SINCRETISMO EN EL ESTE
Con su abundancia de cultos y capacidad para asimilar y
transmutar influencias forasteras los mundos religiosos del Kushan y roma
tienen un gran parecido. Aunque poco se sabe acerca de la situación religiosa
en Irán durante los Arsácidas, el imperio Parto fue lugar de encuentro de
diversas tradiciones religiosas. En subdominios occidentales de la antigua
Mesopotamia las tradiciones cultuales aún estaban activas; la comunidad Judía,
particularmente influyente en Babilonia, era leal y apoyaba a los Partos,
mientras que la parte oriental estuvo expuesta a influencias Hindúes y
Budistas. El Cristianismo también penetró y se expandió en los ámbitos Partos,
mientras que duró la política tolerante y sincrética de los Arsácidas hasta el
final de su poder en el 226 d.C.
Al este de Partia, el imperio Kushan desarrolló una de las
culturas más originales de Asia, famosa por su elaborada e ingeniosa síntesis
de elementos culturales y religiosos Iranios, Indios y Greco-Romanos. El amplio
panteón Kushan comprendía a Ahura-Mazda, Buda, y Heracles, mientras Mitra que
estaba tomando amplios rasgos solares, era identificado con Apolo y Helios(1). Algunas formas tradicionales de culto Hindú como
el culto a Shiva, prevalente en el noroeste de la India, también florecieron en
Kushan, aunque ahora Shiva estaba asociado con el dios héroe Heracles o
Dionisos. La fundación del imperio Kushan expuso el noroeste de la India a las
influencias Iranias aunque eventualmente la religiosidad India comenzó a
adquirir prominencia en el imperio, un proceso que se vio acelerado por una
reforma radical del Budismo en el norte –el surgimiento del Budismo Mahayana.
De manera simultánea con el surgimiento del Cristianismo en
el imperio Romano el dominio del Kushan fue testigo de la cristalización de la
escuela Mahayana (Gran Vehículo) en el Budismo con su nuevo evangelio de
salvación “más grande” y universal mediante la fe y el culto. En el Budismo
Mahayana la salvación es inaugurada mediante los “Tres Cuerpos” del Buda
universal: El Cuerpo de lo que Es (descrito como Cuerpo de la Ley, puro ser y
fuente absoluta de todos los fenómenos), el Cuerpo de Felicidad o Gloria y
finalmente el Cuerpo de Transformación o “Creación Mágica”, como es manifestado
por una línea histórica de sucesivos Budas, siendo el Sakyamuni el buda
histórico de la era presente. El Budismo Mahayana profesó el camino de los
elevados “Seres de Iluminación”, los Bodhisattvas, dedicados a otorgar la
iluminación y salvación a todos los seres vivientes siendo alabados como “la
ayuda final del mundo” y “guías de los medios de salvación del mundo”. Los
Bodhisattvas dieron lugar a una gran cantidad de Budas que fueron elaborados en
las escrituras Mahayanas e iconografía. En el panteón Bodhisattva era
particularmente honrada la figura de Avalokiteshvara, Señor de la Compasión,
cuya encarnación en el Budismo Tibetano se da en su líder espiritual, el Dalai
Lama, con su linaje de reencarnaciones Avalokiteshvara. Otro Bodhisattva
importante fue Maitreya (El Amoroso), que era exaltado como el Buda futuro y
con la difusión del Budismo en Asia su culto vino a adquirir dimensiones
mesiánicas y milenaristas importantes.
En el primer milenio Cristian el Budismo Mahayana, con su
vigoroso ethos misionero, se extendió a lo largo y ancho de Asia y vino a ser
la forma prevalente de Budismo en China, el Tibet, Korea y Japón, donde dio
lugar a nuevas e influyentes escuelas de pensamiento Budista. La gran expansión
del Budismo Mahayana comenzó en el imperio Kushan, que vino a ser su baluarte
durante el reinado de su gran patrón y propagador del Budhismo, Kanishka I (c.
110 a.C.), que emergió en la tradición Budista como una especie de segundo
Asoka. Bajo el patrocinio de sucesivos gobernantes en Kushan el imperio sirvió
como piedra fundamental para la introducción del Budismo en Asia Central y
China. Aunque la reforma Mahayana del Budismo no quedo exenta de verse afectada
por el clima sincretista de corrientes engendradas en el imperio Kushan y
frontera Indo-Irania. Bajo el gobierno del Kushan la famosa escuela de arte en
Gandhara, al sur del Hindu Kush, alcanzó su zenit. La escuela de Gandhara
desarrolló un estilo artístico Greco-Budista con curiosos paralelos con el arte
temprano Cristiano y elaboró por vez primera imágenes de Buda que nunca antes
en el Budismo anterior a la reforma Mahayana habían sido descritas en forma
humana. Además, se asume comúnmente que algunos de los temas religiosos en el
Mahayana temprano referentes a la luz y salvación pueden muy bien estar
relacionados con influencias Iranias y que el concepto del Buda a venir,
Maitreya, está a menudo derivado de la tradición Zoroastriana del Saoshyant
Salvador. Se ha también indicado que el tono mesiánico del culto a Maitreya puede haber sido alumbrado por
la asimilación de tradiciones de Mitra en el Budismo del norte durante su
periodo formativo en el norte de la India y en el imperio Kushan(2).
Mientras que el Budismo Mahayana se expandía por la Gran Asia,
la religión de los Misterios Greco-Oriental se expandía a lo largo de todo el
Mediterráneo alcanzando su máxima popularidad e influencia. El Cristianismo
también alcanzó una gran prominencia en el Imperio Romano y comenzó a
expandirse hacia el este hasta Persia y Bactria. Hay que señalar algunos
intrigantes paralelos entre el Budismo Mahayana y el Cristianismo temprano,
incluyendo sus ramificaciones Gnósticas, los cuales han sido reconocidos aunque
nunca satisfactoriamente discutidos ni explicados.
A pesar de la oposición política entre los mundos Persa y
Romano, el proceso de intercambio religioso y fusión continúo sin parar, como
es el caso de los cultos a dioses-Salvadores y el sincretismo Gnóstico en su
expansión junto al Zoroastrismo, Judaísmo y Cristianismo. Los cultos mistéricos
que competían con el Cristianismo por prestigio y supremacía en el Mundo
Romano, promovieron dioses que “morían y resucitaban” como Attis, Adonis y
Osiris. Quizá sea significativo que el culto que supuso un desafío mayor para
el Cristianismo naciente estuviese centrado en el inconquistable e invencible
Mitra, el cual representaba un desarrollo Romano del Indo-Iranio Mithra. Sin
embargo, a diferencia del Mithra, Juez y
Guardián de la Buena Creación Zoroastriana, Mitra surge como dios-Salvador
mediante el acto divino central en la mitología del Mitraismo Romano –el
sacrifico del toro, que derrama su “sangre eterna”.
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1.
(11)Un repaso amplio del complejo panteón
Kushano, tomado de las monedas Kushanas, se puede encontrar en Rosenfield, “The Dynastic Art of the Kushans”, pp. 60-104, que
es una buena guía para el carácter sincretista único de la civilización
Kushana, tanto en el campo de la cultura como en el de la religión. Para una
visión compleja de las tradiciones cultuales y religiosas en la Bractria
Kushana hay una orientación general en Staviskii, “La
Bactriane sous les Kushans”, pp. 195-231. Sobre el papel de Mitra en el
panteón Kushano, ver D.W. MacDowel, “The Role of
Mithra among the Deities of the Kushan Coinage”, en J. Hinnells, “Mithraic Studies”, vol. I,(Manchester, 1975), pp.
142-51; “Mithras´s Planetary Setting in the Coinage
of the Great Kushans”, en Études mithriaques”,
pp. 305-17; H. Humbach, “Mithra in the Kusana
period” en Hinnells, “Mithraic Studies”,
vol.1 pp. 135-42. Sobre la larga tradición de Mithra como protector divino de
los soberanos del Kushan, ver V.G. Lukonin, “Drevnii
i rannesrednovekovii Iran. Ocherki istorii kul´tury” (Moscow, 1987), p.
138. Sobre el problema de si las deidades Iranias en el panteón Kushano
representan a dioses Zoroastrianos, pre-Zoroastrianos o Iranios, ver
Rosenfield, “The Dynastic Art of the Kushans”,
pp. 70; MacDowel, “The Role of Mithra hmong the Deities of the Kushan Coinage”,
pp. 142; Humbach, “Mithra in the Kusana period”, pp. 136; Staviskii, “La Bactriane sous les Kushans”, pp. 195; para los
argumentos de Rosenfield referentes a que las deidades del panteón de Kushan
servían como compañeros divinos y ayudantes de la monarquía Kushana, ver “The Dynastic Art of the Kushans”, pp. 69-70.
2.
(12)Hay varias evaluaciones sobre el Budismo
Mahayana, por ejemplo, E. Conze, “Buddhist Thought in India”(London, 1962), pp.
195-237; B. L. Suzuki, “Mahayana Buddhism”, 4ª ed. (London, 1981). Sobre el papel
del reino de Kushan en la expansión del Budismo en Asia Central y China, ver,
por ejemplo, B. Litvinskii, “Outline History of Buddhism in Central Asia”, en
Gafurov, “Kushan Studies”, pp. 53-135 passim; L. S. Vasil´ev, “The Kushans and
the Penetration of Buddhism into China”, en Gafurov, “Kushan Studies”, pp.
192-3; A.N. Zelinsky, “The Kushans and Mahayana”, en Gafurov, Kushan Studies,
pp. 156-8; T.V. Grek, and N.V. D´yakonova, “The conception of dharmakaya in the
fine arts(contribution to the problema of the development of the Mahayana
dogmatics in the Kushan Empire), en Gafurov, “Kushan Studies”, pp. 146-8; en
Staviskii, “La Bactriane sous les Kushans”, pp. 201-15; y M.T. Tardieu “La
difusión du boudhisme Dans l´empir kouchan, l´Iran et la Chine, d´après un Kephalaion manichéen inedit”, St.
Ir., 17, 1988, pp. 153-82. La enseñanza de los Bodhisattvas también ha recibido
amplio tratamiento en obras como H. Dayal, “The Bodhisativa Doctrine in
Buddhist Sanskrit Literature”(London, 1932, con argumentos a favor de la
influencia Zoroastriana sobre la doctrina Bodhisatma y el culto al sol en la
India, p. 39. La influencia Irania en la enseñanza Bodhisattva también está
propuesta en M.T. de Mallmann, “Introduction à étude d´Avalokiteçvara”(Paris,
1948); du Breuil, “A Study of Some Zoroastrian and Buddhist Eschatological
Features”, p. 54. Para las influencias Iranias sobre la iconografía y nociones
Budistas, ver J. Hackin, “Les Antiquités boudhiques de Bamiyan” (Paris and
Brussels, 1928); Duchesne-Guillemin, “Religion”, pp. 168-9 (sobre los casos de
sincretismo artítstico de Buda y Mazda, ver, B. Staviskii, “Buda-Mazda de
Kara-tepe”, JLABS, 3/2, 1980, pp. 89-94.; M. M. Rhie, “Early Buddhist Art of
China and Central Asia”, vol. 1(Leiden, 1999), p. 189). La influencia de la
enseñanza Zoroastriana del Saoshyant sobre el surgimiento de la creencia en el
Maitreya en el Budismo del norte es adelantada en M. Boyce, “Zoroastrians”, p.
84; Gnoli, “Shaoshyant” en Eliade, “Encyclopedia of Religion”, vol. 13, p. 68;
la influencia Mitraíca sobre la figura del Maitreya es propuesta, por ejemplo,
en A.M. Dani, “Mithraism and Maitreye” en “Études mithriaques”, pp. 91-9; E.
Lamotte, “Histoire du boudhisme indien des origines à l´ère Saka”(Louvain,
1958), pp. 782.; J. Nattier, “The Meaning of the Maitreya Myth”, A Typological
Analysis”, en A. Spongerg y H. Hardacre (eds), “Maitreye, the Future Buddha”
(Cambridge, 1988), pp. 23-51; Duchesne-Guillemin, “Religion”, p. 169; Frye,
“History of Ancient Iran”, p. 269. Para argumentos a favor de influencia
religiosas Iranias sobre el Budista Tibetano “Bardo Thodol” , ver du Breuil, “A
Study of Some Zoroastrian and Buddhist Eschatological Features”, pp. 58-61. Hay
toda una amplia literatura sobre el sincretismo de la escuela de arte en
Gandhara y diferentes conclusiones referentes a las fuentes de la influencia
occidental en Gandhara que son reconocidas de manera variada como Romanas o
Greco-Bactrianas. Para catálogos del arte de Gandhara, ver K.V. Trever,
“Pamiatniki greko-baktri-iskogo iskusstva” (Leningrad, 1940); I. Lyons,
“Gandharan Art in Pakistan”, intr. Catálogo descriptivo de H. Ingholt(New York,
1957); W. Zwalf, “A Catalogue of the Gandhara Sculpture in the British Museum”,
2 vols. (London, 1996). Para el desarrollo de los debates referentes a la
evolución de la escuela de Gandhara y su pionera elaboración de la imagen de
Buda, J. Marshall, “The Buddhist Art of Gandhara”(Cambridge, 1960); B.
Staviskii, “Iskusstvo srednei Azii”(Moscow, 1974), pp. 72-112; G. A.
Pugachenkova, “Iskusstvo Baktrii epokhi kushan”(Moscow, 1979); M. Bussagli,
“L´arte del Gandhara”(Turin, 1984); F. Tissot, “Gandhara”(Paris, 1985); y la
reciente contribución en R. Allchin et al(eds), “Gandharan Art in Context:
East-West Exchanges at the Crossroads of Asia(New Delhi, 1997).
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