viernes, 12 de diciembre de 2008

EGIPTO, OSIRIS Y HORUS

EGIPTO, CONCEPCIÓN Y NACIMIENTO DEL HIJO

Osiris era el dios que muere y resucita, el precedente mítico y garantía que uno podía decir al rey fallecido, y más tarde a cada persona fallecida, “levántate”! El hecho de haber resucitado invertía a esas palabras con significado. Como es bien conocido, este papel de Osiris ha llevado a que se clasificado con una seria de dioses de la vegetación que “mueren y resucitan” del Asia Occidental: Tamuz, Atis, Adonis. Esto es verdad hasta cierto punto. Sin duda, Osiris tenía una relación con el ciclo agrícola y otros procesos de muerte y resurrección en la naturaleza. Hay bastantes similitudes en el ritual, tales como la preparación de arriates de crecimiento rápido en miniatura en un ciclo de un festival de ocho días, que también se hace en el culto a Adonis. Quizás estos sean rasgos en la esencia de Osiris que le predestinan para este papel en el mito. Pero su mito difiere en aspectos esenciales de aquellos de los dioses de la vegetación del Asia Occidental. El rasgo más importante de estos es que abarca dos generaciones. Osiris resucita en su hijo, pero él mismo habita en el mundo subterráneo como el padre fallecido cuyo poder real ha sido trasferido a su hijo. Lo que es importante aquí es comprender el sentido del póstumo engendrando al hijo en la historia como un todo. Osiris no resucita de entre los muertos, ni vuelve a este mundo es despertado del sueño de la muerte por el duelo, embalsamamiento, y los rituales de transfiguración sólo en la medida que Isis es capaz de concebir su hijo de él. Uno que le salve.

La concepción de Horus, por lo tanto, pertenece a los ritos funerarios, así que no es sorprendente que sean principalmente los textos mortuorios los que hacen referencia a esto. Los textos de las pirámides -632-, la instancia mas importante en este corpus dicen:

“Tu hermana Isis viene a ti alegrándose por amor a ti. Tú la has colocado sobre tu falo y tu semen fluye hacia ella, estando dispuesta como Sotis, y Horus ha salido de ti como Horus que está en Sotis….”.

Horus es el papel mítico del hijo y sucesor al trono. Lleva acabo el entierro de su padre, y su aparición en este ritual se explica por el mito de su póstuma concepción precisamente en el sentido de un preludio legitimador para su coronación. El papel de Horus acrecienta al hijo o sucesor al trono sólo después de la muerte del Rey, de manera que éste renace como Horus mediante su muerte.

En los textos de las tumbas (sarcófagos) –TS, fórmula mágica 148- se representa una situación mítica que se desarrolla en el ámbito divino referida en la forma dramática de diálogo. En estos textos, la fórmula mágica se suponía servía al fallecido capacitándole para transformarse en un falcón, o sea, asumir la forma característica de Horus. Pero éste es un uso secundario del texto, cuyo origen ha de ser buscado en un drama cultual similar al drama del nacimiento di vino, la misma transformación del mito del nacimiento Real que encontramos en los templos de la era Greco-Romana.

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