miércoles, 20 de noviembre de 2013

ZOROASTRO Y EL JUDAÍSMO

ZOROASTRO Y EL JUDAÍSMO
El retorno del exilio de la comunidad Judía a Sión bajo la protección de Ciro fue percibido como un nuevo Éxodo guiado por el Dios de Israel. La construcción del Nuevo Templo de Jerusalem estuvo presidida por Zorobabel, descendiente de la Casa de David. Su reconstrucción “según la orden de Dios” (Esd. 6:14-15), quedó completada en el reinado de Darío y fue consagrado el 12 de Marzo del 516 a.C. La renovación del culto a Yahvé en el Templo de Jerusalem fue considerada como renovación de la Alianza entre Yahvé y su pueblo elegido. La nueva era del Segundo Templo (516 a.C.- 70 d.C.) estuvo marcada por la ferviente anticipación del retorno de la divina presencia y favor a un Israel restaurado y redimido (Zacarías, 8:3). Además de la restauración del Templo la nueva era se esperaba trajese la venida del reino de Dios sobre la tierra, anunciado por Isaías 2:1-4, así como justicia, salvación y renovación del mundo. La redención dramática de Israel era vista como el anuncio de la conversión universal de las naciones a la fe de Israel, cuando el juicio de Yahvé y su salvación alcanzaran hasta “los confines de la tierra” y todos los hombres se volviesen hacia el “Santo de Israel” para ser salvos y “servirle con un solo yugo”(Sof. 3:9). Las escrituras de los profetas pos-exílicos como Zacarías y Ageo  están afectadas por una intensa anticipación de la era escatológica a venir y el día del cataclismo “Día de Yahvé cuando serán estremecidos los cielos y la tierra, el mar y la tierra” junto con las naciones Ageo 2:6-7 para crear el nuevo cielo y la nueva tierra cuando, como se anuncia en Isaías 65:17, “las cosas pasadas no serán recordadas”.

Estas expectativas estaban muy de cerca relacionadas con las esperanzas proféticas para la última restauración del reino Davídico bajo el gobierno de un rey mesiánico de la casa de David, un vástago del tronco de Jesé. Durante la era del Segundo Templo el Judaísmo estuvo en estrecho contacto con el Zoroastrismo y sufrió una serie de transformaciones significativas. Algunos de los nuevos conceptos y creencias desarrollados/as en el Judaísmo demuestra fuertes afinidades con las tradiciones Babilonias y Zoroastrianas y han sido atribuidas a influencias directas sobre el Judaísmo exílico y pos-exílico (1).

Pero a pesar de las diferencias aparentes entre las visiones religiosas Zoroastriana y la Judía, éstas comparten el enfoque monoteísta de un Dios-Creador que guía el proceso histórico hacia un juicio final universal y salvación. Tanto el Zoroastrismo como el Judaísmo rechazan el politeísmo y la idolatría y su prolongada relación durante el exilio en Babilonia estuvo condicionada por lo que normalmente se describe como mutua simpatía religiosa. El encuentro entre los mundos Iranio y Judío dejó sin duda su huella en la evolución del mesianismo pos-exílico Judío y en su escatología y también en el surgimiento de la Apocalíptica Judía. También conviene señalar desarrollos en la angeología y demonología del Judaísmo pos-exílico, que dio lugar a la elaboración y clasificaciónn los órdenes y funciones paralelos de las combatientes huestes angélicas y demoníacas los cuales han sido generalmente aceptados como reflejo de influencias Babilonias y Zoroastrianas. El pos-exílico libro de Zacarías con su noción de los “siete ojos del Señor”, fue el primero en reconocer y distinguir los diferentes órdenes angélicos. En la angeología posterior Israelita las huestes celestiales vinieron a estar clasificadas en una jerarquía intrincada y bien ordenada coronada por el septeto divino de los siete arcángeles que estaban en la presencia del Señor(Tobías 12:15). Estas elaboraciones de la angeología Judía estuvieron al menos parcialmente motivadas por el nuevo ethos religioso del Judaísmo pos-exílico que tendía a ver a Yahvé como Dios más remoto y trascendente, que actúa en la historia mediante la agencia de sus ángeles mediadores.   
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(1)     La continua influencia de la ley Irania sobre el Judaísmo en la época Aqueménida y posteriormente es tratada, por ejemplo, en R.N. Frye, “Irán e Israel” en G. Wiessner (ed.), “Festschrift für Wilhelm Eilers”(Wiesbaden, 1967), pp. 74-85. Dados los problemas de identificación con precisión del tiempo y fondo de un número de nociones teológicas y apocalípticas Zoroastrianas, el problema de las influencias religiosas Iranias sobre el Judaísmo pos-exílico ha dado lugar a mucha controversia y literatura, la mayoría de la cual es tratada en D. Winston, “The Iranian Component en la Biblia, Apocrypha and Qumran: A Review of the Evidence”, HR, 5(1966), pp. 183-216; Duchesne-Guillemin, “Religion”, pp. 178-82; Cohn, “Cosmos, Chaos and the World to Come”, pp. 222-27, 263-5. Un tratamiento más detallado de postuladas influencias sobre las nociones escatológicas, angeológicas y demonológicas Judías en las escrituras Judías, desde el canónigo Daniel hasta los Rollos de Qumran, se puede encontrar en Boyce, “A History of Zoroastrianism”, vol. 3, pp. 389-436. El problema cronológico que afecta a estos estudios de los contactos religiosos entre Irán e Israel ha sido tratado por S. Shaked en “Qumran and Iran: further considerations”, IOS, 2 (1972), pp. 433-46.

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