FALSIFICACION DE LOS TEXTOS SAGRADOS
FALSIFICACION DE LOS TEXTOS SAGRADOS
Varias de las armas empleadas en las batallas literarias por la supremacía cristiana eran: la elaboración de refutaciones polémicas, la difusión de calumnias y la creación de documentos falsos en nombre de los apóstoles. No obstante, el arsenal de los distintos combatientes no se agota. Me gustaría comentar sobre la alteración de escritos considerados sagrados con el objetivo de lograr que se opusieran con más claridad a las falsas enseñanzas y apoyaran, también con más claridad, las correctas. Fue ésta una estrategia a disposición de todos los bandos involucrados en el conflicto, y hay pruebas que sugieren que, de hecho, fue una estrategia efectivamente empleada por todos ellos. Todos los bandos fueron acusados de manipular los textos para hacerlos decir lo que cada uno quería que dijeran.
El caso más célebre es el de Marción y sus seguidores, que no sólo rechazaron el Antiguo Testamento por completo sino que afirmaron que los escritos de Pablo y el Evangelio (Lucas) habían sido adulterados por cristianos con simpatías judías, quienes introdujeron referencias al Dios creador, citas del AT y afirmaciones sobre la bondad de la creación en textos que inicialmente carecían de ellas. La solución marcionista fue prescindir de todas estas adiciones y devolver los textos a su estado original. Los ortodoxos consideraron que este intento de restauración era nada menos que una mutilación y aseguraron que los marcionistas estaban falsificando sus textos mediante el simple método de quitar de ellos todo lo que no se acomodaba a su proyecto teológico.
Pero Marción no era el único que estaba en todo esto. En el extremo opuesto del espectro teológico se encontraban los cristianos romanos del siglo II seguidores de Teodoro el Zapatero pues mientras los marcionitas consideraban que Jesús era divino, los teodocianos sostenían que era un simple ser humano. Según Eusebio, los marcionitas como los teodocianos, adulteraron de forma intencional los textos de sus Escrituras al cambiar sus sagradas palabras a la luz de su punto de vista adopcionista. La prueba que sostenía esta acusación era la discrepancia entre las copias de las Escrituras producidas por los líderes del grupo.
El fin de todo esto es siempre el mismo: que los textos se acomoden a sus objetivos. Lo mismo ocurre con los Ebionitas, la versión cristiana judía de nuestros adopcionistas, a quienes se acusó de eliminar los dos primeros capítulos del Evangelio de Mateo para que pareciera aceptable su rechazo de la doctrina de la concepción virginal de Jesús.
Los gnósticos fueron acusados por Tertuliano como falsificadores. Tertuliano sostenía que los valentinianos habían alterado la forma verbal de Juan 1:13 del singular al plural. En un principio, decía Tertuliano, el versículo se refería al milagro del nacimiento de Jesús (no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino de que nació de Dios); los valentianianos habían modificado el texto para que aluda a su propia generación sobrenatural a través de la gnosis (no nacieron de sangre). Pero bueno, una cosa es cierta: son los vencedores los que escriben la historia, son también quienes se encargan de reproducir los textos.
De hecho, en relación con el NT, carecemos de los originales de todos y cada uno de los libros que finalmente lo conformarían; de hecho esto es lo que ocurre con cualquier libro Cristiano de la antigüedad. De lo que hoy día disponemos son de copias del original. Entre los originales y la mayoría de las copias que han sido conservadas hay cientos de años de diferencia.
Un ejemplo de todo esto: Cuando los Tesalonicenses recibieron la primera carta de Pablo, alguno de los miembros de la comunidad debió de haberla copiado a mano, palabra por palabra. Esta copia fue a su vez copiada, quizá en la misma Tesalónica, quizá en otra comunidad a la que la primera copia había sido llevada o enviada. Esta copia de la copia fue nuevamente copiada. No mucho tiempo después había un buen número de copias de la carta, o mejor, copias de copias de copias etc. que circulaban por las comunidades Cristianas del Mediterráneo, todas hechas a mano.
Qué ocurrió con el original de la primera copia a los Tesalonicenses? En este proceso de copiar, por razones desconocidas el texto se perdió o destruyó de alguna manera. Es posible que se lo hubiese leído tantas veces que se echó a perder. Los primeros Cristianos, además, no consideraban que necesitaran preservarlo en tanto que original. A fin de cuentas, tenían copias, para qué el original? No tenemos el original de la Epístola a los Tesalonicenses (el texto que el propio Pablo escribió) ni de cualquier otro libro del NT. Tampoco poseemos copias directas de los originales, ni copias de las primeras copias de los originales, ni copias de las copias de las copias. Así que las copias más antiguas de las cartas de Pablo que tenemos se remontan más o menos al año 200 D.C. Es inevitable: los copistas, incluso cuando se trata de especialistas cualificados, cometen errores. Además, cada vez que un copista realizaba una copia de una copia anterior, los errores que se habían acumulado con cada reproducción se multiplicaban.
Ahora bien, si los textos de las Escrituras alterados por los herejes no sobrevivieron, qué hay de los textos alterados por los Ortodoxos? Es totalmente seguro que los escribas que pertenecían a la facción que resultó victoriosa modificó sus textos sagrados con el objeto de hacerlos más útiles a la causa Ortodoxa, haciéndoles decir lo que ellos creían que significaba. La tradición escrita del NT tiene abundantes y evidentes pruebas de ello.
Después del siglo IV o V, las copias del NT se vuelven bastantes comunes. Si se cuentan todos los manuscritos del NT que han sido descubiertos, se obtiene en realidad una cantidad de cinco mil cuatrocientas copias totales o parciales del NT, entre las que se encuentran desde pequeños trozos con uno o dos versículos hasta grandes volúmenes con todos los veintisiete libros completos. Estas copias van desde el siglo II hasta la invención de la imprenta en el siglo XV. Me gustaría señalar que la modificación del NT durante el proceso de copiado no es simplemente una especulación académica. Es, más bien, una total evidencia porque se pueden comparar estas cinco mil cuatrocientas copias entre sí. El resultado? No hay dos copias idénticas.
La mayoría de los cambios son errores producto del descuido y pueden ser reconocidos y corregidos con facilidad. Los escribas cristianos cometían errores con frecuencia simplemente porque estaban cansados o distraídos o, en algunas ocasiones, porque eran ineptos. De hecho, los errores más comunes en estos manuscritos son de tipo “ortográfico”. Hay además muchos manuscritos en los que los escribas omitieron palabras de una pagina, versículos e incluso páginas completas de un libro, presumiblemente por accidente? En algunas ocasiones, reacomodaban las palabras o las insertaban en un momento posterior de la frase. Algo que facilitaba que se cometieran errores accidentales como éstos era el hecho de que en la antigüedad los escribas no utilizaban puntuación ni dividían el texto en párrafos, tampoco separaban las palabras, lo escribían todo juntoseguidounapalabradetrásdeotraloquehacíabastantecomúnloserroresdelectura.
Otro tipo de alteraciones son más importantes y más difíciles de detectar en el sentido que se trata de cambios que los escribas parecen haber introducido en los textos de manera intencional. Digo parecen porque no tenemos a los escribas por aquí cerca para preguntarles por sus intenciones, pero algunos de estos cambios difícilmente pueden ser atribuidos a la fatiga, descuido etc. Con frecuencia parece haber habido alguna especie de problema en la fuente que el escriba encontraba perturbador. Algunas veces tropezaban con una declaración que parecía errónea. Esto ocurre, por ejemplo, en Marcos 1:2, en el que una cita del libro de Malaquías se introduce como si perteneciera al libro de Isaías. En otros casos, los escribas consideraban que dos pasajes se contradecían entre sí. Por ejemplo, Maracos 2:26 señala que Abiatar era el sumo sacerdote cuando David entró en el Templo para comer los panes de la presencia, mientras que el relato incluido en la Biblia hebrea indica que en aquella época el sumo sacerdote no era Abiatar sino su padre, Ajimélek (1 Samuel 21:1-7). En tales circunstancias, los escribas parecen haber tenido pocos escrúpulos para alterar sus textos y corregirlos: tanto Marcos 1:2 como 2:26 fueron por lo general modificados.
Por tanto, en ciertos manuscritos un versículo parecerá contener un error y una contradicción o emplear una construcción incorrecta, mientras que en otros habrá sido redactado de manera diferente para evitar el problema. En estos casos, los estudiosos deben decidir cuál de las formas del versículo era probablemente la original y cuál contiene el cambio introducido por el escriba.
Algunas modificaciones textuales pueden ser importantes para la interpretación del texto. Por ejemplo, el manuscrito más antiguo del Evangelio de Marcos que ha llegado hasta nosotros termina en 16:8 con las mujeres huyendo asustadas de la tumba vacía de Jesús y sin decir a nadie lo que habían visto y oído. No obstante, manuscritos posteriores incluyen doce versículos adicionales en los que el Jesús resucitado se aparece a sus discípulos y pronuncia un memorable discurso en el que sostiene, entre otras cosas, que quienes creen en él serán capaces de agarrar serpientes con las manos y beber veneno sin sufrir ninguna clase de daño. Formaban estos versículos parte del original o fueron introducidos en un texto que sin ellos parecía terminar de manera demasiado abrupta? Es importante recordar que esta pregunta no se refiere a si los escribas cambiaron o no el texto. Alguno tuvo que cambiarlo porque los manuscritos son diferentes entre sí. La pregunta es si un escriba omitió doce versículos o si otro escriba los añadió. La mayoría de los expertos cree que el Evangelio de Marcos terminaba originalmente en 16:8.
Escribió el autor del Cuarto Evangelio la famosa historia de la mujer sorprendida cometiendo adulterio o fue ésta introducida posteriormente por un escriba bienintencionado? El relato aparece en muchos manuscritos tardíos entre los capítulos séptimo y octavo, pero no se encuentra en los más antiguos; además, el estilo en el que está escrito es muy diferente del resto de este evangelio. Prácticamente todos los expertos aceptan hoy que la historia fue añadida al manuscrito del Evangelio de Juan muchos años después de que éste hubiera empezado a circular.
A pesar de las destacadas diferencias entre los manuscritos conservados, los estudiosos están convencidos de que podemos reconstruir las formas más antiguas de los libros del NT con razonable precisión (no con absoluta exactitud). Los académicos tienden a identificar (a) qué lectura textual se encuentra avalada por los manuscritos más antiguos, pues se parte del supuesto de que cuanto más antiguo sea el manuscrito, menos escribas hubo entre la copia y el original, lo que significa, menos oportunidades de modificarlo; (b) por los manuscritos de procedencia geográficas diferentes, con lo que se garantiza que el texto no sea sólo una especie de variante local, y (c) por los manuscritos de calidad superior, con la idea de que las copias de las que se sabe contienen muchos errores no pueden ser tan dignas de confianza como las que no incluyen tantos.
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