ZOROASTRO Y EL JUDAÍSMO
El retorno del exilio de la comunidad Judía a Sión bajo la
protección de Ciro fue percibido como un nuevo Éxodo guiado por el Dios de
Israel. La construcción del Nuevo Templo de Jerusalem estuvo presidida por
Zorobabel, descendiente de la Casa de David. Su reconstrucción “según la orden
de Dios” (Esd. 6:14-15), quedó completada en el reinado de Darío y fue
consagrado el 12 de Marzo del 516 a.C. La renovación del culto a Yahvé en el
Templo de Jerusalem fue considerada como renovación de la Alianza entre Yahvé y
su pueblo elegido. La nueva era del Segundo Templo (516 a.C.- 70 d.C.) estuvo
marcada por la ferviente anticipación del retorno de la divina presencia y
favor a un Israel restaurado y redimido (Zacarías, 8:3). Además de la
restauración del Templo la nueva era se esperaba trajese la venida del reino de
Dios sobre la tierra, anunciado por Isaías 2:1-4, así como justicia, salvación
y renovación del mundo. La redención dramática de Israel era vista como el
anuncio de la conversión universal de las naciones a la fe de Israel, cuando el
juicio de Yahvé y su salvación alcanzaran hasta “los confines de la tierra” y
todos los hombres se volviesen hacia el “Santo de Israel” para ser salvos y
“servirle con un solo yugo”(Sof. 3:9). Las escrituras de los profetas
pos-exílicos como Zacarías y Ageo
están afectadas por una intensa anticipación de la era escatológica a
venir y el día del cataclismo “Día de Yahvé cuando serán estremecidos los
cielos y la tierra, el mar y la tierra” junto con las naciones Ageo 2:6-7 para
crear el nuevo cielo y la nueva tierra cuando, como se anuncia en Isaías 65:17,
“las cosas pasadas no serán recordadas”.
Estas expectativas estaban muy de cerca relacionadas con las
esperanzas proféticas para la última restauración del reino Davídico bajo el
gobierno de un rey mesiánico de la casa de David, un vástago del tronco de
Jesé. Durante la era del Segundo Templo el Judaísmo estuvo en estrecho contacto
con el Zoroastrismo y sufrió una serie de transformaciones significativas.
Algunos de los nuevos conceptos y creencias desarrollados/as en el Judaísmo
demuestra fuertes afinidades con las tradiciones Babilonias y Zoroastrianas y
han sido atribuidas a influencias directas sobre el Judaísmo exílico y
pos-exílico (1).
Pero a pesar de las diferencias aparentes entre las visiones
religiosas Zoroastriana y la Judía, éstas comparten el enfoque monoteísta de un
Dios-Creador que guía el proceso histórico hacia un juicio final universal y
salvación. Tanto el Zoroastrismo como el Judaísmo rechazan el politeísmo y la
idolatría y su prolongada relación durante el exilio en Babilonia estuvo
condicionada por lo que normalmente se describe como mutua simpatía religiosa.
El encuentro entre los mundos Iranio y Judío dejó sin duda su huella en la
evolución del mesianismo pos-exílico Judío y en su escatología y también en el
surgimiento de la Apocalíptica Judía. También conviene señalar desarrollos en
la angeología y demonología del Judaísmo pos-exílico, que dio lugar a la
elaboración y clasificaciónn los órdenes y funciones paralelos de las
combatientes huestes angélicas y demoníacas los cuales han sido generalmente
aceptados como reflejo de influencias Babilonias y Zoroastrianas. El pos-exílico
libro de Zacarías con su noción de los “siete ojos del Señor”, fue el primero
en reconocer y distinguir los diferentes órdenes angélicos. En la angeología
posterior Israelita las huestes celestiales vinieron a estar clasificadas en
una jerarquía intrincada y bien ordenada coronada por el septeto divino de los
siete arcángeles que estaban en la presencia del Señor(Tobías 12:15). Estas
elaboraciones de la angeología Judía estuvieron al menos parcialmente motivadas
por el nuevo ethos religioso del Judaísmo pos-exílico que tendía a ver a Yahvé
como Dios más remoto y trascendente, que actúa en la historia mediante la
agencia de sus ángeles mediadores.
------------------------
(1)
La continua influencia de la ley Irania sobre el
Judaísmo en la época Aqueménida y posteriormente es tratada, por ejemplo, en
R.N. Frye, “Irán e Israel” en G. Wiessner
(ed.), “Festschrift für Wilhelm Eilers”(Wiesbaden,
1967), pp. 74-85. Dados los problemas de identificación con precisión del
tiempo y fondo de un número de nociones teológicas y apocalípticas
Zoroastrianas, el problema de las influencias religiosas Iranias sobre el
Judaísmo pos-exílico ha dado lugar a mucha controversia y literatura, la
mayoría de la cual es tratada en D. Winston, “The
Iranian Component en la Biblia, Apocrypha and Qumran: A Review of the Evidence”,
HR, 5(1966), pp. 183-216; Duchesne-Guillemin, “Religion”,
pp. 178-82; Cohn, “Cosmos, Chaos and the World to
Come”, pp. 222-27, 263-5. Un tratamiento más detallado de postuladas
influencias sobre las nociones escatológicas, angeológicas y demonológicas
Judías en las escrituras Judías, desde el canónigo Daniel hasta los Rollos de
Qumran, se puede encontrar en Boyce, “A History of
Zoroastrianism”, vol. 3, pp. 389-436. El problema cronológico que afecta
a estos estudios de los contactos religiosos entre Irán e Israel ha sido
tratado por S. Shaked en “Qumran and Iran: further
considerations”, IOS, 2 (1972), pp. 433-46.
No hay comentarios:
Publicar un comentario