LOS AMBITOS DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
En Grecia la línea entre estos dos ámbitos es más bien clara. Los dioses son inmortales, athanatoi; el epíteto deviene una definición. Los dioses son los ambrotoi, los inmortales y divinos que no perecen. Como corolario de esto, hay pocos rasgos, tanto en Grecia como en Roma, de una creencia en una resurrección post-mortem de los seres humanos. Los atenienses se mofaban de Pablo cuando éste predicaba la resurrección (Hechos 17:31-32).
En las culturas del antiguo Medio Oriente del ámbito Semítico Occidental y Mesopotamia hay una tendencia a presentar una línea de demarcación mucho menos definida entre los ámbitos de los muertos y el de los seres humanos y los dioses. En Mesopotamia, los restos de los muertos eran el foco de atención y cuidado. Los huesos de los muertos continuaban “viviendo” y estaban unidos al grupo familiar por una especie de cordón umbilical. El término Acadio para “cadáver” era salamtu, forma una raíz semánticamente relacionada a la noción de cumplimiento e integridad. Los vivientes estaban ocupados en alimentar y dar de beber a los muertos. Una celebración especial mensual era llamada kispu (posiblemente de kasapu, “partir, dividir la comida”). Se trataba esencialmente de un banquete: se llamaba a los muertos para que asistiesen y compartiesen la comida con los vivos. El mismo tipo de celebración con todos los miembros de la familia divina participando se conocía de Jergal y Ereshkigal, con los dioses ausentes enviando a sus agentes a recoger su parte. La consulta de los muertos era un proceder regular en el mundo Semítico.
Egipto era un caso sui generis. Sería largo entrar en detalles. Parece claro, no obstante, que la línea divisoria entre los muertos y los vivos no era absoluta. Paradójicamente, los dioses se hacían viejos y morían, pero no estaban muertos.
Parece claro que la categoría putativa de los dioses que mueren y resucitan pertenece más naturalmente a un contexto donde la línea de demarcación entre los muertos y los vivos es menos absoluta que en la cultura Griega. Esto también significa que los dioses del antiguo Oriente Medio integrados en el universo simbólico de la religión Griega pueden haber sufrido cambios importantes.
No se puede esperar poder captar las representaciones mentales o lo que se pensaba de cierta deidad en cierto culto. Sólo podemos tratar con las expresiones de esos ideales en el ámbito de los textos, ritos e iconografía. El género literario y el discurso son importantes para la noción de dios. Así, la distinción entre los niveles de ritual y mito es importante para la propia comprensión del rey divino. Ciertas dimensiones de las nociones de dios pueden estar presentes en un género pero ausentes en otro. Es importante distinguir entre el ritual y el mito como dos géneros distintos de expresión religiosa.
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