CIELO, EL NOMBRE
El nombre *Dyeus como tal se origina como un número de palabras construidas sobra la raíz *di/dei “dador de luz” y localizada en la esfera semántica “brillantez del cielo”, cielo, luz del día, día. En Latín dies “dia” es en origen la misma palabra que Iu (piter), aunque desarrolla una declinación separada, comenzando por el antiguo acusativo diem.
El Griego Zeus es rey de los dioses y el supremo poder en el mundo; su influencia se extiende por todo el mundo en la mayoría de las esferas de la vida. Hay poca razón en pensar que el Indo-Europeo Dyeus tuviese una semejante importancia. Era el Cielo o el Día concebidos como entidad divina. Era el padre de los dioses, pero no su gobernante. En el mundo del Rg Veda, Dyaus no tiene prominencia. No acciones míticas propias. Puede hacer lo que el cielo hace: tronar y bramar; la lluvia es su semilla. Pero no es ni siquiera el principal dios de la tormenta, Indra lo es. El dios de la tormenta y del rayo era una figura distinta en el panteón Indo-Europeo, no identificado con el cielo deificado.
En Grecia las funciones de dios de la tormenta han sido tomadas por Zeus. Los atributos poéticos de Zeus como dios de la tormenta, así como otros rasgos de su imagen en tanto que gobernante exaltado, muestran la influencia de la poesía del Medio Oriente y su teología. Pero el punto de partido era su naturaleza celestial.
La característica más obvia del cielo a parte de su brillo, es su extensión. En el Rg Veda “grande” (mah) es un epíteto frecuente de “dyáu = Cielo, y en algunos lugares se adjunta a Dyaus como figura divina.
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