MUERTE Y RESURRECCION, ADONIS
La categoría putativa de las deidades que mueren y resucitan tiene su lugar dentro de la más amplia categoría de las deidades que desaparecen, dice J.Z. Smith. Continúa diciendo que “todas las deidades que han sido identificadas como pertenecientes a la clase de deidades que mueren y resucitan pueden ser incluidas bajo las dos clases más grandes de deidades que desaparecen o deidades que mueren. En el primer caso, las deidades retornan pero no han muerto; en el segundo caso, los dioses mueren pero no retornan.
En el caso de Adonis, “sólo textos tardíos, influenciados por o escritos por Cristianos, afirman que hay un subsiguiente día de celebración para Adonis resucitado de entre los muertos”. Smith enfatiza que la resurrección del dios muerto es debida a la influencia Cristiana.
En el caso de Baal, Smith concluye acerca del texto central que, “tal y como está, el texto parece hacer referencia a un descenso y retorno a los infiernos –un patrón no necesariamente equivalente a morir y resucitar. Baal está “como si estuviera muerto; y entonces aparece vivo”. Smith parece haber sacado el certificado de defunción para la idea de “los dioses que mueren y resucitan”.
Frazer
En La Rama Dorada, J. Frazer presentó la trinidad fascinante de Adonis, Attis, y Osiris. La parte cuarta de La Rama Dorada, titulada El Dios que muere, discute el asesinato del rey divino y la muerte y resurrección del espíritu del grano –los cereales. Adonis es para Frazer el principal ejemplo del “dios que muere”. Frazer continúa diciendo que bajo los nombres de Osiris, Tammuz, Adonis, y Attis, las gentes de Egipto y Asia occidental representó la decadencia y revivificación anual de la vida, especialmente la vida vegetal, que ellos personificaban como “un dios que anualmente moría y resucitaba de entre los muertos”. Frazer explícitamente identificó a Tammuz y Adonis: el verdadero nombre de la deidad era Tammuz, el nombre de Adonis era meramente un título de honor Semítico, que significaba “Señor”, que fue adoptado por los Griegos, quienes debido a una mala comprensión convirtieron este título de honor en el nombre propio de Adonis.
Lo que Frazer ofrece, es una explicación naturalista de la deidad que muere y resucita: este tipo de dios es una personificación del ciclo estacional de la vegetación. Esta explicación naturista, sin embargo, está combinada con “euhemerista” (de Euhemero, quien mantenía que los dioses habían sido hombres y mujeres de los tiempos antiguos): detrás del dios que muere se vislumbra un rey sagrado e incluso divino que será asesinado cuando su fertilidad decaiga. Sobre la base de un número de nombres propios teofóricos, Frazer arguye que los reyes Semíticos del este del Mediterráneo eran divinos. Los reyes pre-Israelitas y Cananeos de Jerusalem hacían el papel de Adonis durante su vida. En cuanto a los reyes Hebreos, no está claro si eran identificados con Adonis o no, pero eran ciertamente divinos, “en tanto que representantes en cierta medida de Yahvé en la tierra. El que haya pocos indicios de esta realeza divina en la Biblia es debido al hecho que “todos los libros históricos pasaron por la censura de los Puritanos” o “del redactor del Deuteronomio, como lo llaman los críticos”. El rey Semítico personifica al dios y es el amante de la diosa. Esto es particularmente claro en la evidencia de Adonis en Chipre.
Del material mitológico, Frazer se vuelve a la fragmentaria evidencia del ritual de Adonis. Discute especialmente los festivales de Adonis en Alejandría y en Biblos tal y como los conocemos de los trabajos de Teócrito y Luciano. En Biblos había un día de lamentaciones por el dios muerto; al día siguiente, sin embargo, “se creía que volvía a la vida y ascendía al cielo en presencia de sus seguidores”. El dios muerto era también un dios naciente. El duelo por Adonis era esencialmente un rito de la cosecha: las fechas para el festival caían en primavera o verano, que eran las estaciones de la cosecha en esta parte del mundo.
Un importante capítulo dedicado a los jardines de Adonis trata de demostrar que Adonis era una deidad de la vegetación, y especialmente de los cereales. Estos Jardines de Adonis eran canastos o vasijas llenos de tierra, en los cuales se sembraba trigo, cebada, lechugas, y diferentes clases de flores que eran cuidadas durante ocho días, principalmente o exclusivamente por mujeres. El lanzamiento de las macetas e imágenes en el agua era un hechizo para la lluvia. Varios usos tardíos en el Mediterráneo, especialmente en Cerdeña y Sicilia, señalan hacia atrás a los jardines de Adonis. Sumarizando, Frazer: Sus dioses mueren y retornan, están conectados el ciclo estacional, y hay eventos centrales sujetos a la celebración del culto.
S.N. KRAMER (1951) publicó una importante tableta cuneiforme en Yale con la conclusión, que faltaba, del mito Sumerio del descenso de Inanna a los Infiernos, la cual demuestra, claramente, que Inanna regresó de los Infiernos sólo para entregar a Dumuzi a su séquito demoniaco, los gallu, en orden a ser condenado a muerte en su lugar. Puesto que se ha creído generalmente que Inanna descendió a los Infiernos en orden a liberar a su amado, la recuperación del final del mito Sumerio es un dato importante in los archivos sobre “los dioses que mueren y resucitan”. En 1954 Vanden Berghe formuló lo siguiente: “Nous… nous sommes élevé contre le dogme enraciné que Dumuzi-Tammuz a)est un dieu ressuscité b)en tant que personnification de la nature qui meurt et qui renaît et c)est le symbole de la résurrection future de l´homme” (Nos hemos pronunciado contra el dogma enraizado que Dumuzi-Tammuz a)es un dios resucitado b)en tanto que personificación de la naturaleza que muere y renace y c)es el símbolo de la resurrección futura del hombre).
ADONIS
Pocas deidades en la antigüedad han sido tratadas de más diversas maneras que Adonis. La explicación está en la naturaleza de las fuentes: la evidencia deriva principalmente de la antigua Grecia, pero un número de características del Adonis Griego parecen indicar que esta deidad tiene un largo pedigrí Oriental. Además, la aparente analogía entre Adonis y Cristo contribuyó a hacer de Adonis una figura controversial.
Algunos materiales en la Biblia Hebrea eran vistos en la perspectiva de la deidad que muere y resucita por Windengren y, en cierta medida, también por Emgnell. De Vaux (1993) señaló dos puntos esenciales en la construcción de Frazer. El primero es el simbolismo de los jardines de Adonis. Aunque estos los jardines nos recuerdan los jardines de Osiris, los cuales simbolizaban el renacimiento del dios, los jardines de Adonis, sin embargo, expresan la corta vida de la vegetación y la efímera existencia del héroe. De Vaux encuentra imposible suscribir la interpretación de Frazer acerca de esos jardines. El segundo punto pertenece a la fecha de la idea de la resurrección de Adonis. De Vaux dice que puesto aisladamente, Luciano no demuestra que había una celebración de la resurrección de Adonis. Los escritores posteriores que se refieren a semejante celebración eran dependientes de Orígenes y Cirilo de Alejandría. Tenemos la resurrección de Melqart, pero Melqart es una deidad solar y no puede ser puesta en relación a Adonis. De Vaux concluye acerca de la resurrección de Adonis:
- no hay atestación confiable fuera de la de Alejandría
- no era celebrada antes de los siglos segundo-tercero D.C.
- es una copia de un culto Oriental
Lambrecht (1995), se centro en el motivo de la resurrección, afirmó que el simbolismo de los jardines de Adonis se centra en el rápido crecimiento de los brotes. En el material textual hay una diferencia entre los textos más antiguos y los posteriores. En los textos más antiguos se muestra una secuencia que comprende primero una celebración del retorno del dios incluyendo su santo matrimonio y después una fiesta de duelo para celebrar su muerte, así, primero retorno y después muerte. Esta es la situación en, por ejemplo, Teócrito (tercer siglo A.C.). Es el grupo de textos posterior (Luciano, Orígenes, Cirilo) donde encontramos evidencia de la celebración de Adonis (segundo siglo D.C.). Lambrechts está de acuerdo con De Vaux acerca del origen de la idea de resurrección de Adonis: deriva del culto a Osiris.
Sin embargo algunos autores se concentran fuertemente en el Adonis Griego. Atallah (1966), enfatiza el origen Chipriota de Adonis por encima de la noción de un origen Levantino. Trata la celebración de las Adonías sobre el fundamento de la evidencia textual e iconográfica. En cuanto a la fecha de la celebración de las Adonías la resuelve con la hipótesis que había dos diferentes celebraciones: una en la primavera y otra en el verano con la salida de la Estrella del Perro. Las Adonías de las fuentes Griegas tienen predominantemente un carácter funerario. Los jardines de Adonis son comprendidos por Atallah simbolizando la esterilidad y la muerte. Aquí, Atallah nota la paradoja extraña: que un dios de la vegetación Oriental está conectado con un uso ritual profundamente cargado con el simbolismo de la esterilidad. La idea de la resurrección de Adonis puede ser trazada hacia atrás hasta Luciano, pero Atallah prefiere usar el término “retorno”, en lugar de hablar de “resurrección”.
Mientras que Frazer presentó a un Adonis agrícola, Detienne (1972) viene con uno muy diferente. Su contribución es bastante anti-Frazer. Concluye que Adonis está conectado a las especies (con su simbolismo de seducción), mientras Remeter está conectada a los cereales (con su simbolismo de contingencia). Respecto a los jardines de Adonis, Detienne, como Cumont (1932) mantienen que las Adonías eran celebradas el 19 de Julio. Toda la tradición antigua desde Platón en adelante, muestra que esos jardines no daban fruto sino que eran fundamentalmente estériles. Respecto a la naturaleza de las plantas, señala que había cuatro especies distintas: trigo, cebada, lechuga e hinojo. El trigo y la cebada, ambos cereales, son alimentos de Demeter, así como la lechuga, una planta de jardín, es el vegetal símbolo de la muerte y de la impotencia que asalta al dueño de esos jardines, Adonis. La lechuga y el hinojo representan la jardinería de Adonis y son una falsa imitación de la agricultura de Demeter, oscilando entre el verdor y la disecación. “Los jardines de Adonis son una perversión de los cereales de Demeter.
Burkert (1979), en su trabajo Structure and History in Greek Mythology and Ritual, también afirma respecto al dios que muere, que fue “una inesperada sorpresa para el Frazerismo cuando en 1951 se encontró y publicó. la conclusión del mito Sumerio de Inanna y Dumuzi. Es Inanna quien entrega a Dumuzi a su séquito demoníaco, los gallu, para morir en su lugar. Esto es cualquier cosa menos una alegoría a la vegetación, dice Burkert. En contra de aquellos que arguyen que no hay evidencia de cultos de Adonis en el mundo Semítico, Burkert señala un número de rasgos Orientales en el mito y ritual del Adonis Griego: mujeres llorando por un joven dios, la prominencia del incienso en las ceremonias, y la peculiaridad que los ritos de Adonis se celebran en los techos de las casas. Burkert, resalta la escasa evidencia del lado Semítico: hay sólo una pieza de evidencia Semítica tan antigua como Safo de Lesbos, una cita en Ezequiel 8:14, que es inequívoca. Las otras evidencias Semíticas de fuera de Babilonia datan de los tiempos imperiales; mosaicos de Palmira invitando al festival de Tammuz y Belti y mostrando al dios muerto en su féretro, una estatua votiva en Damasco con el mismo motivo, y las polémicas Mandeas contra aquellos que se sientan en la casa de Astarté y Tammuz para llorar su muerte. Burkert comenta sobre los autores Cristianos y su versión del mito de Adonis: “Lo que aquí tenemos es un mito de Tammuz Sumerio-Semítico transformado en un apéndice del mito de Adonis Griego. Los actuantes corresponden a, Ereshkigal por Perséfone, Dumuzi por Adonis, aunque los papeles de Inanna y Geshtinana han sido unidos en Afrodita.
Ribichini (1981) es uno de los grandes especialistas del siglo veinte sobre Adonis. Trabaja tanto con fuentes clásicas como Semíticas, pero se diferencia de sus predecesores haciendo una clara distinción entre Adonis, el héroe Griego, y el Adonis de Levante. Una de sus principales conclusiones es que el Adonis Griego no refleja a ninguna deidad Oriental; más bien despliega una mezcla de tradiciones Orientales que han sido reelaboradas en un contexto Griego. Ribichini también señala la diferencia entre el cuadro que obtenemos de la mitología y del culto como está reflejado en las fuentes clásicas. En la mitología no se habla de un retorno victorioso del héroe. El orden es la vida seguida de la muerte; Adonis normalmente habita el Mundo Subterráneo y es contado entre los dioses Ctónicos en un papiro. En el culto, no obstante, hay un retorno, pero es sólo un retorno periódico. No hay propia resurrección.
Entonces el Adonis de Oriente, quien es una deidad y no un héroe del tipo Griego. Aquí hay que señalar, en contraste con Frazer, Ribichini no usa los jardines de Adonis como evidencia para la resurrección; más bien se basa en el texto de Luciano. Centrándose en esta evidencia textual, Ribichini llega a una conclusión importante: mientras que el Adonis Griego no experimenta la resurrección, Luciano describe una para el Adonis Oriental.
Ribichini afirma respecto a la relación entre el Adonis y Tammuz que no hay una línea histórica que represente un desarrollo desde Dumuzi/Tammuz hasta Adonis. La relación entre éstos es problemática. La publicación de nuevas copias del descenso de Inanna Sumerio han aclarado que el descenso de la diosa no sigue a la muerte de su amado; más bien la anticipa y causa la muerte de Dumuzi.
En cuanto a la génesis de las ideas acerca de Adonis, Ribichini sugiere que había un patrón ritual y mítico relacionado con el culto a las figuras reales en Siria y Palestina durante la Edad de Bronce. La figura mítica primitiva propia del cultivador de cereales, puede o no haber servido como base para la idea del dios que muere y resucita. El culto de reyes difuntos divinizados en Ebla, Mari, y Ugarit, es de principal interés en tanto que parte importante del trasfondo. Los rpum y mlkm Ugaríticos son de particular importancia. Ribichini sumariza:
En cuanto al origen del tema del dios que muere en la tradición del panteón Fenicio, hemos de poner, en primer lugar, el culto a los muertos con rango real (il culto dei morti di rango regale), este culto era un rasgo destacado de las manifestaciones religiosas Sirias durante la época que precedió a las Fenicias del primer milenio, y hemos de reconocer también en los dioses a personaje Fenicios, quizá el resultado de una derivación de la tipología religiosa centrada hacia la veneración de los ancestrales “refaim”, de los reyes divinizados después de su muerte.
Acerca de Frazer, Ribichini concluye:
En nuestra opinión, la posibilidad de interpretar las divinidades de acuerdo al esquema de Frazer de los dioses que muere y resucitan debe ser dada en una dimensión diferente. No son la imagen de la vegetación que muere y reaparece; la relación con la realeza se abre hacia la más compleja personalidad de los “héroes divinizados”…
La obra de Ribichini tiene gran importancia. Especialmente interesante es el énfasis en los aspectos del héroe Griego en tanto que característica del Adonis de las fuentes Griegas y su énfasis en la posible importancia de los cultos a los antepasados reales fallecidos Semíticos Occidentales.
Respecto a los jardines de Adonis, a los que Frazer adscribe gran importancia, Baudy (1986) ve esos jardines en una nueva perspectiva. Para Baudy el simbolismo de los “jardines” es el de una prueba ritual sobre la habilidad de la semilla en brotar y germinar. Sembrar las semillas en la maceta simboliza la muerte de Adonis y el brote su esperada resurrección. Esta interpretación está más en línea con Frazer.
Lipinski (1995), en su magistral obra sobre las deidades Fenicias, discute Adonis en términos de una deidad que muere y resucita. Este estudioso encuentra una línea directa desde el Baal de la tardía Edad de Bronce, tal y como lo conocemos de Ugarit y cuya muerte y retorno aparece como una transformación mítico-poética de la vida de la vegetación con su cíclica muerte y renovación. Los contactos entre el Osiris Egipcio y el Adonis de Biblos parecen llegar hacia atrás hasta el periodo del Nuevo Reino. La celebración en Alejandría, descrita por Teócrito, está directamente conectada con ciertos ritos de Osiris.
A pesar de todo, sin embargo, hay una respetable tradición de investigación que encuentra insuperable las dificultades para la conclusión de que Adonis era una deidad que muere y resucita. Que era un dios así es, hoy día, una postura minoritaria.
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