sábado, 14 de julio de 2007

LOS DIOSES DE UGARIT

EL PANTEON DE UGARIT

El concepto de divinidad y sus diferentes manifestaciones en la cultura antigua, así como la expresión de la relación del hombre con la divinidad, nos son presentados en documentos escritos, sean en la literatura mitológica o en textos relacionados con el culto. También hay restos arqueológicos (templos, estelas, relieves, objetos de culto, sellos, pinturas). No es fácil hacer una síntesis de todos estos datos, pero de todas maneras es necesario comprender el concepto/función que los creó tanto en forma de literatura como de liturgia. Cada uno arroja luz sobre el otro, aunque como un todo la mayor importancia y claridad están en los datos escritos. Por otro lado, los nombres divinos están atestiguados de manera significante en los nombres personales y de lugares, que es como la religión popular encuentra su expresión.

Estas fuentes nos ofrecen tres diferentes niveles del concepto y función de la religión en las culturas.

Los textos mitológicos reflejan, generalmente hablando un universo teológico con su correspondiente panteón, el cual se puede definir como dogmático, que intenta expresar una ideología con respuestas a las preocupaciones de la existencia. Muchas veces toman la forma de paradigma de una teogonía, cosmología o escatología que tratan de resolver cuestiones concernientes al origen, función y fin de la vida humana y del mundo real. Sus protagonistas son básicamente los grandes dioses primitivos cuya conducta sigue modelos fijos estructurales, pues la especulación mitológica es altamente arquetípica.

Los textos cultuales y los textos administrativos reflejan un propósito religioso que responde, contra un fondo mitológico, a las demandas inmediatas de la vida de los fieles. Esas demandas están incluidas en el culto oficial que las expresa como parte de lo que podríamos llamar un concepto funcional de la divinidad. Este distribuye patrocinio y función entre los dioses en relación con la vida diaria del hombre en su curso natural, el cual, influenciado por la historia y la sociedad, comprende toda una serie de elementos libres y repetibles: como técnica, el culto trata de coordinarlos y controlarlos mediante bien definidos rituales que ponen a los fieles en contacto con el dios apropiado para cada caso, y al mismo tiempo, los conceptos mitológicos se avivan y armonizan. Esos dioses no son necesariamente los dioses grandes y supremos de la mitología, sino a menudo dioses inferiores, en varios grados, especializados.

Al margen de esta concepción y organización oficial del universo religioso, los fieles exhiben sus propios sentimientos religiosos de manera más fluida y libre en las costumbres del culto familial o en expresiones de piedad personal. Los nombres personales comprenden uno de los pocos acercamientos a la religión no-oficial. La arqueología, más bien, provee poca ayuda: los restos arqueológicos conectados con la vida diaria no nos dan los nombres de los dioses favoritos de la gente. Este nivel popular del sentimiento religioso también construye su propio panteón en el cual muchos de los elementos naturales que comprenden la existencia alcanzan una naturaleza divina. Los genios y demonios toman un nuevo significado.

Habría que centrarse en tres niveles tal y como son presentados por los textos literarios y cultuales de Ugarit: 1) el panteón dogmático de las fuentes literarias, mitológicas, y épicas; 2) el panteón funcional de los textos cultuales; 3) el panteón canónico de la lista de dioses. El tercer nivel está conectado con el segundo, representa, de hecho, un intento consciente de arreglar el universo religioso en un sistema, pero con un ojo puesto en su uso en el culto, y tiene paralelos en otros universos religiosos del antiguo Oriente Medio. Representa un intento de síntesis, en un sistema, el cual incluye los datos de las concepciones mitológicas y de las prácticas cultuales y trata de construir una especie de credo global del universo divino. La operación es esencialmente sincretista y como tal, extremadamente importante, como la culminación de dar una estructura al tema del panteón de parte de los pensadores y creyentes Cananeos.

MITOLOGIA

El número de dioses mencionados en la literatura de Ugarit es bastante pequeño. Además del grupo de ocho dioses principales, descritos en el ciclo de Baal y Anat, podemos añadir otra media docena de dioses intermediarios, que son menos activos, que se manifiestan en épicas y mitos menos importantes. Hay, también, un amplio número de deidades individuales o grupos no especificados, aproximadamente dos docenas, que son solamente mencionados o no muy activos.

No hay un principio teogónico claro en la mitología Cananea que comience por un elemento primordial del tipo Egipcio, Mesopotámico, o Griego, en el cual los dioses están relacionados mutuamente siguiendo un modelo generacional. Este patrón implica normalmente un periodo de reemplazo y eliminación hasta que se llega al dios dominante, el cual gobierna a los dioses previos y los eclipsa (Amon-Ra, Marduk, Teshub, Zeus). Aunque permiten variantes, todos los modelos mencionados siguen este principio de sustitución generacional.

En Canaan (Ugarit), lo divino tiene lugar como establecido en un par primordial (y en este aspecto pro-creativo es idéntico con los modelos tempranos, menos con el modelo Egipcio) del cual todas las otras deidades de la primera generación emanan. Son, por consiguiente, llamados los hijos Ilu (bn il/m) o los setenta hijos de Atiratu (sb´m bn atr). Ningún otro dios engendra dioses y la pareja suprema Ilu-Atiratu permanece suprema en toda la épica y literatura mitológica.

Detrás de este principio unificador de lo divino en su origen, posiblemente la fuente de una posterior reducción monoteísta, el factor estructural en la función de la divinidad, es un principio cosmogónico/cosmológico que también aparece en los principios teogónicos arriba mencionados. Es, a nivel horizontal, el principio de sustitución/preeminencia entre hermanos, como marcando una estructura de lo divino que no es otra sino la proyección del orden natural y con la gran importancia para la existencia humana que un patrón de tipo familial tiene. Como resultado de esta proyección, un patrón es claramente establecido, peculiar a la mitología Cananea, pero ya implícito de alguna manera en el modelo generacional más temprano: el doble modelo del dios supremo/dios inmediato o más cercano, y del padre de los dioses/rey de los dioses. Sin embargo, no es un usurpador por naturaleza, como parecerá en la práctica del culto y en la lista de dioses.

Como resultado de esta organización cosmológica de lo divino, tres deidades principales sobresalen de entre los hijos de Ilu, correspondientes a las tres regiones que rodean la tierra: cielo/mar/mundo subterráneo (Ba´lu/Yammu/Môtu, con el epicentro del patrón y del conflicto mitológico resultante alrededor de Ba´lu y su aparición como dios protector que están fuertemente ligadas al predominio vital de la lluvia en Siria-Palestina dentro del Medio Oriente. Esto en contraste con otras regiones donde la presencia de grandes ríos relega la lluvia a un segundo lugar, y lo mismo se aplica para con el dios de la tormenta, aunque está atestiguado en otros panteones. En esos panteones, la función de dios personal es más compartida y toma la forma de un dios patrón tutelar de cada lugar particular, distribuyendo entre las grandes figuras del panteón poderes más generalizados que son igualmente necesarios. En Siria-Palestina, la naturaleza tutelar de la deidad es desarrollada particularmente por el uso múltiple del mismo epíteto (e.g., los Baales locales).

La interrelación de esos tres dioses es de conflicto y guerra para ser declarado rey de los dioses y de los hombres/tierra, i.e, como diputado del dios supremo y garantía del orden cósmico de la vida natural y social, completamente dependiente del ciclo estacional. Este conflicto/declaración es el tema básico de la mitología Cananea de Baal, de su ciclo estándar o clásico. A medida que este conflicto se desarrolla, mediante la confrontación entre los dioses, dos grupos están en clara oposición el uno contra el otro dentro del panteón: los colaboradores y los oponentes de su respectivo rival. Sin embargo, puesto que el conflicto es de hecho una lucha entre Ba´lu, y el resto, el panteón es dividido en dos sub-grupos: dr il, la familia de Ilu y phr b´l, la asamble de Ba´lu (KTU 1.39:7). A este respecto, también hay que tener en cuenta la actitud especial de la pareja primordial hacia los rivales de Ba´lu y el lugar que ocupan en el panteón.

Se repite varias veces que Yammu es el hijo y amado de Ilu, quien depende de su favor para alcanzar la realeza en el momento de su confrontación con Ba´lu. La diosa madre tiene el título atrt ym, Atiratu del Mar. La relación del principio primordial con el elemento acuoso en la mitología/teogonías del antiguo Oriente Medio es generalmente conocido. Môtu es también llamado el hijo y amado de Ilu, disfruta al principio de su aquiescencia en el intento de subyugar a Ba´lu. Ba´lu, sin embargo, no es referido como hijo y amado de Ilu, mucho menos de Atiratu, puesto que es marginalmente incluido de manera genérica entre los setenta hijos de la diosa. Más bien, hay indicios de oposición entre Ba´lu y sus hijos. Ciertamente, se afirma equivalentemente que su padre es Ilu. Hay otros elementos que entran en juego a este respecto. Ba´lu parece ser el hermano/esposo de Anatu, quien le ayuda de manera decisiva en su proclamación como rey y es también, repetidamente, reconocida como hija de Ilu. Sin embargo, la falta de evidencia textual, aparte de las afirmaciones genéricas referentes a todos los dioses, y la claridad estructural que, sin embargo, lo afirma como hijo de Ilu-Atiratu, posiblemente encierra algo más: la naturaleza advenediza-sincretista de la presencia de Ba´lu en el panteón de Ilu o, posiblemente, la emergencia de dos panteones, uno Amorreo, el otro Cananeo, uno de Ilu y el otro de Daganu. Este hecho tiene su reflejo en la serie de nombres dobles para las principales deidades: la pareja Il-dgn (Ilu/Daganu) sería similar a ilt-atrt (Iltu/Atiratu), b´l/hdd (Ba´lu/Hadadu), ´nt/´ttr (Anatu/Attartu).

En principio, este doble nombre no es unívoco: algunas veces denota el doble nombre de un solo dios, quizá originalmente dos, e.g., ktr-w-hss (Kôtaru-wa-Hasisu); y otras veces, implica dos individuos que actúan “en tandem”, v.g., qds/amrr (Qadisu/Amraru) o gpn/ugr (Gapnu/Ugaru); algunas otras veces, presupone dos dioses separados con características similares, quizá en el proceso de ser combinados, e.g., ´nt/´ttr (´Anatu/Attartu).

En adición, en el organigrama del panteón de Ugarit en términos de función, hay un dios que no está es fácilmente incorporable dentro de ninguno de los parámetros mencionados (ni tampoco es llamado explícitamente hijo de Ilu) y cuya actividad representa una fuerza independiente que trasciende incluso el poder de la deidad suprema: es el dios de la magia mencionado arriba, Kôtaru-Hasisu. No se le conoce filiación paternal de ninguna clase; sin embargo, es un factor decisivo en la primera batalla de Ba´lu para la supremacía aunque no en la segunda. Es como si lo mágico no tuviera poder contra la muerte y solo el amor y la sabiduría pudieran subyugarla; pero sí tiene poder, no obstante, contra otras cosas: la furia del mar, la enfermedad, animales salvajes etc.

Significativo a este respecto es la presencia y actividad de Sapsu, la diosa Sol, en la mitología de Baal, con su ambigua y trascendente función respecto a sus rivales. Ella representa el aspecto astral, tan pobremente incorporado dentro del Ciclo de Baal y desarrollado solamente en una extensión limitada en los mitos menores. De manera similar, la región del mundo subterráneo, tan de cerca conectada con el dominio astral precisamente mediante el carácter de la deidad solar, se incorpora solo a trazos en la mitología en conexión con Môtu y su dominio. El sol, la Linterna de los dioses, aparece tanto al mandato de Môtu como actuando a favor de Ba´lu contra sus rivales, Attaru y el mismo Môtu. Sustituye a Kôtaru como factor decisivo en el desenlace del conflicto final (Ba´lu – Môtu), el efecto, por lo tanto, de la persuasión y consejo de la sabiduría (como en el caso de la aspiración al trono por parte de ´Attaru), no la fuerza.

En cuanto a ´Attaru como el cuarto rival posible en la lucha por el poder entre los dioses, su papel permanece reducido al de un payaso, cuyas acciones no van más allá de las palabras. Su posible papel como dios de la irrigación artificial es insignificante en Siria-Palestina.

La mitología Cananita-Ugarítica es una síntesis especial, diferente de aquellas conocidas en otras partes del antiguo Oriente Medio y determinada por factores específicos geográficos y sociales: localización en la costa, dependencia de la lluvia, y organización monárquica y feudal del estado. No obstante, esta dependencia de la situación actual la hace inacabada e incompleta en tanto que una reflexión del universo religioso Cananeo, más allá del proceso de proclamar a Ba´lu como rey de los dioses. Para una representación más apropiada se puede distinguir entre lo que puede ser definido el sistema estandar del Ciclo de Baal (KTU 1.1-6) y el sistema secundario de los mitos menores. Esos mitos menores describen aspectos funcionales de las tres regiones mencionadas arriba: la región de Baal o de fertilidad de la tierra (KTU 1.10-11, 1.12, 1.13), la región astral (KTU 1.23, 1.24), y la región del mundo subterráneo (KTU 1.20-22). El mundo subterráneo incluye un aspecto complementario de lo mitológico: convertir a los muertos en héroes o dioses, como en otras mitologías.

La literatura épica, por el contrario, no provee de bastantes datos para un panteón con un estructura especial. En este aparecen las principales deidades, Ilu, Atirattu, Ba´lu, y Kôtaru. Sus funciones se muestran en relación a las vicisitudes del héroe humano, pero dentro de la jerarquía asumida por el Ciclo de Baal estandar. Incluido en esto, aparece con completa claridad la determinativa y principal intervención de Ilu, quien relega a Ba´lu al fondo de la escena (mediación); él es el dios activo e inmediato. En términos de la historia de las religiones esto ha de ser interpretado como una expresión literal de que es más temprana que el ciclo de Baal, en contra de la opinión corriente. Otras deidades son mencionadas aunque no juegan papel principal (Raspu, Yammu, Horanu) y entre estos una nueva pareja: Ilsu, el heraldo de los dioses (también conocido en los textos rituales), su esposa, una carácter semidivino llamada Yatipanu, y el genio mágico Sa´tiqatu.

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