ROMA, CONSTANTINOPAL Y TEPRICE
En el 862 la alianza Franco-Búlgara quedó concluida y
parecía que el Kan Búlgaro Boris (852-89) planeaba aceptar el Cristianismo de
Occidente llegando a pedirle misioneros a Luís el Germano. Aunque la triple
partición del imperio Carolingio en el 843 había disminuido bastante la amenaza
de los Francos contra Bizancio, Constantinopla era consciente de los muchos
peligros que suponían dejar que la influencia Carolingia y Romana se
infiltraran en los Balcanes vía Bulgaria. Los ejércitos Bizantinos habían justo
derrotado a los Árabes y neutralizado, durante algún tiempo, a los Paulicianos
en el este de Anatolia, aunque en el 858 el emperador Miguel III casi es
atrapado por las fuerzas del líder Pauliciano Carbeas. El grueso del ejército
Bizantino fue trasladado a los
Balcanes y su ataque masivo contra Bulgaria, presagiado por una plaga de
langostas y terremotos, llevó al Kan Boris a renunciar a su pacto con los
Francos y aceptar el Cristianismo de Constantinopla. A comienzos del 864 el Kan
Boris fue bautizado por prelados Bizantinos y se convirtió en el Príncipe
Miguel, tomando así el nombre de su imperial padre espiritual, Miguel III.
Pero a diferencia del solemne bautismo del Merovingio
Clovis, el bautismo de Boris fue una ceremonia “nocturna”, realizada en
secreto, según informes, durante la noche. Boris temía un levantamiento pagano
lo cual se demostró profético: fue acusado de apostasía y la amenaza de una
invasión religiosa Bizantina suscitó una inmediata y fiera reacción entre
algunos nobles Búlgaros. En su contundente enfrentamiento con los nobles
paganos Búlgaros, Boris, descrito como taumaturgo Cristiano, obtuvo la victoria
y cincuenta y dos casas de nobles Búlgaros fueron aniquiladas. Además de la
fuerte reacción pagana la Cristianización del imperio Búlgaro se vio complicada
más adelante por una larga y agotadora lucha entre Constantinopla y Roma por la
supremacía religiosa en la zona.
Misiones sucesivas opuestas por parte del patriarcado de
Constantinopla y el papado Romano hicieron de Bulgaria un campo de batalla
religioso entre el clero Latino y el Bizantino. Aparte de la disputa de si el
Espíritu Santo procede sólo del Padre o como sostenía la Iglesia en Occidente-
del Padre y “del Hijo”(filioque), la batalla por la Iglesia Búlgara fue uno de
los muchos factores que llevaron a la confrontación entre los Patriarcas de
Constantinopla y los papas Romanos. El enfrentamiento Greco-Latino se vio
agravado por los movimientos de Boris para tener una iglesia autónoma. En el 881
el patriarcado le ganó la partida al papado en la puja por la Iglesia Búlgara y
Constantinopla finalmente parecía haber conseguido incluir al imperio Búlgaro
en la órbita cultural religiosa Bizantina.
Mientras competían por Bulgaria, Constantinopla y Roma se
vieron desafiadas por otros rivales religiosos. Además de las misiones
Islámicas y Judías, que parecía no habían obtenido gran éxito, los emisarios
Griegos y Romanos en Bulgaria deben haber competido con predicadores herejes de
las colonias sectarias en Tracia. El nuevo imperio cristianizado Búlgaro era un
terreno propicio para la agitación aparte
de las colonias herejes en la anexada Tracia esta también había servido de
refugio a los herejes y descontentos de Bizancio.
A mediados del siglo nueve a un prominente
“Maniqueo-exorcista” Bizantino, Santabereno, le fue ofrecido un santuario en la
entonces pagana Bulgaria, desde donde denunció al Cristianismo y comenzó
libremente a predicar sus enseñanzas. Es más, los Paulicianos del principado de
Capadocia estaban aparentemente en contacto con sus co-sectarios en los
Balcanes y según el embajador Bizantino
en Teprice, Pedro de Sicilia, estaban organizando nuevas misiones para
reforzar las colonias en Bulgaria aproximadamente en el 870(1). A diferencia de las misiones Romana y
Constantinopla, el curso de la misión de Teprice es desconocido, aunque ecos
posteriores distorsionados de la misión dualista parecen haber sobrevivido en
una curiosa tradición acerca de los dos “discípulos del Diablo” de Capadocia
que infectaron Bulgaria con la herejía Pauliciana, Subotin (probablemente Niño del Sabbath) y Shutil (Jester)(2).
Pero después de su apogeo bajo Carbeas, el estado dualista
Pauliciano en el alto Eufrates pronto sucumbió a la presión militar Bizantina.
Carbeas fue asesinado en las campañas Bizantinas al este de Anatolia en el
863-4 aunque le sucedió su sobrino, Chrysocheir (Mano de Oro), también un
anterior oficial imperial, el cual continuó la guerra contra Bizancio durante
una década más. En el 869 Chrysocheir lanzo un ataque a través de Anatolia
hasta el Mar de Mármara y saqueó Éfeso. Después de esta incursión en el corazón
del Imperio Bizantino al Oeste de Anatolia Chrysocheir proclamó de manera
arrogante que el nuevo emperador Basileo I debía abdicar del reino al este del
Bósforo y retirarse a reinar al oeste. Un antiguo mozo de cuadra que asesinó al
padrino de Boris, Miguel, para ascender al trono imperial, Basilio I lanzó inmediatamente una
campaña de represalias contra Teprice. La ofensiva de Basilio, sin embargo,
acabó en derrota y él mismo escapó por poco de las fuerzas de Chrysocheir.
Chrysocheir comenzó una seria de razias devastadoras en Anatolia central pero
en el 872 su ejército Pauliciano fue aniquilado en una campaña Bizantina
cuidadosamente orquestada y él mismo fue asesinado y decapitado cuando trataba
de huir a Teprice. La cabeza de Chrysocheir fue enviada a Constantinopla donde
Basilio celebró su victoria
atravesándola con tres flechas mientras los ejércitos imperiales invadían
Teprice y la anexaban a Bizancio.
La decapitación de Chrysocheir y la captura de la fortaleza
de los dualistas de Teprice le dio
el golpe de gracia al principado Pauliciano en Capadocia y al Paulicianismo
como factor político y religioso en las provincias orientales de Bizancio.
Dispersados y perseguidos, muchos Paulicianos huyeron a Armenia o al Cercano
Oriente, donde posteriormente, durante la Primera Cruzada, las fuerzas
Paulicianas lucharán bajo la bandera del Islam. A pesar de la desaparición del
poder Pauliciano en Asia Menor quedaron las colonias en los Balcanes donde
jugarían un papel significante en la reafirmación de la tradición dualista en
unos Balcanes Cristianizados.
También vino a ser evidente que la soberanía religiosa
Bizantina en el imperio Búlgaro era mucho más frágil de lo que aparentaba serlo
después que el Patriarcado de Constantinopla hubo finalmente neutralizado la
intervención papal en los Balcanes. En el 889 el hijo mayor y sucesor de Boris,
Vladimir Rasate(889-93), descrito eligiendo seguir los pasos de Julián el
Apóstata en lugar de San Pedro, organizó una vuelta al paganismo e intentó
renovar la antigua alianza Franco-Búlgara con el rey Carolingio de los Francos
del Este, Arnulfo. El nuevo renacimiento pagano acabó con el destronamiento y
ceguera de Rasate en lo que
fueron las últimas vicisitudes en la larga y dura lucha entre el Cristianismo
y el paganismo en el imperio Búlgaro del siglo nueve. Los antiguos templos paganos Búlgaros
fueron demolidos o remplazados por iglesias Cristianas. Pero esta amarga
resistencia pagana a la cristianización, la rivalidad entre Roma y
Constantinopla y el herético proselitismo crearon el fermento religioso que
serviría de matriz al resurgimiento de la tradición dualista en los Balcanes.
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1.
Petrus Siculus, Historia,
5, p.9.
2.
La leyenda Pauliciana y su relación con el
influjo Pauliciano en Bulgaria son discutidas en Ivanov, “Bogomilski knigi i legendi”, pp. 10-12.
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