martes, 7 de enero de 2014

DUALISMOS: ROMA, CONSTANTINOPLA Y TEPRICE

ROMA, CONSTANTINOPAL Y TEPRICE
En el 862 la alianza Franco-Búlgara quedó concluida y parecía que el Kan Búlgaro Boris (852-89) planeaba aceptar el Cristianismo de Occidente llegando a pedirle misioneros a Luís el Germano. Aunque la triple partición del imperio Carolingio en el 843 había disminuido bastante la amenaza de los Francos contra Bizancio, Constantinopla era consciente de los muchos peligros que suponían dejar que la influencia Carolingia y Romana se infiltraran en los Balcanes vía Bulgaria. Los ejércitos Bizantinos habían justo derrotado a los Árabes y neutralizado, durante algún tiempo, a los Paulicianos en el este de Anatolia, aunque en el 858 el emperador Miguel III casi es atrapado por las fuerzas del líder Pauliciano Carbeas. El grueso del ejército Bizantino fue trasladado a los Balcanes y su ataque masivo contra Bulgaria, presagiado por una plaga de langostas y terremotos, llevó al Kan Boris a renunciar a su pacto con los Francos y aceptar el Cristianismo de Constantinopla. A comienzos del 864 el Kan Boris fue bautizado por prelados Bizantinos y se convirtió en el Príncipe Miguel, tomando así el nombre de su imperial padre espiritual, Miguel III.

Pero a diferencia del solemne bautismo del Merovingio Clovis, el bautismo de Boris fue una ceremonia “nocturna”, realizada en secreto, según informes, durante la noche. Boris temía un levantamiento pagano lo cual se demostró profético: fue acusado de apostasía y la amenaza de una invasión religiosa Bizantina suscitó una inmediata y fiera reacción entre algunos nobles Búlgaros. En su contundente enfrentamiento con los nobles paganos Búlgaros, Boris, descrito como taumaturgo Cristiano, obtuvo la victoria y cincuenta y dos casas de nobles Búlgaros fueron aniquiladas. Además de la fuerte reacción pagana la Cristianización del imperio Búlgaro se vio complicada más adelante por una larga y agotadora lucha entre Constantinopla y Roma por la supremacía religiosa en la zona.

Misiones sucesivas opuestas por parte del patriarcado de Constantinopla y el papado Romano hicieron de Bulgaria un campo de batalla religioso entre el clero Latino y el Bizantino. Aparte de la disputa de si el Espíritu Santo procede sólo del Padre o –como sostenía la Iglesia en Occidente- del Padre y “del Hijo”(filioque), la batalla por la Iglesia Búlgara fue uno de los muchos factores que llevaron a la confrontación entre los Patriarcas de Constantinopla y los papas Romanos. El enfrentamiento Greco-Latino se vio agravado por los movimientos de Boris para tener una iglesia autónoma. En el 881 el patriarcado le ganó la partida al papado en la puja por la Iglesia Búlgara y Constantinopla finalmente parecía haber conseguido incluir al imperio Búlgaro en la órbita cultural religiosa Bizantina.

Mientras competían por Bulgaria, Constantinopla y Roma se vieron desafiadas por otros rivales religiosos. Además de las misiones Islámicas y Judías, que parecía no habían obtenido gran éxito, los emisarios Griegos y Romanos en Bulgaria deben haber competido con predicadores herejes de las colonias sectarias en Tracia. El nuevo imperio cristianizado Búlgaro era un terreno propicio para la agitación –aparte de las colonias herejes en la anexada Tracia esta también había servido de refugio a los herejes y descontentos de Bizancio.

A mediados del siglo nueve a un prominente “Maniqueo-exorcista” Bizantino, Santabereno, le fue ofrecido un santuario en la entonces pagana Bulgaria, desde donde denunció al Cristianismo y comenzó libremente a predicar sus enseñanzas. Es más, los Paulicianos del principado de Capadocia estaban aparentemente en contacto con sus co-sectarios en los Balcanes y según el embajador Bizantino  en Teprice, Pedro de Sicilia, estaban organizando nuevas misiones para reforzar las colonias en Bulgaria aproximadamente en el 870(1). A diferencia de las misiones Romana y Constantinopla, el curso de la misión de Teprice es desconocido, aunque ecos posteriores distorsionados de la misión dualista parecen haber sobrevivido en una curiosa tradición acerca de los dos “discípulos del Diablo” de Capadocia que infectaron Bulgaria con la herejía Pauliciana, Subotin (probablemente Niño del Sabbath) y Shutil (Jester)(2).

Pero después de su apogeo bajo Carbeas, el estado dualista Pauliciano en el alto Eufrates pronto sucumbió a la presión militar Bizantina. Carbeas fue asesinado en las campañas Bizantinas al este de Anatolia en el 863-4 aunque le sucedió su sobrino, Chrysocheir (Mano de Oro), también un anterior oficial imperial, el cual continuó la guerra contra Bizancio durante una década más. En el 869 Chrysocheir lanzo un ataque a través de Anatolia hasta el Mar de Mármara y saqueó Éfeso. Después de esta incursión en el corazón del Imperio Bizantino al Oeste de Anatolia Chrysocheir proclamó de manera arrogante que el nuevo emperador Basileo I debía abdicar del reino al este del Bósforo y retirarse a reinar al oeste. Un antiguo mozo de cuadra que asesinó al padrino de Boris, Miguel, para ascender al trono imperial, Basilio I lanzó inmediatamente una campaña de represalias contra Teprice. La ofensiva de Basilio, sin embargo, acabó en derrota y él mismo escapó por poco de las fuerzas de Chrysocheir. Chrysocheir comenzó una seria de razias devastadoras en Anatolia central pero en el 872 su ejército Pauliciano fue aniquilado en una campaña Bizantina cuidadosamente orquestada y él mismo fue asesinado y decapitado cuando trataba de huir a Teprice. La cabeza de Chrysocheir fue enviada a Constantinopla donde Basilio celebró su victoria atravesándola con tres flechas mientras los ejércitos imperiales invadían Teprice y la anexaban a Bizancio.

La decapitación de Chrysocheir y la captura de la fortaleza de los dualistas de Teprice  le dio el golpe de gracia al principado Pauliciano en Capadocia y al Paulicianismo como factor político y religioso en las provincias orientales de Bizancio. Dispersados y perseguidos, muchos Paulicianos huyeron a Armenia o al Cercano Oriente, donde posteriormente, durante la Primera Cruzada, las fuerzas Paulicianas lucharán bajo la bandera del Islam. A pesar de la desaparición del poder Pauliciano en Asia Menor quedaron las colonias en los Balcanes donde jugarían un papel significante en la reafirmación de la tradición dualista en unos Balcanes Cristianizados.

También vino a ser evidente que la soberanía religiosa Bizantina en el imperio Búlgaro era mucho más frágil de lo que aparentaba serlo después que el Patriarcado de Constantinopla hubo finalmente neutralizado la intervención papal en los Balcanes. En el 889 el hijo mayor y sucesor de Boris, Vladimir Rasate(889-93), descrito eligiendo seguir los pasos de Julián el Apóstata en lugar de San Pedro, organizó una vuelta al paganismo e intentó renovar la antigua alianza Franco-Búlgara con el rey Carolingio de los Francos del Este, Arnulfo. El nuevo renacimiento pagano acabó con el destronamiento y ceguera de Rasate en lo que fueron las últimas vicisitudes en la larga y dura lucha entre el Cristianismo y el paganismo en el imperio Búlgaro del siglo nueve. Los antiguos templos paganos Búlgaros fueron demolidos o remplazados por iglesias Cristianas. Pero esta amarga resistencia pagana a la cristianización, la rivalidad entre Roma y Constantinopla y el herético proselitismo crearon el fermento religioso que serviría de matriz al resurgimiento de la tradición dualista en los Balcanes.            
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1.     Petrus Siculus, Historia, 5, p.9.

2.     La leyenda Pauliciana y su relación con el influjo Pauliciano en Bulgaria son discutidas en Ivanov, “Bogomilski knigi i legendi”, pp. 10-12.

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