Desde Atrahasis a la Decepción de Zeus
En lugar de los motivos individuales, hay que centrarse en estructuras más completas, donde la total coincidencia es menos posible: un sistema de deidades y una idea básica cosmológica, la estructura narrativa de una sola escena, decretos de los dioses acerca de la humanidad, o una especial configuración de ataque y defensa. Una vez que el lazo histórico, el hecho de la transmisión, queda establecido, entonces más conexiones, incluyendo préstamos lingüísticos, son mucho más posibles, aunque éstos no sirvan por sí solos para cargar con la prueba de la verdad.
La historia de Atrahasis “excelente en sabiduría” –nombre expresivo Acadio- o más bien una “historia del comienzo de la humanidad”, como dice la línea de apertura, con la paradójica situación primordial “cuando los dioses eran a la manera de los hombres”. Hasta entonces sólo se disponía de fragmentos. La primera versión en tres libros está fechada en los tiempos de Ammishaduqa, unas generaciones después de Hammurabi, en el siglo VII A.C. Estamos tratando con un texto que había estado en circulación y que era popular desde hacía mil años, un texto sorprendentemente original en su concepción. Cuando los dioses eran a la manera de los hombres y no había humanos en la existencia, los dioses tenían que hacer todo el trabajo ellos mismos; esto llevó a una rebelión de los dioses más jóvenes contra los más ancianos, en especial Enlil, el jefe en funciones. Afortunadamente, Enki, el dios tramposo vino en su ayuda, y juntos con la madre diosa crearon a los hombres para que actuaran como robots para ellos: debían llevar la carga del trabajo. Pero pronto, después de 600 años, esas criaturas vinieron a ser demasiado numerosas y una molestia para la tierra, por lo tanto los dioses trataron de destruirlos. Hicieron tres intentos, aparentemente en intervalos formales de 1.200 años, enviando primero una plaga, después una hambruna, y finalmente el gran diluvio. Sin embargo, el dios del engaño Enki de las profundidades, junto con el hombre “excelente en sabiduría”, Atrahasis, frustraron esos ataques. Superó a los dioses enfrentándolos mutuamente, y finalmente hizo que Atrahasis construyese el Arca. El final del texto es una versión más antigua paralela de la famosa Tablilla XI de la épica de Gilgamesh, la bien conocida historia del diluvio, que a su vez influenció la historia de Noé en el primer libro de Moisés. El texto de Atrahasis, no obstante, lejos de ser un ejemplo de piedad del Antiguo Testamento, está imbuido con un remarcablemente humano y ligero cínico optimismo. A favor o en contra de los dioses, la humanidad, a pesar de todo el duro trabajo y todas las aflicciones que tiene que sobrellevar, es indestructible. Cómo sobrevive el hombre a la destrucción? Pregunta, finalmente, el gran dios Enlil. No hay duda, ha sobrevivido.
A comienzos del texto de Atrahasis, el panteón Babilonio es introducido sistemáticamente: Anu, el padre, era el rey; su consejero era el guerrero Enlil; el prefecto era Ninurta; y el alguacil Ennugi. Estos versos están copiados en la épica de Gilgamesh, pero no las siguientes líneas: Tomaron el cubilete en sus manos, echaron las suertes; los dioses hicieron la división: Anu subió al cielo. Un segundo dios –aquí hay una laguna en el texto- tomó la tierra como su señorío; y el rayo y el cerrojo, que hace de barricada al mar, fueron para Enki, el de visión amplia. Enlil, el más activo de los dioses seguro que pertenece a esta laguna, que produce la usual trinidad de Anu, Enlil y Enki: el dios del cielo, el dios del aire, y el dios del agua. El texto de Atrahasis vuelve repetidamente a la división del cosmos en tres partes dadas a dioses diferentes, particularmente cuando Enlil lleva a cabo un total bloqueo del mundo de los humanos enviando una hambruna. Una versión diferente, la Tablilla X, tiene a Anu y Adad –dios del cielo y dios del aire- para los cielos, Sin y Nergal –dios luna y dios del mundo subterráneo- para la tierra. El mundo subterráneo es claramente incluido en el concepto de la tierra. El ámbito de Enki, el Señor del Abismo (de las profundidades), queda establecido, no como el del mar salado, sino del agua potable y las fuentes de agua—éste es, también, el ámbito del Poseidon en Grecia.
En la Ilíada de Homero, sin embargo, están esos famosos versos en los cuales el mundo es dividido entre los dioses Homéricos apropiados; Poseidon dice: Porque cuando echamos las suertes yo recibí el mar gris como morada, Hades la oscuridad, Zeus el amplio cielo de brillo y nubes; la tierra es común a todos, y el espacioso Olimpo.
Esto difiere del sistema de Atrahasis en el que la tierra junto con la montaña de los dioses se declara bajo dominio conjunto; Poseidón insiste en su derecho a intervenir en la llanura de Troya. Todavía la estructura básica de ambos textos es sorprendentemente similar: hay tres áreas distintas en el cosmos –el cielo, las profundidades de la tierra, y las aguas—y esas tres grandes áreas están asignadas a los tres grandes dioses del panteón –de los cuales todos son masculinos. Y en ambos casos la división es realizada mediante las suertes. Esta no es normalmente la práctica entre los dioses Griegos: de acuerdo con Hesiodo, Zeus destronó a su predecesor –que también era su padre- por la fuerza, después los demás dioses le pidieron que fuese su rey. Desde otro punto de vista, también, este pasaje, visto más detalladamente, es único en el mito Griego: En otros pasajes de la vieja épica, cuando son enumeradas las partes del cosmos, hay sea una trinidad de cielo-tierra-mundo subterráneo o de cielo-mar-tierra, o incluso una combinación para hacer cuatro, cielo-tierra-mar-mundo subterráneo, pero no cielo-mar-mundo subterráneo como está asignado a los tres hermanos. Además, la trinidad de los hijos de Cronos y sus ámbitos no juega ningún otro papel en Homero, ni está enraizada en ningún culto Griego. En contraste, el pasaje correspondiente en el texto de Atrahasis es fundamental para la narrativa y es mencionado repetidas veces.
No hay ningún pasaje en Homero que de cerca parezca una traducción de la épica Acadia. De hecho, no es tanto una traducción como una recomposición a través de la cual esta trama extranjera se manifiesta. Algunos ven esto como una mera coincidencia. Sin embargo, el pasaje está en un contexto especial en relación con la estructura global de la Ilíada. La escena pertenece a la sección que los antiguos llamaban la decepción de Zeus (Dios Apate). Sus peculiaridades han sido comentadas en varios estudios sobre Homero. Albrecht Dihle, señaló peculiaridades lingüísticas y encontró tantas desviaciones del uso tradicional de las fórmulas que concluyó que esta sección de la Iliada no podía pertenecer a la fase de la tradición oral, sino que era una composición escrita. Este resultado no ha sido aceptado generalmente; pero hay que reconocer que en esta parte de la Iliada estamos tratando con un texto que es inusual lingüísticamente hablando, aislado en su contexto, y, en cierta manera, bastante moderno. Es el único pasaje en el canon Homérico donde, inesperadamente, un tema cosmogónico sale a escena. Hera, es su engañoso discurso, dice que quiere ir en busca de Océano, origen de los dioses, y Tetis, la madre; Océano es también llamado el origen de todo en otro versículo. Océano y Tetis, la pareja primordial, hace tiempo que han mutuamente retirado sus derechos conyugales el uno del otro, separados como resultado de la lucha, neikea. La génesis de los dioses ha llegado a su término. Es verdad que en la narrativa de la Iliada todo esto lo levanta Hera, una mentira patente, por así decirlo; pero los motivos usados brillan detrás de esos discursos. El verdadero climax de esta canción de Homero –Zeus y Hera haciendo el amor envueltos por una nube dorada en la cima del Monte Ida, desde donde caen resplandecientes gotas—muestra a la divinidad de forma naturalista, cósmica lo que no es un rasgo de antropomorfismo Homérico. Así, la división del cosmos en tres partes en el discurso de Poseidón posteriormente, cuando Zeus se despierta, es el tercer motivo que involucra a los dioses en el origen y función del cosmos natural.
Aristóteles, siguiendo a Platón, encuentra en la cosmogonía Homérica de Océano el mismo comienzo de la filosofía natural, la inspiración de Tales, considerado el primer filósofo. Las recientes investigaciones llaman la atención a los antecedentes de la cosmogonía de Tales entre Egipcios, Fenicios, y, no menos la épica Babilonia de la creación, el Enuma Elis. La épica Babilonia comienza:
Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado,
no había sido llamada con un nombre abajo la tierra firme,
nada más había que el Apsu primordial, su progenitor,
(y) Mummu-Tiamat, la que parió a todos ellos,
mezcladas sus aguas como un solo cuerpo.
Todo esto acabó cuando Apsu fue adormecido y asesinado por Ea, y Tiamat fue vencida por Marduk en una dramática lucha. Entonces Marduk estableció el cosmos tal y como ahora existe.
Así, la invención accidental de Hera corresponde muy de cerca con los comienzos del Enuma Elish. Apsu y Tiamat igual a Océano y Tetis como pareja original. Pero Tetis no es de ninguna manera una figura activa en la mitología Griega. En contraste con la diosa del mar (con la que a menudo fue confundida incluso en la antigüedad) Tetis no tiene cultos establecidos, y nadie tuvo nada más que contar acerca de ella. Parece que existe sólo por virtud del pasaje Homérico; como vino a realizar la posición de madre de todos permanece un misterio. Pero ahora la rima de los nombres entra finalmente en juego. Ti-amat es la forma normalmente escrita en el texto del Enuma Elish para la madre que les dio nacimiento a todos. La palabra Acadia detrás de esto es tiamtu o tâmtu, la palabra normal para el mar. El nombre también puede ser escrito con esta ortografía más fonética; pero en el Enuma Elish también se encuentra la forma taw (a) tu. Si se procede desde Tawtu, entonces Tetis es una trascripción exacta; aunque Sofilo escribió Thetys, que en una ortografía normal daría Tethys. El Enuma Elish, traducido, era conocido para Eudemo, el pupilo de Aristóteles; aquí encontramos a Tiamat transcrita como Tauthe, que todavía permanece cerca de forma reconstruida Tawtu. La vocal larga a se cambia en e en el dialecto Jonio incluso en palabras prestadas tiene paralelos como Kubaba que deviene Kybebe, Baal deviene Belos, y Mada es conocida como Medes. Por tanto la prueba parece completa y aquí, justo en la mitad de la Iliada, la influencia de los dos clásicos Acadios puede ser detectada en este nombre mítico.
No hay duda acerca de préstamos durante la Edad de Bronce en este caso. Según Martin West, con un elemento neo-oriental. Cuatrocientos años de tradición oral en Grecia habrían llevado a distorsiones más grandes en el proceso de asimilación.
Una vez que un fondo orientalizante es establecido para la Decepción de Zeus, se siguen más observaciones. Afrodita tiene su conexión semítica, pero la correa bordada (kestos) prestada por ella como un encantamiento amoroso a Hera parece ser oriental de manera muy particular. El catálogo de mujeres amadas por Zeus tiene su contraparte en la enumeración de Gilgamesh de los amantes de Ishtar. El famoso juramento de los dioses que Hera es obligada a jurar, finaliza con por el río Estigio, es, de hecho, un juramento cósmico: cielos, tierra, y las aguas del mundo subterráneo so invocadas para que den testimonio. Es precisamente esta fórmula común la que concluye la enumeración de los testigos divinos en el único tratado Arameo que ha sobrevivido desde el siglo octavo: Cielos y tierra, el abismo y las fuentes, el día y la noche.
Zeus, el dios del tiempo hace el amor con su esposa en la cima de la montaña envueltos por el trueno; el dios del tiempo junto con su esposa desvelándose ella misma en sus dragones de la tormenta es un motivo frecuentemente representado en sellos orientales, y el casamiento del cielo y la tierra es un tema mítico establecido explícitamente en la literatura Acadia. Pero incluso una famosa estatuilla de madera de Zeus abrazando a Hera del santuario de Hera en Samos, una representación probablemente inspirada por el texto de la Iliada, es iconográficamente dependiente de prototipos orientales.
Más específica es la cuestión de los Titanes. De los cinco pasajes Homéricos en los cuales los antes dioses, ahora prisioneros en el mundo subterráneo, son mencionados, tres pertenecen al contexto de la Decepción de Zeus. Los otros dos también pertenecen a las escenas divinas, proclamaciones de Zeus, el padre de los dioses. Desde el descubrimiento de Kumarbi se sabe que el concepto de lo antiguo, los dioses caídos conectan la mitología Griega con los Hititas, los Fenicios, y los Babilonios. Los detalles de la evidencia, sin embargo, se complican más en el concepto de los Titanes en tanto que grupo colectivo el cual no se puede fácilmente reconciliar con la muy especial personalidad de Cronos; en el otro lado encontramos, detrás de Kumarbi al héroe del mito Hurrita-Hitita de sucesión, aparentemente otro dios antiguo, siempre mencionado colectivamente en plural. Sabemos que el dios del tiempo –que corresponde a Zeus- los desterró al mundo subterráneo. Las deidades correspondientes en Mesopotamia son los dioses derrotados o encadenados, ilani kamûti. También, éstos, han sido desterrados bajo tierra por los dioses/dios victoriosos. En el Enuma Elish éstos fueron los que apoyaron a Tiamat; en otros textos son los Siete malos que han sido atados por el dios de los cielos. Hay que señalar que en la tradición Órfica los Titanes, hijos del Cielo y la Tierra pero atados en el mundo subterráneo, son precisamente siete.
Los Siete malos pertenecen sobre todo al ámbito de la magia exorcista y protectora. Esto lleva a otra posible conexión: En la magia protectora, se fabrican, a menudo, figuritas (algunas amistosas, aunque la mayoría son hostiles) para después ser destruidas. El material más común es la arcilla, en Acadio titu. Esta palabra llegó a Grecia como titanos, escayola/yeso. Posteriormente, los autores Griegos tomaron precisamente esta palabra para otorgar una etimología para el nombre de los Titanes: Cuando los Titanes atacaron al niño Dioniso disfrazaron sus caras con yeso; de ahí el nombre. En la lengua Griega, no obstante, esta etimología falla como resultado del hecho de que la i de Titanes/Titenes es larga, mientras que la de titanos es corta. La palabra basada en Semítico tiene, sin embargo, una i larga, de manera que según la hipótesis del préstamo la etimología antigua deviene plausible de nuevo. Un contexto ritual puede ser posible: Los Titanes llevan el nombre de gente-tit porque los magos orientales tenían por costumbre fabricar figuritas de arcilla –salme tit en Acadio- para representar a los dioses derrotados que eran usados para magia protectora o como testigos en los juramentos. Esta hipótesis carece, sin embargo, de material específico para la verificación; otras posibilidades permanecen abiertas.
La hipótesis de la transmisión literal es quizá preferible. Ambos pasajes resuenan notablemente en la Decepción de Zeus –Apsu y Tiamat mezclan sus aguas, y los tres dioses echando suertes para repartirse el universo- y vienen del mismo comienzo de los respectivos textos, el Enuma Elish y Atrahasis, textos mitológicos que eran muy bien conocidos y usados frecuentemente. Una tradición escolástica, aunque sólo sea a nivel elemental, es inherente en la transmisión del alfabeto a Grecia. De cualquier forma, los varios canales de transmisión han de ser considerados –el ritual, el iconográfico, y el literario- no son mutuamente exclusivos, pero pueden haberse superpuesto o reforzado mutuamente de maneras diferentes. Sea como sea, la conclusión es que la Iliada de Homero lleva las marcas, al menos en una etapa probablemente tardía, del impacto orientalizante.
Tengo entendio que el idioma acadio es anterior al sumerio. Sin embargo parecería que las obras como "La Epopeya de Gilgamesh" y la "Epopeya de la Creación", clásicos sumerios, están generalmetne considerados los primeros textos de la litartura humana y son anteriores a los escritos acadios, pues están datados hacia el -3200. Me parece que hay que corregir algo, pues el panorama es poco claro. El artículo de esta página me parece muy interesante y motivador.
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