”; Mithra and Ahriman in Iranian Csomogonies”, en J. R. Hinnels
(ed.), Studies in Mithraism” (Roma, 1994), pp. 173-82; idem, “Yezidism –its
Background, Observances and Textual Tradition”(Lewiston, 1995), pp. 57-61.
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