AHURA MAZDA
Ahura Mazda es el ser supremo en el Zoroastrismo. En los Gathas y en las inscripciones Aqueménidas, especialmente las de Darío el Grande, es descrito en términos que muestran que era experimentado tanto como supremo creador del universo, el poderoso señor que controla el destino de todos, y como una deidad personal de aquellos que le adoraban. Esta última experiencia de intimidad, de una relación con dios cercana, intensa, y personal, es única en la Antigua Religión Irania, y no se encuentra en la religión de los Vedas excepto en los himnos de Vasistha a Varuna. En contraste con el Ahura Mazda del joven Avesta es sólo una sombra del noble Sabio Señor. No es que haya sido degradado, relegado a una posición inferior en el panteón como sí ocurrió con Varuna en la tradición India. Todavía re-tiene su estatus honorable, pero ha sido desprovisto de toda personalidad. Las posibles razones para todo ello son complejas y requieren un estudio.
El problema del origen de Ahura Mazda ha sido punto de controversia entre los estudiosos. Muchos dioses Iranios tienen su contraparte en el panteón Védico. Esta correspondencia existe bajo dos formas: O bien dos deidades comparten un nombre común o mismas características. Los desacuerdos acerca del origen e identidad de las deidades Iranias han sido normalmente confusos, porque los participantes han sido incapaces de ponerse de acuerdo en qué es lo que puede constituir una identidad. También, en las disensiones, la falacia del historiador ha sido frecuentemente aplicada, o sea, que trazando la historia de una deidad hacia atrás a algún punto irreductible uno ha llega necesariamente a una comprensión esencial de la deidad. Aunque uno nunca ha de desvalorizar la explicación histórica, tampoco ha de verla como exclusiva o suficiente en sí misma. Puesto que el nombre “Ahura Mazda” no ocurre fuera de Irán, uno puede decir con cierta seguridad que es una creación del espíritu Iraní. Cuando uno descubre el significado del nombre y examina la constelación de ideas religiosas que rodean a Ahura Mazda, uno se ve forzado a realizar comparaciones con la gran deidad Védica Varuna. Ahura Mazda significa “Sabio Señor”. En el Avesta el nombre consiste de dos palabras declinadas por separado, las cuales, especialmente en los Gathas, no necesitan aparecer de manera contigua. El antiguo Persa, al representar un desarrollo lingüístico más joven, presenta las dos palabras unidas en una (´urmzd´/ahuramazda). La única excepción se encuentra en una inscripción de Xerxes en la cual el independientemente declinado ahurahya Mazdaha (´urhy mzd´n) es un arcaísmo quizás debido a la influencia del uso del Avesta. Esta manera de dirigirse al ser supremo como “señor sabio” se encuentra en el Veda donde el rey Varuna es invocado como “sabio señor” (asura praceta(h)), (Rgveda 1.24.14) y en otro texto es llamado “señor que todo lo conoce” (asura visvaveda(h)), RV 8.42.1. Aunque estos epítetos no son únicos de Varuna, como Mazda lo es en Ahura Mazda, el concepto de un “señor sabio” debe haber sido común a los Indo-Arios e Iranios.
Así como Ahura Mazda no tiene una exacta contraparte Védica cuyo nombre sería “Asura Medha”, así mismo Varuna no tiene una contraparte exacta Irania *Wourana. Puesto que Varuna es un dios de manifiesta importancia en el Veda, es difícil imaginar que no tenga una larga historia extendiéndose hacia atrás el periodo proto-Indo-Iranio. La búsqueda del “perdido” sabio señor Varuna en la religión Irania lleva directamente a Ahura Mazda por una serie de razones quizás más convincentes que los epítetos. En primer lugar ambas deidades supremas están íntimamente ligadas con uno de los más básicos concepto religiosos Indo-Iranios, la Verdad (Veda = rta; Avesta = asha; Antiguo Persa = (a)rta). Segundo, ambos están rodeados por un grupo de deidades, que aunque no idénticas, tienen cierta semejanza unas con otras. Estos son los Amesha Spentas del Avesta y los Adityas del Veda. Tercero, -un punto a menudo pasado por alto- es que son sólo Varuna y Ahura Mazda quienes son objeto de una intensa experiencia religiosa personal. Es seguro que otras deidades también pueden ser invocadas en los himnos del Avesta o los Vedas en términos cariñosos por los suplicantes, pero el lenguaje es el lenguaje formal de la poesía hierática, le falta el inconfundible sello de la experiencia directa. Cuarto, ambos son dioses creadores.
Contra el caso de la identificación de Ahura Mazda con Varuna se ha argumentado que los puntos de similitud entre ellos son deceptorios, que ambas deidades pueden ser una innovación de sus respectivas tradiciones, y que la única verdadera deidad Indo-Irania de este tipo es la sombra de una figura simplemente llamada Ahura o Asura en el Avesta y en el Rgveda respectivamente. Aunque el problema quizás nunca pueda ser resuelto a gusto de cada uno, una solución parcial puede estar en el reconocimiento de un obstáculo semántico. Para aquellos que insisten en la identidad de los nombres solamente, claramente no hay terreno para dicha comparación. También, para aquellos que compartían las características esenciales en ausencia de un nombre compartido como suficiente terreno para reclamar una identidad, la identificación de Ahura Mazda y Varuna se cae debido a ciertas diferencias esenciales que expondré más adelante en otro trabajo. Lo que uno ha de entender como importante para el punto de vista comparativo es que ciertos conceptos culturales compartidos han venido a estar asociados con la deidad suprema en ambas sociedades. Comprender esto junto con las diferencias es la tarea necesaria del comparativista.
Volviendo al desarrollo puramente del Avesta, uno observa que la nobleza de la experiencia de Zaratustra y Darío sufre una devaluación de estatus en el Avesta más joven. Generalmente, cuando Ahura Mazda aparece es principalmente en el diálogo con Zaratustra en el cual su papel no es más que el de otorgar autoridad sea a una práctica religiosa o a una pieza de literatura no Zoroastriana. Hay una degeneración de la visión religiosa Zaratustriana. El “Sabio Señor” viene a ser básicamente una forma abstracta de deidad. En la ausencia de una mitología vigorosa de carne-y-sangre, un dios semejante sólo puede ser realizado en la plenitud de la experiencia religiosa. Cuando la ocasión para dicha experiencia es deficiente, un dios como Ahura Mazda no puede sino perder significado, hasta que, como en el Yast acerca de Ahura Mazda, es entendido solamente en términos tipo formulas como “el más benéfico Espíritu”, “Creador del mundo material”, “justo”. Ahura Mazda era, entonces, lo que la fenomenología de la religión llama “deus otiosus”, un dios que, debido a su trascendencia, es irrelevante para las preocupaciones diarias. Estos dioses suelen ser reemplazados por deidades más inmanentes, activas en los asuntos humanos. Este proceso es manifiesto en la religión del Avesta joven con la rehabilitación de los dioses tradicionales. También se observa en las inscripciones Aqueménidas, en las que al principio Darío y su hijo Xerxes sólo se refieren ocasionalmente a “los dioses” o “dioses de la casa real”, pero más tarde, con Artaxerxes II y III, la diosa Anahita y el gran dios Mitra son invocados junto a Ahura Mazda. Las inscripciones Aqueménidas son la única fuente de información acerca de la antigua religión Irania en cuanto pueden ser fechadas y asignadas a personalidades históricas. Han de ser tomadas con precaución cuando son usadas en referencia al Avesta, no obstante. Pertenecen al lenguaje y cultura del Irán Suroccidental; el Aveta pertenece al Este de Irán. La intención propagandística de las inscripciones reales difiere de la de los sacerdotes autores del Avesta. No obstante ambas fuentes son complementarias. Además de la gran cantidad de espacio dedicado a Ahura Mazda, uno encuentra en particular prominencia la preocupación por la Mentira (drauga); Avesta (druj), la verdadera esencia del caos moral, social, y político. El rey, es el elegido de Ahura Mazda como su representante en la tierra, es el portavoz de la Verdad, quien mantiene el orden moral justo dentro de la sociedad al mismo tiempo que protege a la sociedad de la rebelión promovida por los seguidores de la mentira. Finalmente, en la inscripción de Xerxes en Daiwadana, encontramos los antagonismos fundamentales entre los dioses (Antiguo Persa = Baga; Avesta = ahura, yazata, bagha) y los antidioses y demonios (A.P. = daiwa; Aves.= daewa).
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